Por el bajo nivel del ex secretario de Hacienda

Felix Fuentes

Con su triunfo, Josefina Vázquez Mota exhibió el bajo nivel del presidente Felipe Calderón, cuya incapacidad para imponer candidato a su partido quedo evidenciado. Ni con la fuerza del gobierno francamente disminuida pudo impulsar a su incondicional, Ernesto Cordero.

Es claro que los panistas, militantes o adherentes, desdeñan al primer mandatario por su pésimo desempeño. Así, la herencia de Calderón constituirá el principal lastre para la abanderada blanquiazul.

Nadie puede negar que Calderón se esmeró por que ganara Cordero, a quien hizo renunciar como titular de Hacienda con ese propósito e incluso envió a su hermana, Luisa María, para acompañarlo en los recorridos. También participó en la cruzada del perdedor el cuñado incómodo del Presidente, Juan Ignacio Zavala.

De por sí, la selección de Calderón fue la peor. A Cordero le faltó prácticamente todo para encabezar el partido blanquiazul. Ni debió ser tomado en cuenta después de su dicho de que una familia con ingresos de seis mil pesos al mes puede obtener créditos para casa, automóvil y pago de colegiaturas.

En campaña, el ex hacendario creyó que con atragantarse de tacos, garnachas y birrias se daba baños de pueblo. Y en los grises debates con sus adversarios se esmeró por agredir a Josefina, culpándola de elevar la pobreza cuando fue titular de Sedesol y como coordinadora de diputados panistas no supo defender las propuestas calderonistas.

Desde el arranque de la precampaña, Cordero insistió en dar alcance a Josefina en las encuestas, lo cual no logró, pese a la ayuda oficial mediante publicidad, arreglo de padrones, coacción a panistas, compra de votos, acarreos, rellenos de urnas y todo eso de cuanto se espantaban los blanquiazules en los días del PRI en el poder.

Con todo y eso, Cordero se quedó en 37 puntos por 55 de Josefina. El pobre de Santiago Creel sólo llegó a seis puntos y desde luego se fue a la cargada con la ganadora porque sueña con otro puesto en la administración pública, como el de Gobernación, donde repartió permisos para casinos a manos llenas.

Calderón tuvo durante decenios la frase del “pasado corrupto” a flor de labios. ¿En adelante querrá hablar del presente corrupto? ¿Y ayudará a la triunfadora tras haberla desdeñado en el proceso de selección? Porque el Presidente anida rencores y son muchos los ejemplos  de amigos suyos enviados a la banca.

Desde luego, Josefina no es una perita en dulce. Así tan de baja estatura como es, sabe lanzar puyas venenosas. Andrés López Obrador padeció sus agresiones en el proceso del 2006 y Elba Esther Gordillo no ha de olvidar los choques que libraron cuando la panista fue secretaria de Educación pública.

Por supuesto, ni el priista Enrique Peña Nieto ni El Peje López Obrador podrán confiarse, porque Vázquez Mota va contra ellos a morir. En particular enfocará sus baterías hacia el ex gobernador del Estado de México.

Trasciende que ya hace revisión minuciosa la gente de López  Obrador y los priistas sobre la actuación de Josefina en las secretarías de Desarrollo Social y de Educación Pública, en espera de los ataques de ella.

Les merece especial atención los llamados programas sociales, en primer término los repartos de dinero a través de Oportunidades, manejado por auténticos atracadores que meten y sacan de las listas a quienes les da la gana.

En fin, se espera una campaña de ferocidad extrema, en la cual llevan un gran handicap Peña Nieto y López Obrador, si difunden los desastres del gobierno calderonista.