Entrevista a Rosaura Ruiz Gutiérrez/Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM

Por Antonio Cerda Ardura

Religión y política mantienen retardada la laicidad del Estado mexicano, tal como se demostró esta semana con el debate sobre las leyes antiaborto realizado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (la Corte), en donde el criterio científico fue relegado.

Así lo manifiesta, en entrevista con Siempre!, la bióloga Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Es sencillamente una aberración que en un país laico como México se estén utilizando argumentos religiosos sin decirlo”, afirma la experta en teorías evolutivas, que ha abordado desde las perspectivas científica, histórica y filosófica.

Rosaura Ruiz añade que es un error que el presidente de la república haya participado en este debate, por demás politizado, ya que lo hizo defendiendo sus principios religiosos, lo cual tendría que haber hecho de forma privada.

Células vivas

Doctora, desde el aspecto bioético, ¿hasta que momento se permite o no está prohibida la interrupción de un embarazo?

En el aspecto biológico, me parece muy grave que en este llamado siglo del conocimiento no se tome en cuenta el conocimiento científico. En esta discusión sobre el aborto se debería reflexionar sobre lo que los científicos o la ciencia han avanzado con respecto al entendimiento de la vida. Por ejemplo: si algunos de los ministros se preguntan cuándo comienza la vida, bueno, científicamente se sabe que la vida empieza desde el espermatozoide y el óvulo. Ambas son células y están vivas, de manera que cuando se unen y forman una nueva célula, un cigoto; ese cigoto también está vivo. Es decir, la vida ya es desde antes de que haya fecundación. La célula sexual femenina y la masculina están vivas, por lo que es una aberración decir que se va a garantizar el derecho de un ser vivo, en este caso, de un cigoto. ¿No se debería garantizar también entonces el de las células anteriores? Con esa definición algunos sectores se meten en problemas porque no toman en cuenta el conocimiento científico. Y mi preocupación es que hay quienes sostienen aberraciones como el señalar que si se protege la vida se tiene que proteger a espermatozoides y a óvulos, lo cual tendría consecuencias tremendas.

La siguiente discusión, la que debería ser en términos científicos, es definir cuándo empieza la vida de una persona.

Se ha dicho que la vida comienza cuando un ser es capaz de sentir.

¿Cuándo se empieza a ser persona? Ahí esta el problema. De ninguna manera se puede decir que una célula, a partir de la fusión de espermatozoide y óvulo, sea una persona. Todas las células de nuestro cuerpo tienen un genoma, uno particular, incluso distinto al original, porque en todas las células hay mutaciones. Señalo esto porque se ha argumentado, desde puntos de vista religiosos, que cuando se da esta fusión ya hablamos de un genoma nuevo, de un genoma producto de una célula de un hombre y de una célula de una mujer. Eso lo quieren utilizar. Pero todas las células de un cuerpo humano tienen diferencias. Tendríamos entonces que proteger a cada una de ellas.

Quiero mostrar con esto cómo se cae en aberraciones al tratar de utilizar una idea religiosa tratándola de hacer pasar por una idea científica. Ese es mi punto. Decir que un cigoto, producto de la fusión de las células sexuales, es una persona, es hablar de un criterio religioso, no de una concepción científica, y eso es lo que a mí me parece terriblemente mal. Es sencillamente una aberración que en un país laico como México se estén utilizando argumentos religiosos sin decirlo. Si alguien sostiene que una célula como la que estamos definiendo es una persona, es sólo a través o a la luz de una concepción religiosa, pero no científica. Somos producto de un proceso natural y no hay nada especial que pueda hacer que a esa célula se le denomine persona y se le den derechos humanos que estarían por encima del derecho de la mujer. En ese caso, la mujer embarazada tendría menos derechos que una célula, porque una persona con principios religiosos está definiendo que esa célula es una persona.

 

Derecho a decidir

¿Científicamente cuándo podríamos decir que una unión de células ya comienza a ser una persona a la que se le debe dar protección?

