Días más, días menos

Yazmín Alessandrini

La  cuenta regresiva ha comenzado. Días más días menos, estamos a poco más de cinco meses de vivir un proceso electoral federal que se antoja de suma trascendencia para el destino inmediato de México. El 1 de julio próximo millones de mexicanos estarán decidiendo en las urnas el país que queremos para los próximos seis años con la elección del futuro presidente de la república, de 128 senadores y de 500 diputados federales; amén de que los capitalinos también deberemos ejercer nuestro derecho al sufragio para determinar quién será el jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Con todos los partidos (tanto grandes como la llamada “chiquillada”) afilando uñas y dientes de cara a las campañas proselitistas, lo que nos espera a todos los llamados “ciudadanos de a pie”, desde la Península de Baja California hasta la Península de Yucatán, es una inmisericorde sobredosis de spots, mítines, desplegados, anuncios espectaculares en las calles, pancartas y demás parafernalia político-electoral cuyo único objetivo es inducir la preferencia del voto de todos aquéllos que cuentan con credencial del IFE… actualizada, ¡claro está!

Habrá quienes prefieran que el PAN se hospede en Los Pinos por tercer sexenio consecutivo, otros querrán que el PRI recupere el poder que Ernesto Zedillo le entregó hace casi 12 años a Vicente Fox, algunos más están convencidos de que “ésta es la buena” para Andrés Manuel López Obrador y la izquierda.

Sin embargo, lejos de que nuestros políticos aspirantes a puestos de elección popular se enfoquen en plantearle a la ciudadanía propuestas honestas y tangibles (mas no promesas), además de abrazar un discurso de altura que englobe preceptos como el respeto, la educación y el civismo, seguramente lo que más estaremos viendo en la televisión, escuchando en la radio y leyendo tanto en los medios escritos como en el Internet será la agresión, el ataque, la descalificación, la burla, la simulación, la crítica, el engaño y tantas otras cosas más que con tanta facilidad se le dan a los que se dedican a la “polaca” en México.

Este país está urgido de soluciones inmediatas en varios temas que corresponde a los políticos abordar, tratar y resolver. La salud, el desempleo, la inseguridad, la educación, la economía, los derechos humanos, sólo por mencionar algunos, son tópicos que requieren ser resueltos con políticas de Estado integrales y eficaces, no con programas clientelares y populistas que sexenio tras sexenio se manejan discrecionalmente y a capricho del partido en el poder.

¿Por quién votar? ¡Eso se lo dejo de tarea a cada uno de ustedes! Pero, por favor, razonen, mediten, analicen y estudien a quién le entregarán su sufragio al momento de tachar las boletas. No cometan el grave error de empeñar su futuro y el de sus familias con el más guapo (¿Enrique Peña, Ernesto Cordero?), con el que va arriba en las encuestas que por lo regular casi siempre son “dirigidas” (¿Miguel Mancera, Alejandra Barrales, Josefina Vázquez?), con el que hace las promesas más bonitas (¿El Peje?), con el que lleva a artistas y deportistas a sus actos de campaña (¡Todos!) o con el que regala gorras, camisetas, tortas, refrescos, tamales y bolsas del mandado (hasta Santiago Creel ya adoptó este molde). ¡No! Sólo por esta ocasión, insisto, tomemos real conciencia de que lo que está en juego no son proyectos tricolores, blanquiazules o solaztequistas, sino las vidas de millones de mexicanos.

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La pregunta de la semana: ¿llegará el día en que Alonso Lujambio sea llamado a cuentas por su irresponsable gestión al frente de la SEP, porque es el día en el que no ha rendido cuentas claras por los festejos del Bicentenario y la Estela de Luz?

 

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