Ya no quieren a Putin en el poder
Alexander Serikov
El pasado 4 de diciembre se celebraron en Rusia elecciones parlamentarias. Los siete partidos políticos salieron ese día con los sables desenvainados para conseguir el número más grande posible de escaños – de un total de 450 – en la Duma, Cámara baja del parlamento ruso. El partido Rusia Unida encabezado por el primer ministro Vladimir Putin esperaba de estas elecciones tal número de escaños que le permitiera – como lo fue en las elecciones pasadas de 2007 – aprobar en el parlamento cualquier decreto o ley sin ningún problema. Pero esta vez el electorado no permitió que esto sucediera. Y el partido Rusia Unida que, según el presidente Dmitry Medvédev, representa el 50 por ciento de la población rusa, obtuvo, según datos de 99.99 por ciento de las boletas escrutadas (para el momento del cierre de esta edición), el 49.3 por ciento. Es decir, el partido gobernante perdió esta vez un 14 por ciento de votos en comparación con el año 2007. Medvédev se vio obligado a reconocer que las pérdidas de su partido en las elecciones son “resultado de la democracia real que funciona, digan lo que digan”.
Sea lo que sea, los resultados indican, obviamente, que la población está dando la espalda al partido gobernante. Los que apoyaron sin reserva a este partido fueron las repúblicas nacionales autónomas, de ellas Chechenia consiguió el 99.48 por ciento de votos a favor del partido Rusia Unida. Mientras que en las repúblicas con la mayoría de población de nacionalidad rusa – sobre todo en la parte europea, central y norteña del país y en Siberia – unos 30 o 40 por ciento votó a favor del Kremlin. Otros partidos que obtuvieron más del 7 por ciento de votos necesarios para que sus candidatos pasen a la Duma, terminaron con resultados bastante buenos. Pero los analistas políticos destacan que esto se debió, en gran parte, a que los ciudadanos que no querían votar por el partido gobernante, dieron sus votos a uno de los partidos que podría hacer competencia a Rusia Unida.
Entre ellos el Partido Comunista con el 19.2 por ciento de votos ganados, Rusia Justa con el 13.25 por ciento y el partido nacionalista Liberal Democrático con el 12 por ciento. Muchos lamentaban la ausencia en las boletas electorales la opción de votar “contra todos los partidos”. Ya después de las elecciones el presidente ruso Medvédev se pronunció por incluir esta opción en las boletas electorales para las siguientes comicios.
Los partidos de la oposición, entre ellos el partido Causa Justa, que no ganaron la cantidad necesaria para pasar a la Duma, aún en vísperas de las votaciones pidieron a las autoridades de Moscú la autorización para realizar mítines y demostraciones en que iban a protestar contra los resultados de los comicios. Y tales mítines ya tuvieron lugar apenas terminara el tabú que prohibía realizar toda clase de propaganda durante las elecciones.
Además de tales manifestaciones se celebraron las marchas espontáneas, como por ejemplo, en Moscú donde más de cinco mil personas que participaron en un mítin autorizado, decidieron marchar después hacia el centro de la ciudad, lo que no estaba permitido. Esto sucedió el 5 de diciembre y en aquel día fueron detenidos decenas de activistas de estas protestas.
Y aunque las autoridades electorales sostuvieron que las irregularidades en los comicios fueron mínimas, los observadores tanto nacionales como extranjeros detectaron varias. Los observadores de la OSCE – Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa – que reconocieron los resultados de las elecciones, no obstante destacaron la desigualdad de posibilidades para diferentes partidos políticos de tener condiciones iguales para realizar las campañas electorales, así como subrayaron la presión ejercida por el gobierno sobre los medios de comunicación independientes y también la adherencia del partido gobernante con el gobierno.
En fin, más del 50 por ciento de los ciudadanos con derecho a voto tomaron parte en los comicios. Los resultados oficiales serán anunciados a más tardar el 19 de diciembre. Como dijo Serguey Nevérov, secretario del Consejo General del partido vencedor – Rusia Unida – la nueva Duma sería “un parlamento totalmente diferente en que comenzarían a celebrarse serias discusiones”.


