Sentencias ilegales y absurdas

Marco Antonio Aguilar Cortés

Morelia.- Atropellando el derecho, y en contra de la fundamental lógica jurídica, los magistrados Carlos A. Morales Paulín y Santiago Nieto Castillo, integrantes del Pleno de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, declararon nula la reciente elección municipal de Morelia.

Mientras que la magistrada Adriana Margarita Favela Herrera, parte de ese mismo órgano jurisdiccional, presentó su voto particular, en donde, con agudo sentido jurídico, pone a la vista los gravísimos errores de sus dos compañeros magistrados, quienes al parecer, sin vergüenza ni recato, recibieron instrucciones superiores para actuar fuera de la Constitución y de la ley, violentando la voluntad ciudadana de los morelianos, cuyos votos se contaron y se recontaron, uno por uno, con la firma y la aceptación de todos los partidos políticos contendientes, en las actas respectivas.

Las dos razones para esa nulidad fueron: 1. Que el boxeador Juan Manuel Márquez, peleando en Las Vegas, portaba en sus calzoncillos las siglas del PRI, evento transmitido a México. 2. Que por CB Televisión por Cable se transmitió el cierre de campaña del candidato a la gubernatura de Michoacán, y ahí participó el candidato a la presidencia municipal Wilfrido Lázaro Medina, cargándole, a éste, ese tiempo televisivo.

Pero en ese juicio electoral no hay nada que pruebe que el PRI, o Wilfrido Lázaro, ni menos los candidatos que contendían a síndico y regidores para el Ayuntamiento de Morelia por el PRI, tuvieran responsabilidad respecto a las siglas en el calzoncillo del boxeador, quien no es michoacano, ni tiene que ver con el PRI ni con los candidatos ahora afectados. Boxeador que ha declarado no saber que había elecciones en Michoacán, y que se puso esas siglas como protesta en contra del PAN, partido por el que votó en elecciones anteriores, habiéndole desilusionado.

La pelea boxística fue en Estados Unidos de Norteamérica, en donde nuestra Carta Magna ni el derecho electoral mexicano tienen vigencia, menos el sistema electoral michoacano; y las transmisiones internacionales y nacionales, en televisión, las regula el gobierno federal, quien, en todo caso, sería el responsable del ilícito, si lo hubiese.

La transmisión de CB Televisión también depende del Poder Ejecutivo Federal, y ninguna responsabilidad se probó sobre esta emisión televisiva en relación con PRI ni con sus candidatos, ya que ninguno de ellos contrató ni pidió que se efectuara esa difusión. Además, la participación en ese mitin de Wilfrido no rebasó los 4 minutos, y no los 54 minutos con 57 segundos que le cargan en esa sentencia absurda.

Ni siquiera se prueba, en autos, qué impacto tuvieron en la elección esas supuestas faltas, ajenas a Michoacán y a los michoacanos.

Lo más grave de esa ilícita y pésima sentencia es que agrede a los ciudadanos, ya que los tribunales electorales no pueden ni deben nulificar la voluntad del ejercicio soberano de la población al votar. Esto sí es una violación de ese tribunal a la soberanía, que radica original y esencialmente en el pueblo, y una afrenta a nuestra Carta Magna.

Es de sentido común que se sancione al responsable de un acto prohibido por la ley; pero en este caso resulta antijurídico, y desatinado, que se nulifique dicha elección por actos de los que no son responsables esas personas electas ni el PRI, al no existir un nexo de causalidad entre sus conductas y el supuesto ilícito producido.

No les pagamos a esos magistrados electorales para que nulifiquen la soberanía nacional ejercida por el voto ciudadano, sino para que cuiden que ninguna autoridad, incluyéndoles a ellos, ni partido ni candidato realicen actos fuera de la legislación electoral, y no alteren la libre expresión decisoria del votante.

La sentencia, de 870 páginas, fue firmada el 28 de diciembre del 2011, día de los Santos Inocentes; y ese mismo día, pero horas antes, el magistrado ponente Santiago Nieto afirmó, ante tres personas que él citó en un restaurante en el desarrollo de Santa Fe, que no había comenzado a redactar el proyecto de sentencia, que sería hasta principios de enero que iniciara su labor, y que no había fallas graves en el proceso electivo. 

¿Qué, o quién, le hizo cambiar de opinión?, ¿quién les hizo el proyecto de sentencia? Unicamente ellos lo saben y en su conciencia lo llevan.

Contra esas perversidades nuestro voto se manifestará siempre. En las próximas elecciones nuestro voto castigará al PAN, con todo y la bendición de Los Pinos.

Piero Calamandrei (1889-1956), distinguido abogado procesalista, produjo, entre otros libros, Elogio de los jueces escrito por un abogado, editado en Italia en 1935, y dedicado a su hijo Franco cuando éste iniciaba los estudios de derecho.

Y ahí, en esa obra, concentrando toda la brillante potencia de su cerebro, analiza un proverbio italiano en boga en ese entonces: “la justicia es un juego que no hay tomar en serio”, señalándole “como un producto de la resignación cobarde, enervante como un narcótico… quema la hoja en que lo encontraste escrito, y cuando hayas aceptado una causa que creas justa, ponte con fervor a trabajar, en la seguridad de que, quien tiene fe en la justicia, consigue siempre, aun a despecho de los astrólogos, hacer que cambie el curso de las estrellas”.

Así, todos los mexicanos tenemos fe en la justicia, y desconfianza en los jueces deshonestos e incapaces, quienes con sus sentencias equívocas no provocan el elogio a su noble función, sino que orillan al peligroso suicidio de los jueces. Cambiemos con nuestra fe en la justicia ese trágico destino.