En Cherán, elecciones según “usos y costumbres”

Marco Antonio Aguilar Cortés

Morelia.- A Cristóbal Colón le debemos el apelativo de “indios”, ya que así les llamó a los naturales de las tierras descubiertas durante sus travesías oceánicas a finales del siglo XV, pensando erróneamente que había encontrado, por una nueva vía, la India.

Y en la segunda mitad del siglo XVIII, el jesuita Francisco Javier Clavijero no se cansó nunca de llamar a los naturales de estas tierras descubiertas y conquistadas: “los americanos”, echando en cara a los europeos el que hayan dudado de la racionalidad de los mal llamados indios, mostrando con esas vacilaciones su poca razón y su poco honor.

Hoy, en el año 12 del siglo XXI, el tema de los “indios” sigue presente, ya que el mestizaje generado por cerca de cinco siglos, en lo que hoy es nuestro país, ha dejado una fuerte señal de indigenismo, generalmente para bien, según mi juicio.

De esa huella indigenista con la que tenemos el privilegio de convivir, tanto la marcada en nuestro propio ADN, como la impresa en “la emoción y en el amor… únicos caminos que nos pueden conducir al alma de los indios de ayer y de hoy”, como lo expresó con humanismo Angel María Garibay K., se desplanta una enseñanza práctica de cómo manejar y conducir el fenómeno político de las elecciones.

Parto de la base, cierta para mí, de que todos aprendemos de todos. En la región purépecha de Michoacán, el pueblo de Cherán, de alguna manera, ha recibido instrucción de todos los mestizos que le rodeamos. Lo bueno es que parecen haberlo aceptado; pero algo de lo malo ha sido rechazado de manera contundente por ellos.

Su actitud rebelde es explicable, y en muchos aspectos se justifica. Su lucha no apareció como generación espontánea, sino que se ha configurado por una serie de causas, tanto históricas, como étnicas y políticas.

Empero, con su etiología, los resultados concretos, prácticos, eficaces, están aquí, a la vista; y, ahora, tenemos que estudiar ese fenómeno social, para aprender de ellos. Todos aprendemos de todos, sin excepción alguna.

Nuestros partidos políticos les han ocasionado daño, y la población mayoritaria de Cherán ha tenido el atinado juicio de rechazarlos.

Celebraron su elección, el domingo 22 de enero próximo pasado, para designar a sus autoridades municipales, y conforme al artículo 2º. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y sus leyes reglamentarias, dieron buena cuenta de su jornada electoral.

Con respeto a sus usos y costumbres, pero entendiendo que la nación mmexicana es única e indivisible, sin contratiempos, en paz, y sin magistrados electorales chapuceros e incapaces como algunos de Toluca, eligieron al Consejo Mayor Comunal, integrado por 12 personas del lugar, a quienes ellos califican de honorables y trabajadores.

No hubo gastos multimillonarios de campaña ni se hicieron comidas ni camisetas ni globos ni sombrillas ni acarreos de gente ni pagos a la radio ni a la televisión ni compra de votos, ni los candidatos pusieron su figura sentados en las azoteas de las casas del pueblo ni pagaron espectaculares ni usaron internet ni pintaron autobuses con imágenes o logos. Nada de eso.

Ni siquiera se gastó en boletas ni en urnas, ya que los cuatro barrios de la cabecera municipal, y cada una de sus tenencias, menos una, la de Santa Cruz Tanaco que solicitó su separación de dicho municipio, propusieron candidatos, los que el día de la elección se pusieron de pie en la plaza, y la gente que votaba por cada uno de ellos se situaba detrás de su elegido, formando una pequeña o una larga fila, según el caso. Y esto es una forma de democracia electiva, quiérase o no.

Así, los 12 que mayor concentración de ciudadanos obtuvo, en su respectiva fila, forman hoy parte de ese Consejo, el que ejercerá hasta el 31 de diciembre del 2015, pudiendo cambiarlos la comunidad, si llegaran a tener mal desempeño en el encargo conferido. El Instituto Electoral de Michoacán estuvo como simple observador del proceso, y a la vista de todos, las anteriores autoridades del lugar hicieron el conteo preciso de los ciudadanos en cada fila.

No creo que este método sea perfecto, y estoy seguro de que los cheranenses tampoco lo juzgan de excelencia, pero esa forma antigua de tipo electivo, renovada, les ha solucionado problemas actuales.

Desde ahora considero que este procedimiento, con el tiempo, les generará dificultades nuevas. Simplemente porque el hombre es un eterno creador de problemas, pero también es un permanente productor de soluciones.

La realidad debe ser la fuente de nuestros mayores y mejores aprendizajes, sin desestimar lecciones como las que nos ofrece el maravilloso libro Gobierno, de B. Traven: “El nuevo jefe se bajaba los calzones de manta y se sentaba en la silla… traían un braserillo de barro en el que ardían vivamente algunos carbones… colocándolo bajo la silla…”, todo esto para que supiera que no debería huir de los trabajos concernientes a su cargo, y que no debería permanecer en el mando más que el tiempo para el que lo habían elegido.

Los pueblos y las comunidades indígenas han aprendido mucho de la cultura occidental; y nosotros debemos aprender mucho de ellos.