Pensamiento a fondo
Patricia Gutiérrez-Otero
“Me sobra mucho mes al final del sueldo”:
manta de los indignados españoles.
¿Cómo asimilar tanta información sobre hechos relevantes que están ocurriendo en tan diversos campos a nivel nacional y mundial? ¿Cómo los ciudadanos de a pie podemos tomar posición ante situaciones, acciones, movimientos, noticias mientras luchamos por llegar al fin del mes, lo que para innumerables personas y familias no es pagar el club o la escuela privada, sino algo urgente: comer, mantener un techo bajo el cual vivir —por precario que sea, hasta de lámina—, tener lo necesario para continuar existiendo en este sistema demandante, que incluye lo que Illich llamó el trabajo sombra que no se ve, pero hace posible ir a un trabajo para ganar dinero y vivir: bañarse, vestirse, transportarse, etcétera?
Ver, juzgar, actuar. Son tres elementos esenciales. Ver está relacionado con atender, reunir, evaluar, jerarquizar información de diversas fuentes. Juzgar es tomar partido después de haber analizado. Aquí entra el mundo de referencias que tenemos: ideológicas, éticas, culturales, religiosas, nuestro mismo carácter, nuestro inconsciente personal o colectivo, y nuestra posición social en relación con el tema analizado (ya lo decía el sabio Marx). Actuar decidiendo cómo, dónde, cuándo, con quién. Lo mejor es empezar por pequeñas acciones locales y alcanzables, para no desmoralizarse frente a fracasos, o bien unirse a un grupo con el cual nos identificamos y en el que tenemos confianza (lo que pide pasar otra vez por Ver y Juzgar para saber si ese grupo aquél al que queremos entrar). No hay de otra, porque como dijo Sartre: “Estamos condenados a ser libres”, ¡qué paradoja! Muchos sabemos que esta libertad no es tan absoluta como lo quiso el filósofo existencialista, pero lo que tenemos de libertad es real y es nuestra dignidad.
Hoy quería escribir sobre el fenómeno de la intervención ciudadana en el campo de la información —y otros— a través de los potentes sistemas de comunicación cibernéticos. Por una parte, me atraparon los videos del colectivo Anonymous que salieron a la luz en los últimos días. Incluso vi la película V de venganza, de los hermanos Wachowski, de la cual el movimiento de hackers Anonymous retomó la máscara, algunos conceptos y principios. Busqué más videos, investigué cómo nacieron, cuáles han sido sus actividades más significativas, su relación con Wikileaks. Supe algo de su lema: “Estamos por la libertad de información. Somos legión. No perdonamos. No olvidamos. Esperamos”. Por otra parte, la noticia de la posible extradición del australiano Julien Assange, fundador de Wikileaks, a Suecia acusado de violación, y la posibilidad que de ahí lo manden a Estados Unidos donde podría ser condenado a purgar cadena perpetua por haber reunido y difundido información confidencial de Estados Unidos. Información que el Estado y los Estados no querían que los ciudadanos conociéramos.
Sin embargo, la información reunida aún no me ha permitido llegar al acto de tomar posición para poder hablar de ello, y no sólo transmitir pura información. Invito a los lectores a informarse, y a tratar de ver los lazos que estos grupos, usuarios de la más alta tecnología cibernética que existe hoy, tienen en común con los movimientos de los indignados contra los sistemas financieros que mantienen su pie sobre el cuello de la mayor parte del planeta.
Además, opinamos que se respeten los Acuerdos de San Andrés, a los pueblos indígenas y sus derechos comunitarios, que se limite el ejercicio de las transnacionales y los monopolios en nuestro país, y que el ejecutivo respete la palabra dada.
pgutierrez_otero@hotmail.com
