Yazmín Alessandrini

Los que verdaderamente están empapados de las aguas político-electorales saben que, al ritmo de la filosofía popular, no hay plazo que no se cumpla y, en la ciudad de México, más en específico en torno a la sucesión que vivirá el Gobierno del Distrito Federal en diciembre próximo con Marcelo Ebrard entregando el poder capitalino, podemos decir que ya todo está listo para que, ¡ahora sí, arda Troya!

Aunque los tiempos fijados por el Instituto Electoral del Distrito Federal todavía no permiten que ninguno de los partidos políticos que contenderán por el “premio mayor”, ¡ups, perdón!, Gobierno del Distrito Federal haga anuncio oficial alguno con respecto a quién será su abanderado, en cada una de las 16 delegaciones que conforman esta entidad federativa ya casi todos los que cuentan con una mica para votar con fotografía saben quiénes serán los “suspirantes” de las tres principales fuerzas electorales del país (PAN, PRD y PRI) a querer representarlos durante los próximos seis años.

Con los blanquiazules la cosa ya quedó más que definida con la invitación/designación que le extendió el CEN panista a la activista Isabel Miranda de Wallace para que sea en ella en quien recaiga la responsabilidad para que Acción Nacional no repita la paliza que le acomodaron el año pasado en la elección del Estado de México (en la que se impuso el priista Eruviel Avila) y que los mandó hasta el tercer lugar de las preferencias.

Del lado zurdo o de izquierda ¾¿cómo suena mejor?¾ el asunto se puso medio romántico, con tintes telenoveleros, gracias a que la asambleísta Alejandra Barrales se emberrinchó y definitivamente le dijo “córtalas” a quien fuera su adorado tormento, el ex procurador Miguel Mancera, quien sin ser parte de la rijosa militancia perredista logró hacerse de la candidatura solaztequista.

Con los tricolores, al cierre de esta colaboración, todo parece que está en calma. No hay gritos ni sombrerazos y eso se debe a que el consenso (casi unánime) del Revolucionario Institucional ordena que vayan con Beatriz Paredes Rangel, una apuesta que luce muy natural para que la experimentada tlaxcalteca se ponga “con Sansón a las patadas” y de verdad le complique el panorama a la sofisticada maquinaria perredista. Es en ella en quien confían plenamente para que termine con la estructura que catapultó a Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1999), Rosario Robles (1999-2000), El Peje (2000-2005),  Alejandro Encinas (2005-2006) y Marcelo Ebrard (2006-2012).

Cuando menos en el “de-efe” el panorama prácticamente ya está bien definido.

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La pregunta de la semana: ¿acaso no se da cuenta Daniel Aceves, medallista olímpico y Premio Nacional del Deporte, que en estos momentos México y sus instituciones deben atender asuntos verdaderamente relevantes y no perder tiempo en boberías como que a los que nacimos en el Distrito Federal nos digan chilangos? ¡Póngase a trabajar, señor!

 

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