Yazmín Alessandrini
Que alguien me explique, porque yo, sinceramente, no lo entiendo. Yo sé que así está fijado por la ley, que las disposiciones del IFE determinan que sea de esta manera y bla-bla-blá… pero ¿por qué todos los mexicanos, me refiero a los que pagamos impuestos, tenemos que financiar la campaña de los precandidatos del PAN —Josefina Vázquez, Santiago Creel y Ernesto Cordero— cuando los destinatarios de ésta únicamente son los militantes del blanquiazul? Lo de menos es zamparnos por radio, televisión y medios impresos los cientos de spots con los que a diario nos están bombardeando para convencernos (mejor dicho, para que convenzan a los suyos, los panistas) de que uno ellos es el bueno para abanderar la causa de su partido en el próximo proceso electoral federal.
Todo lo anterior me provoca una molestia mayúscula, pero todavía me enfurece más que se inviertan millones en una precampaña que a todas luces ya está definida y sentenciada porque, digan lo que digan y a pesar de que Josefina Vázquez Mota encabeza todas las encuestas, no va a ser el candidato del PAN a la Presidencia de la República, porque simple y sencillamente al presidente Felipe Calderón Hinojosa no le convence que “Campanita” (o mejor dicho ¿una mujer?) represente las aspiraciones de un partido que históricamente se ha caracterizado por ser machista.
¿Qué acaso en los partidos políticos no existe la menor sensibilidad para atisbar en la complicada situación que vivimos y en lugar de trasquilar a los contribuyentes no podrían mejor hacer una colecta millonaria entre sus propios correligionarios que, no es por nada, varios de ellos son prósperos empresarios, hombres de negocios, prestigiosos juristas, beneficiarios de gordas licitaciones y demás? Ya va siendo hora que se legisle a favor de que las precampañas y las campañas políticas dejen de ser financiadas por la ciudadanía y que cada partido se las arregle para allegarse recursos porque, en un sentido de estricta justicia, el ciudadano común y corriente no tiene por qué “cooperar” para causas que ni siquiera acaban beneficiándolo.
Y ya que estamos en eso de las precampañas panistas, me dio mucha ternura ver que el ex secretario de Gobernación Santiago Creel Miranda, uno de los más recalcitrantes críticos del “mesiánico priismo dinosáurico del pasado”, arrancó hostilidades en el mexiquense municipio de Naucalpan, ante unas 2 mil personas aproximadamente, echando mano de una de las prácticas que más ha condenado de sus adversarios del Revolucionario Institucional: acarreando personas en camiones y repartiendo jugos, tortas, refrescos y camisetas. ¡Vaya!, menos mal que los del PAN traen una nueva y sofisticada manera de hacer política y de ganar adeptos. ¡Feliz año nuevo!
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