Existe el juicio de que el Estado como propietario no es eficiente y que la iniciativa privada sí lo es. Pero el caso de Tokio Electric Power, conocida como Tepco que es la empresa privada operadora de la central nuclear japonesa de Fukushima, contradice tal afirmación. Fue el 26 de enero último cuando esta empresa aceptó su nacionalización a cambio de la ayuda financiera que le confiera el Estado. Tepco no supo vencer las consecuencias de los destructores sismos y tsunami del 11 de marzo del año pasado que le causaron pérdidas colosales.
La empresa en cuestión comenzó a construir las centrales nucleares en la prefectura de Fukushima en 1970 y para el año de 1997 se convirtió en la constructora de centrales nucleares más grande del mundo contando con 8,212 megavatios de potencia en sus numerosos reactores. En 2011 Tepco produjo energía nuclear para más de una tercera parte de los consumidores japoneses. Desde entonces la empresa siempre ha tenido buenas ganancias. Pero las primeras pérdidas acaecieron en 2008 con 841 millones de dólares anuales debido a una imprevista inspección que paró algunos reactores en la prefectura de Niigata. Y solamente en 2009 pudo recuperar las ganancias obteniendo 1.5 mil millones de dólares.
Sin embargo las pérdidas más cuantiosas de la empresa fueron en 2011 cuando debido al fuerte sismo que causó un accidente en la central de Fukushima, se vió obligada a parar todos sus reactores que en aquel momento constituyeron una tercera parte de la potencia de la empresa. Las cuantiosas pérdidas también fueron causadas por la necesidad de realizar los trabajos de reconstrucción en Fukushima y de compensar los daños a los afectados por el accidente. No menos de 100 mil personas tendrían que ser compensadas, y cada familia recibiría cerca de 12 mil dólares. Pero como si fuera poco, los granjeros de la zona afectada también exigen indemnizaciones ya que sus productos fueron sacados del mercado por temor de contener altas cantidades de radiación nuclear.
Con todo eso, el número de demandantes crece: también las agencias de viaje reclaman sus indemnizaciones por haber perdido grandes cantidades de turistas que cancelaron sus viajes a las zonas afectadas por temor de contraer enfermedades a causa del alto nivel de radiación nuclear. Además, la empresa tiene numerosos problemas con los accionistas que requieren que la empresa deje de operar en el campo nuclear y desarrolle otras fuentes de energía eléctrica ya que posee también 8 centrales hidroeléctricas y 16 centrales termoeléctricas.
En la difícil situación que se presentó, Tepco se vió obligada a recurrir a la ayuda del Estado. Según el contrato anunciado el 26 de enero, el Estado concederá a Tepco la ayuda financiera de cerca de 12.8 mil millones de dólares. A cambio, el Estado obtendrá el control sobre las dos terceras partes de acciones de la empresa.
Fue un paso adelante en la hipotética -por el momento- idea del Estado japonés de negarse definitivamente a la energía nuclear en su isla. En la actualidad ya fueron parados en Japón 50 de los 54 reactores nucleares existentes. Mientras en 2011, antes del desastre en la central nuclear de Fukushima, las autoridades japonesas planeaban que la energía nuclear ocupara un 50 por ciento de toda la energía necesaria para la economía del país.


