El gozo se les fue al pozo

Yazmín Alessandrini

Al igual que la elección mexiquense de julio pasado, la elección michoacana de hace una semana resultó ser un laboratorio de lo que veremos el año próximo en el proceso electoral federal. Y tal como sucedió en el Estado de México hace cuatro meses, en Michoacán también ganó el candidato a gobernador del PRI, en este caso Fausto Vallejo Figueroa, quien se impuso a la panista Luisa María Calderón Hinojosa y al perredista Silvano Aureoles Conejo.

Y en otra similitud con lo sucedido en el Estado de México, en territorio purépecha los derrotados tampoco aceptaron de buena gana que fueron vencidos limpiamente, aunque en esta ocasión me sorprendió particularmente la tranquilidad con la que el aspirante del Sol Azteca aceptó el resultado con mesura y resignación, mientras que la señora Cocoa y el dizque coordinador de campañas del PAN, Juan Molinar Horcasitas, han hecho del pataleo, el lloriqueo y la rabieta sus principales recursos para negarse a aceptar el revés.

Qué distinta la actitud de este par de dos cuando apenas se cerró la última urna en Michoacán hace una semana y de inmediato salieron sonrientes y victoriosos con los brazos levantados “ratificando” su contundente triunfo. Sin embargo, el destino electoral en unas cuantas horas le dio una sopita de su propia cocoa con los primeros resultados parciales de la elección. El gozo se fue al pozo y enseguida la señora Calderón Hinojosa enseñó el coco-cobre y empezó a despotricar a diestra y siniestra embarrando y salpicando incluso a su propio hermano, el presidente Felipe Calderón Hinojosa.

¿Pues qué pasó, dónde se metió toda esa horda de panistas que antes de la elección michoacana decían fuerte y quedito que el botón de muestra de que la guerra contra la delincuencia y el narcotráfico emprendida por el gobierno calderonista presumía sus mejores resultados en Michoacán? Porque apenas la suerte les dio la espalda al negarles la gubernatura, tanto como Cocoa como el dizque coordinador de campañas del PAN comenzaron a vociferar que grupos criminales ligados al narco salieron a las calles en distintos municipios con sus camisetas rojas para operar en favor del PRI. ¡Vaya tontería!

Con esto, la señora Cocoa y el señor Molinar exhibieron su pequeño colmillo político y, de paso, le dejaron ver a la militancia panista que son bipolares, porque cuando ganan son toda alegría y felicidad, pero cuando pierden, ¡cuidadito!, se ponen amnésicos y agresivos.

 

Ebrard, civismo y solidaridad

Y ya que hablamos de victorias y derrotas preelectorales, bien les caería a los del PAN prender la televisión cuando Marcelo Ebrard Casaubón acapare cámaras y micrófonos, porque aprenderían un poquito de civismo y solidaridad. Finalmente, al jefe de Gobierno del Distrito Federal no le favoreció el resultado que arrojó la encuesta que definió al candidato de la izquierda para las próximas elecciones federales, honor que le corresponderá al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, aunque en su lenguaje corporal y su mirada se trasluce la tristeza y la decepción, en ningún momento perdió la vertical y, con enorme congruencia con lo que fue su discurso previo a esta encuesta, aceptó la derrota como los machos y se puso al servicio de su partido para ayudar al ganador, como lo prometió.

yazminalessandrini@yahoo.com.mx

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