El Cairo.- Tras pasar 4 mil 550 años bajo la arena, la segunda barca solar del más poderoso de los faraones egipcios, Keops, comenzó este lunes a ver la luz en la meseta de Guiza de El Cairo, en un periplo que le está llevando del “más allá” a la superficie, de la mano de arqueólogos egipcios y japoneses.

Los expertos, pertrechados con monos blancos y capucha, iniciaron hoy el proceso para sacar las 600 piezas de madera en las que fue desmontada en su día la embarcación, enterrada junto a la Gran Pirámide de Keops.

Por razones de conservación, la barca no podrá ver la luz del sol, aunque hoy le dieron la bienvenida en la superficie los focos de las cámaras de televisión en el interior de la carpa, que protege las excavaciones.

Keops (2609-2584 a.C), el segundo faraón de la IV dinastía, hizo justicia a su grandeza y su barca solar consiguió congregar a un gran número de periodistas locales e internacionales que fueron testigos de la extracción de un primer trozo de madera de la fosa, donde ha permanecido sepultada durante milenios.

Junto a la carpa, preparada para mantener las condiciones ambientales óptimas, varios bloques de piedra se alineaban tras haber sido retirados en los últimos meses de la excavación.

Esta barca es una de las cinco que fueron enterradas junto a la famosa tumba de Keops, de las que una ha sido rescatada y se expone en una sala especial habilitada junto a su pirámide, mientras que los restos de otras dos han sido robados y una tercera, en los alrededores, aún no se ha recuperado.

“Este tipo de barco era empleado por el faraón en su viaje a la otra vida”, explicó en declaraciones a los periodistas el secretario del Consejo Supremo de las Antigüedades, Mustafa Amin Mustafa, que, aun así, no descartó que los gobernantes los usaran para trasladarse cuando estaban vivos.

Como Keops fue “el más grande y el más fuerte” de los faraones, quiso superar a su padre, Seneferu, y demostrar su poderío e inteligencia con la construcción de una pirámide tan grande y misteriosa que hasta ahora esconde secretos que los expertos no han logrado desvelar, además de enterrar cinco barcas, indicó Mustafa.

Tal fue el cuidado con el que se desmanteló la segunda embarcación a la muerte del rey, que es “maravilloso” su estado de conservación, ya que “es como si fuera una momia porque se desmontaron todas las piezas para preservarlas y se usaron productos para protegerlas”, según el experto egipcio.

No obstante, las piezas han sufrido algunos daños posteriormente por la humedad y la filtración de aire.

El jefe de los arqueólogos japoneses, Sakuji Yoshimura, lamentó la entrada de agua bajo la fosa durante los trabajos de construcción de la sala donde se exhibe la primera barca solar, ya que parte del líquido procedente del cemento utilizado se filtró en la tierra. (EFE)