Mantener la unidad del partido
Por José Fonseca
La mitad de la vida es suerte, la otra, disciplina.Carl Zucmayer
Por ahora, en el PRI ha prevalecido la sensatez. La semana pasada se vio a dos políticos profesionales dispuestos a no comprometer la unidad del partido.
El problema a sortear por Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones es el manejo de sus aliados y seguidores, un manejo cuya finalidad es mantener la disciplina, una disciplina que impida que ambos grupos vayan a la confrontación directa.
Esa confrontación directa es el objetivo de todos sus adversarios. Desde las tribunas más diversas, los antipriístas de las opiniones informada e ilustrada operan en beneficio de los adversarios del PRI.
Se emplean todos los recursos para romper lo que hasta ahora parece una sólida unidad del priísmo.
Dependerá de los dos priístas aspirantes a la candidatura presidencial imponer la disciplina que impida que prevalezcan los más exaltados, los llamados línea dura.
En el fondo no hay tantas diferencias entre Peña Nieto y Beltrones. Hay, eso sí, diferentes tácticas que se enmarcan en sus respectivas estrategias.
Los peñistas y beltronistas más exaltados han sido contenidos, pero son susceptibles de arrebatos que pueden echar a perder los mejores y más sensatos acuerdos.
Es tarea de dos políticos profesionales contener a los suyos. Convencerlos de que la contienda es entre correligionarios. Que hoy, como nunca, los adversarios están afuera del partido, no dentro.
Es natural que la desventaja de los beltronistas en los sondeos y encuestas les provoque un mal sabor de boca, cierta frustración. A pesar de eso, si su líder ha mostrado el temple ante la desventaja y busca impulsar una agenda que ciertamente beneficia al partido, ese temple debe contagiarse a sus fieles y aliados.
Los peñistas deben resistir la tentación de cometer el error de la soberbia. Su aspirante lleva una gran, una enorme ventaja, lo cual los obliga a evitar las acciones que humillen a los adversarios.
Por eso tanto Peña Nieto como Beltrones están obligados a contener a los suyos, para evitar errores de juicio que dieran al traste con todo el trabajo desarrollado para mantener la unidad del partido.
Si la unidad se rompe, difícilmente volverán a Los Pinos y a nadie tendrán que culpar los priístas sino a sí mismos.
jfonseca@cafepolitico.com