Entrevista a Francisco Abundis/Director asociado de Parametría
Nora Rodríguez Aceves
La elección en Michoacán fue muy polémica, porque hubo mucha información pública que sugería que la ganadora sería la hermana del presidente de la república, Luisa María Calderón, aunque por fortuna los que tenemos información interna de los partidos, de las campañas, teníamos otra opinión.
“En este sentido, fue una elección interesante también por cómo se puede crear toda una percepción o la diferencia que puede haber entre la información interna y la información pública; de ahí que a mucha gente al parecer lo sorprendió esta elección, precisamente, porque algunos diarios habían dado arriba a Luisa María Calderón y nos encontramos con que el lunes por la mañana, ya que tenemos el Programa de Resultados Electorales Preliminares completo, en realidad era Fausto Vallejo el que estaba arriba. Para algunos era normal lo que estaba pasando, porque contábamos con otra información que no era pública, pero ciertamente es preocupante porque se crea una percepción de que las encuestas no están midiendo bien, el método no está funcionando, y ésa es una parte que no tiene que ver tanto con investigadores sino con medios de comunicación que no están discriminando bien la información que publican y diarios que han construido una reputación de mucho tiempo pasan a quedar en entredicho porque no es solamente por el dato sino por cómo difiere este dato de otras mediciones que, si no eran públicas, existían”, señala Francisco Abundis, director Asociado de Parametría.
“Hay que recordar que cualquier medición o estimación preelectoral no es más que una estimación, que todos tenemos la posibilidad de errar o equivocarnos en una medición, porque además la medición siempre tiene una distancia entre el día que se hace y el evento como tal.”
Las encuestas no influyen
En este contexto y ante la constante inquietud de los actores involucrados en un proceso electoral sobre el impacto que pueden tener los estudios de medición para influir en las preferencias electorales, el director de Parametría explica a Siempre! que “las mediciones difícilmente influyen en el electorado, ahí se parte de un supuesto que incluso lo comparte el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electoral, donde se asume que la información puede ser perjudicial o dañina para el elector si esa información no se cuida; de hecho de ahí viene la idea de no poder dar información una semana antes, cinco días antes, tres días antes, de la elección. explico brevemente por qué es muy poco probable que esta información pudiera cambiar alguna tendencia electoral: primero, se tiene que enterar el elector, tiene que saber que existe; segundo, esta información tendría que cambiar su preferencia, y tercero, esa preferencia tendría que ir en el mismo sentido, a favor o en contra de un solo candidato; que estos tres eventos sucedan es muy poco probable: que se entere el elector de una medición final o muy próxima a la elección y que esto necesariamente implique un cambio de opinión, y que esta opinión —que es lo más difícil de que se cumpla— va en un solo sentido, es decir, si me entero, de que va ganado mi candidato, entonces qué hago, salgo a votar o no, cambio mi voto o no; y si esto es así, en el elector promedio debería de ir en todo sentido, no necesariamente hacia un solo candidato. Entonces como es muy poco probable que estos tres eventos se presenten, es poco probable que las encuestas influyan”.
“Lo que es cierto es que influyen sobre el ánimo, sobre tomadores de decisiones, crean expectativa y de hecho por eso Michoacán es un buen ejemplo, porque se creó toda una expectativa alrededor del posible triunfo de una candidata y los electorados fueron autónomos y la mejor muestra es ésta. El electorado actuó de manera autónoma, según sus preferencias, y el electorado no se deja llevar ni por corrientes de opinión ni por encuestas. Eso fue realmente lo que probaron los michoacanos, lo cual a quienes nos dedicamos a hacer el análisis del elector nos da mucho gusto, porque dice que este elector no se deja llevar por corrientes de opinión que se pueden crear a través de medios de comunicación, un círculo rojo, no solamente de encuestas sino en general; Michoacán es una buena prueba de que eso no es suficiente, el electorado decide como mejor prefiere.”
Frente a la guerra de encuestas que se hizo evidente en este proceso electoral al final del día de la elección, donde cada candidato salió con sus propios resultados con base en los números de sus propias encuestas de salida, por ejemplo de acuerdo con información publicada en los diarios, el PAN salió con tres encuestas de las empresas: Muévete Mercadotecnia Activa, Espacio Muestral y ARCOP; el PRI con dos: una de Ulises Beltrán, y la otra de una empresa local del occidente del país, Proyecta; y el PRD con una de Mendoza-Blanco.
