La meta es reducir la pobreza y mejorar los niveles de vida

 

René Anaya

Puede considerarse un sano propósito de año nuevo, pero en realidad sería deseable que por fin las recomendaciones de las Naciones Unidas fuesen tomadas en serio por la mayoría de los países, y se aprovecharan los programas que propone año con año.

Por ejemplo, este naciente 2012 fue declarado el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, lo cual representa una excelente oportunidad, sobre todo para los países en desarrollo y con economía en transición, para reducir la pobreza y mejorar sus condiciones y nivel de vida.

 

Medio mundo sin tecnología moderna

Según las Naciones Unidas, mil 500 millones de personas carecen de electricidad; mil millones tienen acceso intermitente a este servicio; y casi la mitad de la población mundial (3 mil millones de un total de 7 mil millones) “depende de la biomasa tradicional [madera, residuos agrícolas y estiércol] para cocinar y como fuente de calefacción”.

Estos datos son preocupantes y alarmantes, pues cerca de la mitad de la población mundial no disfruta de los beneficios de la tecnología; y, estrictamente, más de 4 mil millones de personas no se benefician de los avances tecnológicos no ya del actual siglo, sino del pasado, pues la carencia de electricidad las equipara a las poblaciones del siglo XIX.

Por supuesto que esta situación no inquieta a los gobernantes neoliberales que actualmente nos asuelan, ya que están más preocupados en brindarles ganancias inmediatas a los empresarios, que en proporcionarles mejores condiciones y niveles de vida a sus gobernados.

Sin embargo, un programa de largo plazo que permitiera a todos tener acceso a la energía, no solamente transformaría la vida de quienes carecen de recursos energéticos y mejoraría su nivel de vida, sino también, según un documentos de las Naciones Unidas: posibilitaría la generación de ingresos, mediante el uso de bombas solares para la irrigación o electricidad para un pequeño negocio; brindaría energía a centros de salud comunitarios, frigoríficos para almacenar medicamentos y teléfonos móviles; reduciría el tiempo y el trabajo pesado de recolectar leña, así como brindaría alternativas menos contaminantes y más eficientes para cocinar y generar calor; proporcionaría iluminación para que los niños pudieran estudiar de noche; y permitiría el funcionamiento de los negocios y crearía nuevas oportunidades empresariales.

Por estas y otras razones, las Naciones Unidas ha declarado el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, con el fin de “concienciar sobre la importancia de abordar los problemas energéticos, en particular los servicios energéticos modernos para todos, el acceso a servicios de energía asequibles, la eficiencia energética y la sostenibilidad de las fuentes y del uso de la energía, con el fin de alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y asegurar el desarrollo sostenible y la protección del clima mundial”.

 

Un programa con energía

En este año, las Naciones Unidas se propone que todos los gobiernos lleven a cabo programas para lograr que su población se beneficie del acceso a la energía sostenible. Se ha definido como acceso a la energía a “la disponibilidad física de servicios modernos de energía para satisfacer las necesidades humanas básicas, a costos asequibles y que incluyen la electricidad y artefactos mejorados como las estufas para cocinar”. En tanto que la energía sostenible “es aquella energía que se produce y se usa de forma que apoye a largo plazo el desarrollo humano en el ámbito social, económico y ecológico”.

Para lograr estos objetivos se han propuesto dos acciones específicas: la creación de Comités Nacionales de Coordinación y de una Red de Profesionales para el Acceso a la Energía.

Los Comités deberán impulsar acciones concretas en torno a los objetivos de la iniciativa, mediante una variedad de propuestas de programas y políticas, para “reducir la carencia de información, profundizar la toma de conciencia y promover el compromiso de conseguir la energía sostenible para todos”.

La Red estará compuesta por profesionales del sector privado y la sociedad civil, que trabajarán “en la prestación de servicios y soluciones energéticas relacionadas con la electrificación en una variedad de países en desarrollo, con el fin de elaborar un enfoque integrado de los aspectos de planificación y ejecución para el acceso a la energía”.

Estas acciones y muchas más que las Naciones Unidas pondrá a disposición de sus estados miembros podrían contribuir a reducir la pobreza, siempre que los gobiernos de esas naciones tomaran conciencia de la importancia de lograr el bienestar de su población.

En México, este año de elecciones podría servirnos para reflexionar sobre lo ocurrido en los últimos doce años y votar por quienes sí podrían interesarse por el desarrollo integral de todos los mexicanos.

reneanayas@yahoo.com.mx