Es un tema difícil y los distintos países han tenido también diferentes posiciones. En México, por ejemplo, gente como Ricardo Tapia, un especialista en el tema, un neurobiólogo que se ha dedicado a estudiar esto, dice que se puede hablar de una persona, realmente de un ser humano, no de una célula o un conjunto de células (un embrión), después de las doce semanas de embarazo. De hecho, él cree que es hasta las 16 semanas cuando realmente se empieza a desarrollar el sistema nervioso central y cuando se puede hablar ya de una persona. En la mayor parte del mundo se ha considerado esta idea, que es totalmente aceptable en términos científicos, y la interrupción del embarazo se permite como algo legal antes de ese tiempo, de las doce semanas, como quedó en la legislación del Distrito Federal, o antes de las 16 y hasta las 20 semanas en algunos países. Esto a mí me parece muy racional porque da tiempo de que una mujer pueda decidir el interrumpir o no el embarazo, y analice criterios, por ejemplo, como el que el embrión esté adecuadamente desarrollado, o si hay una herencia genética trastocada o no, en fin… En ese lapso se tiene la posibilidad de una decisión mucho más racional y mucho más basada en lo que la mujer desea. Se ha mencionado, y yo coincido totalmente, que nadie quiere promover el aborto como una forma de anticoncepción. De lo que estamos seguros es debnque muchas mujeres, por más que se cuidan, tienen un nivel de fertilidad muy alto. Aunque se use condón o anticonceptivos, las mujeres pueden embarazarse aun previendo no hacerlo. Así que sería deseable que tengan el derecho de decidir si quieren o no continuar con ese embarazo. Y no hablemos de los casos de niñas, de jovencitas que empiezan su vida sexual muy temprano y que a los trece o catorce años se embarazan ¿Es justo que una niña que no tiene la información o la capacidad de responsabilizarse de un ser humano no pueda decidir, junto con sus padres, la interrupción de un embarazo? ¡Me parece una monstruosidad! Y ni qué decir de la mujer violada.

Tal vez tendríamos que rebasar esa visión “mocha” que existe en México, por llamarlo con un término coloquial.

Yo creo que sí. Desde hace mucho tiempo México ha estado en el momento, y no sé porqué no lo ha hecho, de responder a los problemas de todo tipo de acuerdo a la base del conocimiento. No hablo sólo del conocimiento científico, sino también de lo que usted me preguntaba, de la bioética, la filosofía, la historia… Todo va avanzando, se van entendiendo mucho mejor los procesos sociales, los biológicos, la astronomía, etcétera. Pero en México decidimos sin tomar en cuenta eso. ¿Se llamó acaso a algún médico para explicar a los ministros de la Corte lo que usted me está preguntando? Yo creo que no. ¿Se les preguntó a los biólogos cómo es que se forma un ser humano, cómo ha evolucionado nuestra especie, qué características tenemos y cómo las hemos desarrollado? No. Sencillamente se decide que hay que eliminar un derecho de las mujeres y se permite que en algunos estados se legisle en contra de la posibilidad de interrumpir un embarazo y punto, sin tomar en cuenta el conocimiento en general. ¿Dónde está el conocimiento en la Corte en estos términos? Creo que quienes se oponen a la interrupción del embarazo lo hacen por razones de tipo religioso. Eso no me parece correcto en un país laico que costó muchísimo construir a partir de la guerra de Reforma y que ha ido avanzando con todo y los retrocesos que ha habido en los últimos años. Estas posiciones han sido un reflejo de ese rezago en la laicidad.

Permea la ignorancia

Aquí entra otro elemento, aparte del religioso. Me refiero al elemento político, cuando el propio presidente de la república se involucra en el tema. ¿Qué tanto se daña así este debate?

Se hace un daño enorme. Le pongo el ejemplo de la que pasó con la influenza. Decidimos qué política tener ante la influenza, solamente con base en la ignorancia. Por el rezago en el apoyo a la ciencia, por la falta de organización en el terreno de lo científico, tuvimos que mandar a identificar el virus, que en ese momento estaba provocando muertes, al extranjero. En lugar de haberlo identificado aquí y de que nos diéramos cuenta de inmediato de que no era tan peligroso como se pensó; se paró la economía nacional y perdimos un porcentaje del Producto Interno Bruto. Y así actuamos siempre, con base en el desconocimiento, en lugar de buscar la información adecuada. No estamos en un país en donde se beneficie el desarrollo de la ciencia y la tecnología y se profundice en la educación científica para los niños. Eso no existe. De manera que lo que decidimos lo hacemos por motivos políticos. ¡Es un error! Todos sabemos, por ejemplo, que el presidente de la república y su familia son católicos, que tienen una posición y lo han dicho. No es que yo esté aquí descubriendo el agua tibia. Ellos han dicho que tienen una religión y están defendiendo sus principios. Ellos tendrían derecho a defenderlos en una forma privada. Pero como presidente de la república, Felipe Calderón no puede defender una posición religiosa argumentando a favor, en este caso, de que esas leyes, que se les han llamado antiaborto, se aprueben. En México y en todo el mundo, laicidad quiere decir respeto a todo tipo de creencias. Por supuesto, también a los ateos; debería también de haber respeto hacia ellos. Y eso está violando los derechos de quienes tienen otras formas de pensamiento. Creo que no se está actuando de una manera correcta en un país laico, y sobre todo, el asunto se trata en la Corte sin tomar en cuenta, no digo que todos, pero sí algunos de los ministros, el avance de la ciencia o el avance de la bioética, o un punto de vista científico-filosófico.