Patricia Gutiérrez Otero

En una entrevista con Proceso el 22 de noviembre, Javier Sicilia, hasta ese momento el líder visible del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, anunció que se retirará: “Seguiré como una figura moral; el peso es demasiado grande para que yo siga como la figura principal. Seguir así es dañino para la causa porque las figuras que concentran demasiado las cosas terminan por decepcionar, por desgastarse, se pierde la sustancia inspiradora que le dio lugar… Cuando los líderes se apagan, los movimientos se pierden”, y, añade: “Quiero estar como una figura moral y de acompañamiento. Lo he hecho en los momentos fundamentales, pero creo que es momento de que su estructura se fortalezca y me permita seguir siendo sólo una figura moral, no como ahora que mediáticamente todo recae en mí. Yo no soy el movimiento, simplemente soy un inspirador. Hay gente que no está en la luz pública pero sin cuya participación esto no camina. Creo que es momento de que adquieran una presencia más importante”.

Sicilia no dejará al Movimiento, sino que regresará a lo suyo: la literatura y la formación: “No soy un activista, soy un autor que sigue escribiendo… aunque dejé la poesía. Quiero seguir trabajando como formador, tengo una vida austera contraria a la lógica del mercado; mi contribución es desde las letras. Quisiera conjugar estas acciones, de hecho ya lo estoy haciendo, pero la gente no lo ve. Quisiera seguir así, pero desde otro espacio para que el movimiento se exprese plenamente”.

Además, aunque, por su figura reconocida a nivel nacional, por su carisma, por su formación gandhiana, le tocó encabezar un movimiento a raíz del asesinato de Juan, de unos 24 años, su único hijo varón, el 28 de marzo de 2011, sabe que no es “su” movimiento y que hay gente capaz para seguir al frente de éste, con una organización y toma de decisiones más horizontales: “Hay gente de mucho talento, de liderazgos no mediáticos, como Pietro Ameglio, Emilio Álvarez Icaza, Miguel Concha, Clara Jusidman, Ignacio Suárez Huape, Miguel Álvarez, los poetas Eduardo Vázquez y Tomás Calvillo. Además hay un grupo de muchachos en la Comisión de Víctimas. Es decir que el núcleo fundamental funciona con un sentido colectivo. Creo que puede dar este paso porque no es gente improvisada”.

Los integrantes del Movimiento han cargado en sus espaldas con esta lucha no-violenta siguiendo con sus trabajos para sostenerse, descuidándolos a veces, para seguir adelante en su búsqueda de justicia a partir de las víctimas. El 22 de noviembre en sus arcas sólo tenían cuatro mil pesos. Sus viajes fueron pagados por ellos mismos, por donativos, por actividades recaudatorias de fondos. Dormían al aire libre, en sus sacos de dormir, comían pobremente, eran recibidos por comunidades marginales.

Sobre la nueva etapa, dice Ameglio: “Creo que ya agotamos una etapa con las movilizaciones y lo simbólico, pero en el tema de la no violencia es importante irse planteando formas de no cooperación en el sentido de presionar a las autoridades para que nuestro silencio o nuestras formas de trabajo conjuntas se tomen en cuenta. Por eso creo que hay que dejar de cooperar y ejercer un tipo de presión en lo social, en lo político”.

“Las formas de no cooperación son muy amplias y como lo decía Gandhi —y también las comunidades indígenas— llega un momento en que si se dan al Estado los recursos monetarios y políticos, sin presiones, esto se convierte en un tipo de complicidad. Por eso creo que en México antes de hablar de desobediencia civil deberíamos explorar más formas de no cooperación totalmente civil y pacífica para presionar a los gobiernos a que cumplan el trabajo de justicia, el cambio de modelo de militarización”.

Javier quedará como un líder, pero cede el espacio de lo mediático y de las decisiones a algo más grande que él, la organización social de las víctimas y sus apoyos.
Además…

pgutierrez_otero@hotmail.com
www.movimentoporlapax@mx