Francisco Abundis, quien se ha desempeñado como consultor del gobierno federal, de gobiernos locales, partidos políticos y organizaciones internacionales, señala que “es aquí donde pedimos ayuda a nuestros amigos de los medios de comunicación, que por fortuna ya empiezan a distinguir y se distingue a partir del récord de qué decimos, de si la información que tenemos el día de la elección es precisa o no, siempre asumiendo que uno puede equivocarse, que uno podría no estar midiendo bien, pero si hay algún tipo de récord que no suena como muy casual, que suena no como equivocación sino más bien cuando los números se empiezan a utilizar de manera política, que es lo que más nos daña”.
Códigos de ética
“En esta elección —continúa Abundis— para fortuna quedó más o menos claro quién hace las funciones de investigación, que por cierto es una función única. La mayor parte de los códigos de ética de las organizaciones europeas o estadounidenses como la European Society for Opinion and Marketing Research dicen que no es posible hacer la labor de investigador, de estratega, de publicista, de comunicador; se hace una sola labor, y es investigar. Si en este mercado que se está creando este investigador también se confunde con lo siguiente, que es el estratega y con el que hace las campañas, no se puede hacer todo, está muy claro que quien hace esto, no puede hacer propaganda, no puede hacer publicidad y la información tiene que ser eso, información. Si la información se empieza a utilizar como comunicación, como propaganda, que es lo que está pasando con estas mediciones a las que te refieres, entramos en problemas, ya no somos investigadores ya somos estrategas o ya somos comunicadores, pero no investigadores”.
“Estamos en un momento en el país donde estas prácticas no están bien definidas, hay mucha gente que se dedica a hacer campañas y se presenta como investigador y utiliza esta confusión o esta posición, esta falta de definición en el mercado. Michoacán es un ejemplo extraordinario de cómo eso nos puede crear nuevamente una expectativa, porque estamos recibiendo información que más que ser de investigación es información creada para la propaganda, y se crean estas corrientes de opinión; pero cuando se tiene investigación, la investigación suele decir otras cosas.”
En ese mismo tono, el también maestro en Políticas Públicas, por la Universidad de Oxford, y maestro en Asuntos Internacionales por la Universidad de Columbia, responde a quienes afirman que las encuestas son propaganda y son de quién las paga. “Realmente, las encuestas son, en sentido estricto, de quien las paga porque finalmente es su información y ellos deciden si la publican o no, pero la idea de que el ganador sea necesariamente el que pagó por la medición, en la investigación seria, porque somos Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública, eso no pasa; más bien, lo que pasa es que se la guardan abajo del colchón y van a publicar tal vez meses después, cuando les vaya mejor o van a publicar algo, y ahí es donde empezamos con los problemas, que no es un producto de investigación es un producto de propaganda, y otra vez se está generando esta idea de que se presentan como investigadores, pero en realidad están haciendo publicidad, y si no se distingue eso y si los medios no distinguen quién hace publicidad y quién hace investigación, se crean estas confusiones”.
De ahí que los códigos de ética sean tan estrictos, tan claros en: “no se puede hacer más que esta función, más que investigar, por lo menos los que estamos en organizaciones como la AMAI o en otras organizaciones como ESOMAR, son muy estrictos esos códigos de ética, sin embargo, es tener una señal de garantía. De hecho en esta semana tenemos exactamente los dos antiejemplos, es decir, cuándo esta información puede funcionar y cuándo esta información genera ruido. Hubo un grupo de partidos que decidieron que su candidato iba a ser seleccionado a través de una medición de opinión; ambas son muy buenos colegas, muy profesionales ambas son empresas AMAI, y la medición salió tal cual y ambos candidatos reconocieron que se atenían a los resultados; hoy esas fuerzas políticas tienen un candidato; esa es parte de la utilidad social, porque es eso, evitar conflicto, dar claridad a una elección; se cumplió ahí. Aquí, en Michoacán, estamos hablando de la antítesis, donde por cierto no hubo ninguna empresa AMAI, hubo empresas de propaganda, no de investigación y es ahí donde tenemos estos nombres que leíste, exactamente lo que tenemos que empezar a distinguir, no todo el mundo que se presenta como investigador lo es, tenemos que empezar a ver su currículum y qué hace; algunas de estas empresas dicen en su página de Internet expresamente que hacen investigación y que además hacen campaña; en estos manuales de ética, códigos de ética de los cuales estamos hablando, eso no es posible, y en México está pasando”.