Juan Hernández Machado
Ese fue el mensaje que recibimos al valorar una bella hoja filatélica, emitida en Nueva Caledonia en el año 2006, durante un coloquio reciente en esta capital por la supervivencia de los bosques y todos los animales que en ellos habitan.
Y es que no todas las emisiones postales que se dedican a divulgar la necesidad de proteger el medio ambiente, la Naturaleza y los seres vivos, cumplen su cometido.
Algunas, por diseños ambiguos, seguir patrones muy tradicionales de presentación de las emisiones postales o aislar las plantas y animales que se quieren proteger no logran trasladar plenamente el mensaje ambientalista.
Sin embargo, otras, además de ser bellas piezas de valor artístico y cultural, nos dan una idea completa del hábitat de esos animales que queremos proteger y nos estimulan a buscar mayor información sobre ellos.
Ese es el caso de la bella hojita a la cual nos referimos y que nos presenta tres de sus aves en peligro de extinción bajo el título de «Aves de Nueva Caledonia», en un bello contexto boscoso
La Charmosyna Diadema o loro de Nueva Caledonia es un ave casi extinta, de 18 ó 19 centímetros de largo, de los cuales la fina y larga cola mide entre 7y 8 centímetros.
Sus alas son muy finas y extendidas alcanzan los 16 centímetros. Las hembras son de color verde, con una corona de fuerte color azul morado, cara amarilla y de color rojo en la región anal. La cola es verde en la parte superior y olivo amarilloso en la inferior. Los machos tienen mayor coloración roja por el cuerpo.
Es difícil observar esta ave en estado libre.
La Aegotheles Savesi, por su parte, es conocida como el buhíto nocturno de Nueva Caledonia y es de plumaje negro y gris-carmelita, cola larga y ligeramente redonda, alas cortas y patas largas.
Es endémica de la sabana de Malaleuca y de las forestas húmedas, es de hábitat muy territorial y se caracteriza por posarse en una rama y desde allí atacar a animales pequeños.
Según reportes de naturalistas locales, la última observación de un buhíto se hizo en 1998, cuando detectaron uno cazando insectos al caer la tarde en el valle Riviere Ni.
Por eso se afirma que sobrevive, aunque en cantidades muy reducidas. Completa el trío la Gallirallus Lafresnayanus, especie de gallineta de color carmelita en la parte superior y gris en la inferior. No se conoce si emite sonidos ni sus costumbres.
Se supone que inicialmente vivía en la sabana verde y que se ha trasladado a partes más altas del país para escapar de los depredadores. Su dieta consiste en invertebrados, incluyendo el gusano de tierra.
Hay reportes, no confirmados, de su presencia en forestas montañosas, entre 1960 y 1984.
A diferencia de otras especies de aves, ésta permite la presencia de diferentes parásitos en su cuerpo, incluyendo el piojo Rallicola Piageti.
El hombre, con el pretexto del desarrollo y de la modernidad, daña cada día más el medio ambiente en todas sus manifestaciones.
Piezas filatélicas como esta, de gran belleza y armónica combinación de especies casi extintas del Pacífico lejano con su hábitat, ayudan a evitar
que desaparezcan nuevas especies de la flora y de la fauna y, de esa forma, salvar a nuestro planeta.