Especie en extinción
José Fonseca
Dichoso quien entre los escollos de la política
y la guerra conserva su honor intacto
Simón Bolívar
La declinación del senador Manlio Fabio Beltrones ha chasqueado a quienes, desde el gobierno, desde otros partidos y, hay que decirlo, hasta desde dentro del PRI pretendían echarlo a pelear con Enrique Peña Nieto.
Ha declinado con dignidad y ha dado así una lección de lealtad partidista, en una época en la cual la deslealtad es premiada. Ha preferido el senador sonorense mantener el respeto a sí mismo, pues quien lo pierde, pierde todo.
Nadie duda de que el senador Beltrones participará en la campaña del candidato presidencial de su partido, pues se trata de uno de esos políticos que parecen especie en extinción: políticos que cumplen la palabra empeñada.
El reto es ahora para tantos priístas, más de los que se cree, muchos de los cuales son leales cuando ven la oportunidad de satisfacer sus ambiciones.
No es casual, por ejemplo, que en los estados donde la deslealtad facilitó el camino a los triunfos de coaliciones PAN-PRD sea donde coincidentemente surgen los reclamos contra el Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Algunos protestan por la simple razón de que las coaliciones priístas con el Verde y el Panal les impedirán ser senadores o diputados, pues estaban seguros de ganar colgados de los faldones del candidato presidencial Enrique Peña Nieto.
No es que sean malos priístas, no, son malas personas, pues igual serían desleales en cualquiera otro partido.
La declinación de Beltrones compromete a Enrique Peña Nieto. Le compromete a no desaprovechar el talento de un político maduro y creativo, quien puede ayudar a la urgente tarea de que entre los mexicanos renazca la esperanza en el futuro propio y en el de su patria.
Es previsible que pronto los más fieles seguidores del mexiquense tengan que demostrar su lealtad. Primero, actuando con generosidad con todos aquéllos a quienes vieron como competidores. Segundo, contribuir con todo su esfuerzo para unificar al PRI, pues sólo unidos pueden ganar la elección presidencial.
Dice el proverbio irlandés que quien vive sin disciplina muere sin honor. Mucha disciplina necesitarán los priístas para no ser rebasados por las ambiciones de los más mezquinos y las intrigas urdidas por los malquerientes.
La misma disciplina y lealtad partidista mostrada por el senador Beltrones en su declinación a competir por la Presidencia.
jfonseca@cafepolitico.com