Elba Esther y el PRI

Teodoro Barajas Rodríguez

Morelia.- “El poder aniquila a quien no lo tiene”, es la expresión de Don Corleone en aquella emblemática película basada en el guion de Mario Puzo y llevada a la pantalla grande por Francis F. Coppola en la trilogía de El Padrino. Todo sea por el poder, en su nombre todo es posible, como renunciar a los escrúpulos, convicciones e ideología.

Elba Esther Gordillo es un reflejo puntual de todo ello, acostumbrada a las aleaciones de cualquier índole para mantener su estatus, ya había acordado con el PRI algunas porciones del poder de la mano de su allegado Humberto Moreira, pero nada permanece estático en los juegos dialécticos y la alianza ha sido disuelta.

Elba Esther Gordillo, quien llegara a la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación por la vía de la imposición salinista en los albores de aquel sexenio caracterizado por sacudir estructuras no afines de algunos gremios, superó a su antecesor Carlos Jonguitud Barrios; de allí en adelante escribió su propia historia repleta de cosas y casos tenebrosos.

Especialista en aliarse con todos y ninguno, la profesora Gordillo fue un coyuntural apoyo para Felipe Calderón en aquellos comicios turbulentos del 2006, recién apoyó en Michoacán a Luisa María Calderón Hinojosa que buscó infructuosamente la gubernatura de Michoacán, a la par se apuntó con su invención partidaria para respaldar a Enrique Peña Nieto a cambio del apoyo a su hija y yerno.

Todo en la vida tiene su propia circunstancia, Elba Esther Gordillo ha sido un factor real de poder, es lideresa vitalicia del SNTE, autócrata por naturaleza. Cuenta con su franquicia denominada Nueva Alianza para mantener vigente su membresía en el submundo de la partidocracia.

Enrique Peña Nieto sigue adelante en las encuestas, no necesita los respaldos que representa su ex compañera de partido, ahora los elbistas dicen que acudirán a los comicios con un candidato propio, es obvio que no tienen cabida en el interior de la causa de Andrés Manuel López Obrador, ni pensarlo con Josefina Vázquez Mota.

Es probable que ya el ciclo que representa el ocaso esté operando en contra de Gordillo Morales, la declinación sería natural porque el poder desgasta y no hay blindaje patentado para evitarlo. Ocurrió con el PRI en la Presidencia de la República, en Michoacán el PRD ha sido destronado, las hegemonías no son eternas.

El sindicalismo en México ha resultado ser un verdadero fiasco, una tragedia nacional porque regularmente en el interior de estas agrupaciones creadas teóricamente para defender los derechos de los trabajadores no se practica la democracia, los dirigentes se vuelven perpetuos y la clase trabajadora es maniatada.

El corporativismo dejó sin armas muchos sindicatos subordinados al gobierno de turno, ello pervirtió iniciativas de lucha social y gestó dirigentes nocivos para los agremiados, casos y ejemplos no cabrían en este espacio.

Por ahora el vínculo del Panal y el PRI ha quedado roto, a los integrantes de la franquicia de Elba Esther Gordillo les hubiese resultado favorable ese ayuntamiento, pero el tricolor no necesita de esa alianza, al menos no ahora.