Beneficiosos y perjudiciales


René Anaya

En términos generales, los fines de año se caracterizan porque buena parte de la población experimenta cierto optimismo o esperanza de que el año próximo sea mejor. En esta ocasión, muchas personas consideran que ya no nos puede ir peor que en 2011, inclusive se tiene la esperanza de que el relevo presidencial represente el inicio de una nueva era libre de corrupción, angustias económicas y “daños colaterales”.

Pero al margen de los buenos deseos y propósitos, las vacaciones, el pago de los aguinaldos y un ambiente festivo contribuyen a que se produzcan ciertos cambios en la rutina laboral y familiar, que si bien es cierto en algunos casos puede ser beneficiosos, en otros llegan a ser perjudiciales, especialmente para quienes sufren problemas de salud.

 

Las enfermedades de fin de año

Se conoce desde hace algunas décadas que, en el hemisferio norte, a fines de año algunas personas padecen de cierto desgano o falta de ánimo que puede ir desde una alteración leve que se ha calificado como “tristeza navideña”, hasta una depresión profunda, sin causa aparente.

Ese trastorno, que se ha llamado desorden afectivo estacional, es más frecuente en los países nórdicos, en los que disminuyen las horas de sol. En esta época invernal, cuando las horas de luz son muy pocas, algunas personas resienten la menor luminosidad, pues su organismo requiere más tiempo de luz para funcionar bien, ya que se ha demostrado que hay una conexión directa entre el ambiente y el reloj biológico.

En esos casos, el tratamiento es muy sencillo, se debe exponer al paciente a estímulos luminosos de siete mil lux (unidad con la que se mide la intensidad de la iluminación) por varios minutos al día, equivalente a la iluminación de las playas del Pacífico.

Quienes no sufren el desorden afectivo estacional, sino otras enfermedades crónicas como problemas cardiovasculares y diabetes, los cambios de fin de año pueden tener graves consecuencias, ya que los viajes, las visitas, las compras y los preparativos de la cena pueden causar más estrés que el acostumbrado en el trabajo o la casa.

Aunque se supone que las fiestas crean un ambiente relajado, benéfico para la salud porque rompe la rutina y elimina las tensiones diarias, en realidad pueden llegar a ser más estresantes y cansadas, como ha señalado el doctor Jorge Trejo, cardiólogo de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida: “Las fiestas son una época de cambios en la rutina, y esto afecta nuestra nutrición y nuestro consumo de alcohol. También tendemos a esforzarnos en continuar haciendo tareas aun cuando nos sintamos mal y no buscamos ayuda”. Esos factores contribuyen a que alrededor de los días de Navidad y Año Nuevo, se observe un aumento de fallecimientos, especialmente por ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares (derrame cerebral), según ha advertido el doctor Jorge Trejo.

 

Para tener un feliz año

Por supuesto que no se trata de echar a perder la fiesta, sino de prevenir las graves consecuencias de los excesos y tener un feliz año en la medida de lo posible. Por esa razón, la Clínica Mayo ha elaborado una serie de recomendaciones que son útiles no sólo para quienes sufren alguna enfermedad crónica, sino para todas las personas, con el objetivo de sobrevivir saludables las fiestas de fin de año.

Se recomienda, principalmente, ser realista. Algunas personas desean que las fiestas de fin de año sean como lo fueron en años pasados, pero se olvidan de que las familias cambian, los hijos crecen y forman otra familia, por lo que se deben incorporar o asimilar las tradiciones de la familia de la pareja o, simplemente, se modifican las costumbres por influencias socioculturales. Por tanto, se deben aceptar las nuevas formas de pasar el fin de año, sin amargarse la vida.

Se debe evitar gastar más de lo que se tiene, ya que, como decían los Beatles, no se puede comprar amor. Lo que se debe hacer es ajustarse a un presupuesto para evitar o disminuir la cuesta de enero y el estrés por las deudas.

“Aprenda a decir no. Decir sí cuando debía haber dicho que no, puede hacerle sentir resentido o sobrecargado. Sus amigos y familiares comprenderán si usted no puede participar en todo”, refiere la Clínica Mayo.

Se resalta que no se abandonen los hábitos saludables, que se coma y beba con moderación y no se exceda en ejercicios o tareas fatigosas. Asimismo, se recomienda hacerse un tiempo para estar solo y sin distracciones, por lo menos 15 minutos diarios. “Busque actividades sencillas que le ayuden a aclarar su mente, reducir estrés y restaurar su paz interior”, aconsejan los especialistas.

De esta manera, por supuesto que no se garantiza una transición al próximo año sin sobresaltos, pero sí se podrán disminuir las probabilidades de sufrir quebrantos en la salud física y mental.

reneanayas@yahoo.com.mx