La tecnología más avanzada de vigilancia y espionaje, un negocio que ronda los 5.000 millones de dólares anuales, está disponible para regímenes represivos como los de Siria, Irán y China, afirmó este jueves el diario The Washington Post.
En una de las mayores ferias de estos productos, que se llevó a cabo en octubre en el Centro de conferencias del Hotel Marriott en Bethesda (Maryland), concurrieron más de 20 agencias del Gobierno de Estados Unidos y representantes de 43 países, aunque estuvieron excluidos los periodistas y el público, añadió el artículo.
Parte de los detalles sobre estas ferias, indicó The Washington Post, provienen de folletos de ventas obtenidos por el sitio WikiLeaks y divulgados hoy, “revelan que muchas compañías venden equipos avanzados, capaces de ir mucho más allá que las técnicas de investigación convencionales”.
Entre los productos expuestos, según el diario estadounidense, se contaban aparatos que permiten el rastreo de cientos de teléfonos celulares de manera simultánea, la lectura de decenas de miles de mensajes electrónicos y que incluso permiten que una computadora tome la foto de su usuario y envíe la imagen a la policía “o quien quiera que compre el programa”.
“Uno de los productos emplea actualizaciones falsas para iTunes y otros programas populares para hacerse con el control de las computadoras personales”, señaló el diario.
Aunque el Departamento de Comercio de Estados Unidos regula las exportaciones de tecnología de vigilancia y espionaje, su capacidad para limitar estas transacciones es reducida, y los intermediarios a veces reencaminan las ventas a gobiernos extranjeros, incluidos los sujetos a sanciones comerciales.
La demanda mundial de equipos y sistemas de espionaje y vigilancia “creció enormemente después de los ataques del 11 de septiembre de 2001”, explicó el artículo.
Las conferencias de esta industria se llevan a cabo en Praga, Dubái, Brasilia, el área de Washington y en Kuala Lumpur, donde la feria comienza la próxima semana.
El organizador de estas ferias, Jerry Lucas, dijo a The Washington Post que la concurrencia es sólo por invitación y que él no permite la participación de Siria, Irán y Corea del Norte.
Unas mil 300 personas asistieron este año a la feria en Dubái y, según dijo Lucas al rotativo estadounidense, los gobiernos de Oriente Medio para quienes la “Primavera Árabe fue una llamada de atención son los compradores más ávidos de programas y equipos de vigilancia”.
Cualquier cliente que asista a la feria puede comprar los productos allí, pero “cuando se vende algo a un Gobierno uno pierde control de lo que el gobierno hará con el producto”, dijo Lucas.
“Es como cuando se venden armas. Algunas personas las usarán para defenderse, otras para cometer un crimen”, agregó.
Uno de los folletos obtenidos por WikiLeaks muestra que la firma alemana DigiTask ofrece un artefacto del tamaño de un portafolio que puede vigilar el tráfico de internet de los usuarios de puntos de acceso libre a internet en cafés, aeropuertos y hoteles.
“Los documentos de WikiLeaks no revelan los nombres de los compradores”, señaló The Washington Post.
“Pero cuando los revolucionarios de la ‘Primavera Árabe’ se hicieron cargo del control de las agencias de seguridad del Estado en Túnez, Egipto y Libia encontraron que se había usado tecnología occidental de vigilancia para espiar a los activistas políticos”, explicó.
EFE
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