El ex gobernador presentó su libro México, la gran esperanza
Nora Rodríguez Aceves
Lograr una democracia de resultados a través de la formación de mayorías en Congreso, de mejorar la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo; de acercar el sistema político a la sociedad; y de una rendición de cuentas efectiva. Acelerar el crecimiento económico sustentable, impulsando una Reforma Energética. Construir una sociedad del conocimiento, desarrollando nuestro capital humano. Un México sin pobreza. Seguridad pública efectiva y sistemas de justicia eficiente. México, actor global. Que todos paguemos los justo: reforma fiscal integral, son algunas de los temas, “obsesiones”, que Enrique Peña Nieto expone en su libro México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados.
Oferta política
En la presentación de su libro, el pasado 23 de noviembre, en Casa del Lago en Chapultepec, el ex gobernador del Estado de México dejó en claro que de ninguna manera se trata de “una oferta política” sino de un conjunto de ideas, que en algún otro momento ya había señalado y publicado en distintos medios, así como algunas otras más, “sobre la condición que vive el país y hacia dónde creemos puede transitar en los próximos años, hacia dónde están los mayores desafíos, retos y abre de decir obsesiones, hacia donde realmente debemos llevar a este país, y por qué lo hago, porque me parece congruente con la aspiración pública que también he señalado de aspirar a ser el candidato de mi partido —el PRI— en la contienda por la Presidencia de la República y el aspirar a ser el presidente de todos los mexicanos y, que ello merecía y exigía que hubiese un punto de partida donde se conociera al menos y de manera sucinta ¿qué piensa? ¿qué propone? y ¿qué realmente visualiza sobre lo que este país puede alcanzar”.
“De ninguna manera se trata de una oferta política y menos en razón de la restringida legislación electoral que hoy tenemos que limita tiempos y espacios para quien aspira a ser el representante de un partido político pueda postular tesis y propuestas de gobiernos”.
En la introducción de su libro, el aspirante presidencial priísta señala que “es inadmisible que México esté a la deriva, sumergido en la violencia y el deterioro económico. No acepto que en nuestro país —a pesar de sus grandes fortalezas, capaces de sustentar un gran futuro para sus hijos— prive ahora un clima de incertidumbre y preocupación. Nuestra generación tiene el reto de acabar con el miedo y renovar la esperanza”.
“…En estos años, un Estado disfuncional nos ha arrastrado por una pendiente al ser incapaz de crear las condiciones mínimas de seguridad pública, crecimiento económico, empleo digno, educación, y seguridad social de calidad; aun así, contamos con la fuerza para alcanzar un nuevo pacto social que construya un estado Eficaz que, en los hechos, nos permita a todos los mexicanos gozar de la libertad para realizar el proyecto de vida que nos propongamos sin que la violencia, el origen familiar, regional, de género o étnico sean barreras para alcanzarlo”.
En ese mismo tenor, crítica que “los gobiernos del PAN se han dedicado a mirar al pasado en lugar de construir el futuro. En muchas ocasiones, pareciera que se quedaron atrapados en los ochenta y noventa, hablando de una transición a la democracia electoral que, como dice José Woldenberg, es ya «un hecho del pasado», en lugar de concretar sus esfuerzos en negociar, pactar y construir una agenda para el México del Siglo XXI”.
Y apunta el aspirante presidencial del PRI, “su misión no ha sido transformar a México, sino derrotar al PRD en el 2006 y ahora al PRI. Pareciera que no ha asimilado una lección básica de la democracia y del comportamiento democrático: no hay ni ganadores ni perdedores permanentes. En la democracia a veces se gana y a veces se pierde. Las elecciones no deben de ser una batalla a «muerte», ni mucho menos deben dominar las decisiones públicas durante todo un sexenio. Sin embargo, esta obsesión los ha llevado a polarizar el país, cruzando la frontera de un debate y un lenguaje democrático, al utilizar expresiones que tienen más tintes autoritarios que de tolerancia , como acusar a un partido y a un candidato de ser «un peligro para México», o a otro partido de ser «una regresión autoritaria»”.
Desencanto democrático
Más adelante, en el capítulo 2: “Lograr una democracia de resultados”, Peña Nieto apunta que en México la desilusión con la democracia es preocupante. De acuerdo con la encuesta Latinobarómetro 2010, “nuestro país tiene el nivel más bajo de satisfacción con esta forma de gobiernos en América Latina. Unicamente 27 por ciento de los mexicanos se dice satisfecho con la democracia, mientras que el promedio de satisfacción de la región es de 44 por ciento”.
