Se reelige Cristina Fernández

Bernardo González Solano

La duda se disipó. Las encuestas no fallaron. En la primera vuelta de los comicios del domingo 23 de octubre, la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner (de 58 años de edad, en el cargo desde el 10 de diciembre de 2007), fue reelegida para un nuevo periodo de cuatro años que comenzará el sábado 10 de noviembre, con el 53.26% de los votos.

A dos años de convertirse en sexagenaria, Cristina —como le llaman popularmente los argentinos— obtuvo la mejor votación desde el regreso de la democracia al país en 1983. En aquel momento, el radical Raúl Alfonsín llegó a la presidencia con el 51.75%.

De tal forma, Cristina gobernará en forma consecutiva 12 años, algo que podría considerarse histórico ya que ni el propio Juan Domingo Perón (1946-1955), ni el periodista neoliberal Carlos Menem (1989-1999) lo consiguieron.

Cristina presume una ventaja sin precedente —36 puntos—  sobre el candidato que logró el segundo lugar, el socialista Hermes Binner (17.11%), la diferencia más importante desde la elección del general Perón en 1973 (62% de los votos).

Las encuestas aseguraban, desde hace varias semanas, que Cristina —apoyada por la vertiente de izquierda del peronismo— podía superar el 50% de la votación con la que evitaría una segunda vuelta (de hecho con el 45% de los sufragios o el 40% con una diferencia de diez puntos sobre el segundo lugar); si lo alcanzaba Cristina rompería otro record histórico. Y lo rompió. De paso, evitó que las encuestadoras se equivocaran, como suele suceder.

Ahora hay muchos padres de la victoria, pero hace pocos meses había incertidumbre. La propia Cristina lo manifestaba más o menos claramente. En mayo dijo: “Di todo lo que tenía que dar”, no había más que decir. La poderosa viuda, obsesionada con su apariencia física, con temperamento de hierro, no cejó en su propósito de continuar en la Casa Rosada después de la elección presidencial.

Favorecida por la división de los partidos opositores y por el crecimiento de la economía aunque en el horizonte se vislumbran signos de calentamiento, la presidenta argentina, de centro izquierda, demostró a sus gobernados que tenía el liderazgo necesario y que era capaz de gobernar su país pese al fallecimiento de su esposo Ernesto Kirchner, el anterior mandatario de 2003 a 2007.

Opinión

Graciela Romer, politóloga argentina, al respecto manifestó: “Es el gran éxito de Cristina haber demostrado que es ella la que tiene en sus manos las riendas del Ejecutivo aun cuando vivía su esposo Néstor, aunque muchos suponían un poder bicéfalo a la cabeza del Estado”. Según un acuerdo tácito, seria Néstor el que dirigiría el nuevo mandato. Pero el destino se lo impidió: falleció el 27 de octubre de 2010 víctima de un ataque cardiaco.

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Los analistas se preguntan hasta qué punto continuará Cristina el “modelo kirchnerista”. Sin su mentor político ¿Cristina será capaz de conducir el país y, sobre todo, controlar a los barones del partido peronista? Inseparables, ambos militaban en las juventudes peronistas en la Universidad de La Plata (provincia de Buenos Aires) antes de huir del golpe militar en la  Patagonia (1976-1983), donde establecieron un bufete de abogados.

Durante mucho tiempo más conocida que su esposo, Cristina hizo sus primeras armas como senadora en los escaños del Congreso. Oradora infatigable, capaz de hablar durante horas sin recurrir a notas, Cristina no dejó en sus mítines electorales de referirse a su esposo, en muchas ocasiones al borde de las lágrimas, tocando el corazón de los argentinos. Uno de sus colaboradores en la Casa Rosada, comentó: “En realidad, ella hizo de su duelo una verdadera arma de campaña borrando algunas asperezas de su personalidad que irritan a la opinión pública”.

En lo interno como en lo externo, desde el fallecimiento de Néstor, Cristina no se quitó el vestido negro. Duelo permanente.

Además, lo negro le va bien. Con ello conseguía que se olvidaran los excesos de coquetería del pasado y su afición desmesurada por los vestidos de marca.

Asimismo, durante la campaña se mostró menos agresiva en sus discursos en público, propiciando, de antemano, el consenso con lo que lograba romper con el estilo frontal de su difunto marido.

