Editorial conjunto de los periódicos coreanos Rodong Sinmun,
Joson Inmingun y Chongnyon Jonwi (Con motivo del Año Nuevo 2012) Es preciso materializar cabalmente los legados sobre la reunificación de la Patria de Kim Il Sung, eterno sol de la nación, y el estimado camarada Kim Jong IL.
La reintegración fue el deseo de toda la vida de las figuras célebres del monte Paektu y es el supremo quehacer nacional para nuestra generación. El gran General consagró toda su vida a allanar el ancho camino para la causa de la reintegración nacional del Lider paternal. Hoy tenemos a otro eminente patriota, el estimado camarada Kim Jong Un, a la cabeza de la empresa que llevamos a cabo enarbolando como eternas banderas las Tres Cartas para la Reunificación de la Patria y la Declaración Conjunta Norte-Sur. Y el anhelo secular de la nación se realizará sin falta en un futuro cercano, porque contamos con una sólida base para ello y con 70 millones de compatriotas que profesan fervoroso amor a la patria.
Movidos por la voluntad patriótica de abrir una nueva coyuntura para la reunificación y la prosperidad, el año pasado propusimos a las autoridades surcoreanas efectuar con gran amplitud las conversaciones y las negociaciones, nos esforzamos invariablemente para llevarlo a vías de hecho.
Sin embargo, esas fuerzas conservadoras, contraviniendo la tendencia de la época y la opinión pública, nos respondieron con el servilismo a Estados Unidos, el enfrentamiento a los compatriotas norteños y las maniobras bélicas para una guerra contra el Norte.
Los actos antimorales y antinacionales que cometió la banda de traidores al hacer la vista gorda ante la gran desgracia que fue el deceso del Dirigente Kim Jong Il e impedir persistentemente expresarle condolencia, provocó que toda la nación, profundamente indignada, la denunciara enérgicamente. Solo les espera el severo castigo del pueblo.
El curso de la situación del año pasado ha confirmado una vez mas la verdad histórica de que ninguna fuerza es capaz de doblegar la voluntad nacional de la reunificación independiente, prosperidad y paz, y que los opositores a la reintegración serán derrotados infaliblemente.
En el año nuevo celebramos el quinto aniversario de la Declaración del 4 de Octubre, un programa para llevar a la practica la Declaración Conjunta del 15 de Junio.
Enarbolando el lema lTodos los compatriotas, llenos del ánimo renovado, abriremos la puerta a la reintegración de la Patria!, registraremos en este significativo año cambios decisivos en dicha causa.
Tenemos que mantener firmemente una posición que aboga por la independencia y la preponderancia de la nación.
Rechazar las fuerzas extranjeras agresoras y dar solución al problema de las relaciones Norte-Sur con el esfuerzo de toda la nación es la exigencia de la Epoca de la Reunificación del 15 de Junio. Todos los compatriotas en el Norte, Sur y el extranjero debemos anticipar el luminoso futuro de la reintegración, convencidos de que nuestra nación es la mejor y que nada es imposible cuando adoptamos la independencia nacional como una actitud intransigente.
Que con motivo del quinto aniversario de la Declaración del 4 de Octubre reine en todo el territorio el ambiente que favorezca el activo apoyo de las declaraciones intercoreanas y su implementación. En Corea del Sur avivarán la lucha de masas para frustrar resueltamente las maquinaciones de los sumisos a las potencias que, en contubernio con estas, pisotean los intereses de la nación.
La reconciliación y unidad nacionales son premisas y garantes de la reintegración.
Es necesario colocar los intereses nacionales por encima de todo, subordinándolo todo a estos.
Debemos oponernos resueltamente al enfrentamiento Norte-Sur que conduce a la crisis de las relaciones bilaterales. Jamás serán toleradas las maniobras anti-reunificación que desacreditan nuestra dignidad y siembran desconfianza y aversión entre norteños y sureños. Hemos de librar una lucha de toda la nación para frustrar la política de la banda de traidores que se opone a la reunificación al impedir la conciliación y unidad, y promueve la hostilidad contra los compatriotas norteños mediante el recrudecimiento del enfrentamiento.
Frustrar las maniobras de los belicistas de dentro y fuera del país es la acuciante demanda de la actualidad.
Toda la nación, bajo la consigna a favor de la paz y contra la guerra, debe desbaratar cada una de las insensatas provocaciones militares, el incremento de fuerzas armadas y los simulacros de guerra contra nuestra República. Es preciso redoblar la vigilancia ante la peligrosa confabulación de los belicistas del interior y exterior del país y expulsar de Corea del Sur a las tropas yanquis, mayor obstáculo de la paz en la Península Coreana.