Insatisfacción que, de acuerdo a Enrique Peña, está relacionada “con altas expectativas que generó la alternancia y su posterior fracaso para plantear una agenda estratégica de transformación del país, que tuviera el respaldo de una mayoría en el Congreso. También se debe a un alejamiento, cada vez mayor entre los partidos políticos y la sociedad”.
Para revertir esta situación, de una democracia electoral, y alcanzar una democracia de resultados el ex gobernador del Estado de México propone cuatro transformaciones clave: “La construcción de mayorías estables en el Congreso, mejorar la relación y el diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo, crear una vinculación mucho más estrecha entre el sistema político y la ciudadanía, así como profundizar la transparencia y la rendición de cuentas”.
El autor de México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultado, afirma que “la tarea de gobernar requiere tener claridad del momento histórico que vive el país y el mundo. Los gobiernos del PAN no han tenido dicha claridad. Al parecer, no han comprendido a cabalidad que México se quedó a medio camino entre siglo XX y el Siglo XXI y, que por ello, el proceso de reformas tiene que ser profundo e integral, mirando al futuro y no al pasado”.
Grandes retos
Ahí están los grandes retos, dijo Enrique Peña Nieto, “las que debieran ser las grandes metas nacionales: en primer lugar, que los derechos de todos los mexicanos no sean sólo aspiraciones plasmadas en la Constitución, sino que en verdad los disfrutemos en al vida cotidiana; que pasen del papel a la práctica; es logar un verdadero derecho a la seguridad pública, aprender lo que se ha hecho en esta materia, para reforzar lo que aún nos falta por hacer; es que el acceso a la salud y a la seguridad social sean una realidad para todos los mexicanos; que todos los niños, sin importar su origen, reciban una educación de calidad y tengan acceso a las nuevas etnologías; que ningún joven abandone la preparatoria por falta de recursos, o que se quede sin ir a la universidad porque no hay lugares suficientes para todos”.
Aseguró que también está convencido “y ésta debe ser otra obsesión, el crecer económicamente, crecer económicamente para desarrollar los empleos que la población demanda. En los últimos 10 años hemos retrocedido y lo único que hemos generado es mayor desempleo, especialmente, en nuestro sector joven, donde prácticamente el 10 por ciento no tiene oportunidad de tener un empleo, ahí esta el libro para que ustedes puedan conocer lo que he propuesto hoy aquí y en otros espacios en los foros a los que convocara recientemente mi partido, en todo un decálogo de lo que estimo pueda apuntalar el crecimiento económico, pero hay una ventana de oportunidad, la apertura en Pemex, la apertura que permita o más bien que garantice que el Estado mexicano mantenga la propiedad de los hidrocarburos, pero que facilite que en alianzas estratégicas con el sector privado potencie la productividad de esta gran empresa de todos los mexicanos, solo en este tema, estoy convencido que ahí hay una gran ventana de oportunidad, la inversión que Pemex realiza cada año es superior a la sumada de todas las empresas que cotizan la bolsa mexicana de valores realizan cada año, de ese tamaño es la inversión de Pemex y de ese tamaño es el potencial que se tiene de lograr mayores inversiones productivas en Pemex que generen empleos que generen productividad y por supuesto crecimiento económico generación de riqueza y sobre todo mayor equidad en el reparto de la misma”.
Un Estado que dé resultados
Y finalmente, un tema central en todo esto es “el lograr que México se posicione con mayor liderazgo y recupere el prestigio que tenía en el contexto internacional. México era un referente porque tenía liderazgo, porque sus prácticas y políticas públicas terminaban por ser ejemplo en otras naciones para lograr este propósito de reposicionamiento y liderazgo de México en el contexto internacional lo más importante es lograr que a su interior México tenga un mejor desempeño en su economía, en el combate frontal y de raíz de la pobreza, en la oportunidad de generar desarrollo para todos mexicanos, el lograr mayor éxito en estas tareas sin duda harán que México vuelva a tener o se convierta nuevamente en el gran referente, que lo fue, en el contexto internacional”.
El libro México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados tiene, según Peña Nieto, el objetivo de “poner en el debate público las ideas para crear un Estado eficaz que dé resultados”.