Intervención del crimen: una coartada

 Teodoro Barajas Rodríguez

Michoacán.- Alguna vez Abraham Lincoln, el presidente norteamericano que abolió la esclavitud teniendo como desafío la guerra civil, dijo en un memorable discurso aspirar a “que no perezca sobre la faz de la tierra el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. La convicción democrática se ejerce a plena luz y a cielo abierto, pero hay quienes no lo reconocen e inventan un caudal de medias verdades o mentiras absolutas para justificarse.

El presidente Felipe Calderón Hinojosa no reconoce que su partido y su consanguínea Luisa María fueron derrotados, clama que un poder fáctico, el del crimen organizado, influyó definitivamente en Michoacán; qué pena que enturbie de esa manera un asunto de esa magnitud: la gobernabilidad en su estado natal.

Han transcurrido los días y el presidente Calderón continúa con sus expresiones en las que atribuye al crimen una presunta injerencia en materia electoral, ya resulta cansado ese discurso, repetitivo y plañidero, lo que  indica que ha resultado un fracaso su guerra contra las bandas delictivas. Es la primera vez que el mandatario de todos los mexicanos, no sólo del PAN, no felicita al ganador de una contienda, es decir a Fausto Vallejo Figueroa, malas señales sin duda. Sabemos que tiene una terrible fobia al PRI, pero de eso a ocupar todos sus foros para hablar de las elecciones en Michoacán en la forma que lo hace, deja mucho que desear.

Muchos analistas señalan que ante las reiteraciones en sus argumentos en torno a los comicios en Michoacán, por qué no hicieron algo las autoridades competentes, si tenían y tienen la fuerza coercitiva del estado, Luisa María Calderón Hinojosa se dijo ganadora en cuanto la ley permitía hacer expresiones de esa índole, su gusto y emoción no se disimulaba ni un ápice, hasta entonces nadie del PAN descalificó los comicios.

Me pregunto qué habría ocurrido si ellos hubiesen sido los ganadores, para muchos queda claro que no saben perder. A partir de ahora los candidatos perdedores podrán decir que su derrota fue por la intervención del crimen. Una coartada.

Me parece que el discurso presidencial es una estrategia para ensuciar desde ahora la próxima elección federal, en la que muchos indicadores señalan que el PAN será derrotado porque están en un lugar distante en las encuestas sus tres aspirantes: Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero. Los mencionados no concitan un apoyo importante de la sociedad, no son los fenómenos mediático ni lumbreras del pensamiento político. Estamos a unos meses de los comicios en los que se dibuja desde hoy la alternancia.

Fausto Vallejo le ganó a Luisa María Calderón Hinojosa, hace unos años derrotó a Juan Luis Calderón Hinojosa por la presidencia municipal de Morelia. Se trata de datos duros e incontrovertibles.

El gobernador Leonel Godoy Rangel ya reconoció el triunfo del priísta Vallejo Figueroa, hizo el llamado a realizar una transición pacífica, es un asunto de responsabilidades y valores democráticos que no todos tienen. Nos queda claro.

En general la gente que no tiene vinculación con partidos políticos está cansada de imputaciones dolosas, verdades a medias, caprichos disfrazados de argumentos; es momento de perfilar acuerdos, consensos que faciliten la tarea de gobernar, sólo que si los signos que se envían son de confrontación, será poco menos que imposible.

Michoacán es una entidad que ha sido golpeada por la incidencia delictiva ante autoridades rebasadas que tienen una gran deuda, se lanzan la bolita de una instancia a otra, pero de eso a decir que la elección en Michoacán fue definida por el narcotráfico es simplemente una mezquindad, una más. Es una forma grosera de insultar la inteligencia de los electores.