Por otra parte, Cristina se libró de las consecuencias de su caída de popularidad en 2008 (al 30%), a raíz del conflicto con los agricultores a quienes quería aumentar impuestos. Esta larga confrontación le costó la mayoría parlamentaria en 2009.

Manuel Mora y Araujo, presidente del Instituto de Sondeos IPSOS en Argentina, explica: “Su actual éxito se debe, en gran medida, al regreso del crecimiento económico”. Lo que demuestra, sin lugar a dudas, que Cristina tiene un talento político poco común.

Fibra sentimental

Además, sabe usar la fibra sentimental. Su viudez le permite presentar una imagen menos autoritaria y más consensual, en nombre de la “unidad nacional”. Vale la pena repetirlo: su reelección le permitirá doce años en el poder, otro récord en Argentina. La Constitución no le permitirá otra reelección en 2015. Hasta ahora.

Sobre el particular, Beatriz Sario, escritora, ensayista y crítica literaria argentina, abunda: “Nadie duda de la victoria de Cristina. Las elecciones presidenciales argentinas están ganadas desde las primarias abiertas que tuvieron lugar el 14 de agosto”… Lo que se llamó «transición democrática» ya es un capítulo cumplido. No hay más transición, sino continuidad institucional, sea quien sea el presidente elegido… Valdría la pena, entonces, examinar qué democracia ha quedado después de la transición. El partido de gobierno, que une a casi a todos los afluentes peronistas y lleva como rótulo Frente para la Victoria, ha desbaratado al resto de las representaciones políticas… El gobierno que resulte de estas elecciones será el más fuerte y concentrado de los últimos 30 años. El sistema político es, en cambio, el más débil y disperso. Esta es la paradoja argentina. Refleja una realidad difícil de aceptar: la democracia es, en estas tierras, un sistema atenuados por tres rasgos que el peronismo (kirchnerista o no kirchenista) perfeccionó a lo largo de su historia: verticalismo, centralismo y carácter plebiscitario”.

Carro completo

Los argentinos votaron el domingo 23 para elegir 130 diputados, 24 senadores y nueve gobernadores. La formación presidencial, Frente para la Victoria, recuperará, a partir del 10 de diciembre próximo, la mayoría en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, que perdió en las legislativas de 2009. La presidenta Cristina Fernández dispondrá, por lo tanto, de un poder casi absoluto, más importante que después de su primera elección en 2007, cuando recibió el 43.65% de los sufragios.

Los comicios dominicales han tenido un efecto devastador en la oposición, porque nadie logró un techo que le permita presentarse como la alternativa. El mejor situado ha sido el actual gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner con un 17% del voto, lo que supone un aumento interesante sobre lo obtenido en las primarias del pasado mes de agosto (10.18%), pero que lo deja muy lejos de Cristina Fernández  y con una ingente labor por delante.

Binner, de 68 años de edad, no tendrá fácil ejercer como líder de la oposición, por que no es un diputado ni senador, y por que dejará el cargo de gobernador en diciembre próximo.

Quien sí dispone de una estructura partidaria es la Unión Cívica Radical, que celebrará un congreso en diciembre próximo para decidir el destino de Ricardo Alfonsín, que se vio relegado a una tercera posición con el 11.1% de los votos.

Mientras son peras o manzanas, el hecho es que Cristina Fernández continuará siendo la presidenta de Argentina. Para ella, después de haber sido ovacionado por su triunfo en la mítica Plaza de Mayo, frente al palacio presidencial —la Casa Rosada—, el principal desafío es la lucha contra la inflación galopante: 30% según los institutos privados.

En el plano político, cuenta con el apoyo de los jóvenes militantes de La Campora, un movimiento que dirige su hijo mayor Máximo Kirchner y que reivindica la juventud peronista de izquierda de los años 70. La Campora aseguró en los comicios siete escaños en la Cámara de Diputados además de ocupar puestos importantes en las empresas públicas.

Cristina Fernández es una presidenta triunfante. Para reafirmarlo, si eso fuera necesario, el jueves 27 de octubre inauguraría en Rio Gallegos, la ciudad natal de su difunto marido en la Patagonia, un imponente mausoleo de mármol donde reposará, para siempre, el cuerpo de Néstor Kirchner, convertido en un nuevo mito peronista.

Sí, Cristina Fernández viuda de Kirchner cuenta con un talento político poco común. Nada que ver ni con Evita, ni con Estela. Mujeres argentinas de otros tiempos.