Entrevista a José Barragán/Investigador del IIJ de la UNAM
Irma Ortiz
La voz de alarma la dio el dirigente nacional priista Pedro Joaquín Coldwell: “Van a renunciar al titular de la Fiscalía para Asuntos Electorales, José Luis Vargas”, porque contradijo la línea gubernamental y nombrarán a otro que es más “moldeable” por el Ejecutivo federal que busca debilitar al PRI de cara a los comicios del 2012. Le pidió al gobierno federal que explicara los cambios.
En el panorama todavía estaba entonces en suspenso la validación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a los comicios de Michoacán donde el priista Fausto Vallejo desbancó a la hermana del presidente, Luisa María Calderón.
La titular de la Procuraduría General de la República evadió responder a las acusaciones, lo que aumentó el ambiente de sospecha. La respuesta provino del titular de Gobernación, Alejandro Poiré, en el sentido de que no respondería a especulaciones ni provocaciones y defendió el nombramiento de Imelda Calvillo. El PRI contraatacó y exigió al Presidente sacar las manos del proceso ya que es jefe del Estado mexicano y no dirigente de un partido político y se cuestionó la probidad de la nueva funcionaria.
La intervención del jefe del Ejecutivo no sólo en las instituciones de justicia para apoyar a Acción Nacional, sino en el ámbito electoral a cinco meses de los comicios presidenciales, empieza a enconar el ambiente preelectoral.
Sobre el tema habla el ex consejero electoral José Barragán, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
¿Cómo ve el clima preelectoral que estamos viviendo?
En todos los procesos, llegado el momento de hacer el juego de las precampañas en el interior de los partidos y ya en su momento registrar a los precandidatos que serán candidatos para los diferentes cargos de elección popular, en esta ocasión de diputados, senadores y de presidente de la república y en algunos estados se renovarán los cargos de elección popular y suele ser así el ambiente. Se suelen extremar las actitudes de quienes pretenden llegar a las candidaturas, y es normal.
Sin embargo, en este momento tenemos otro tipo de preocupaciones que están presentes y pueden exacerbar el mismo proceso y sacarlo de sus cauces. La violencia generalizada es un evento que no debemos de ignorar y, desde luego, se puede prestar a que quienes van a participar en la contienda, desde dentro o que no son candidatos, de alguna manera lleguen a extremos y hagan uso de esta violencia institucionalmente hablando. No hay que olvidar que los partidos políticos ¾unos más otros menos¾ son los que tienen en sus manos el poder y lo van a usar, lo están usando y lo usarán para su propio beneficio, y esto sí puede preocupar, sobre todo a los administradores de la elección.
El gobierno federal “mete las manos”
El gobierno federal ha utilizado las instituciones de justicia para politizar la situación, como sucedió con el “michoacanazo” y otros hechos. Luego intentó hacer uso de órganos electorales para cancelar los comicios en Michoacán, lo que provocó al parecer la salida del titular de la Fepade, que no se prestó.
El ingrediente que es factor real de poder dentro de las elecciones es el propio gobierno. Los mexicanos no estamos gobernados por ciudadanos comunes y corrientes que vean por el bien de la sociedad o, como dice el artículo 39, “que todos los actos de autoridad se hagan en beneficio del pueblo”. Como esto no es así, los gobernantes que pertenecen a diferentes partidos políticos ¾hoy lo vemos con mayor claridad que cuando gobernaba un solo partido¾, trabajan para su propio beneficio, los intereses de su partido en primer lugar; los intereses de sus propias personas o grupos. En ese sentido utilizan todos los medios a su alcance que son muchísimos y entre ésos están las instituciones políticas, usted hablaba de las de administración de justicia.
En México tenemos uno de los peores sistemas de administración de justicia y en ese sentido está muy comprometido con el propio gobierno, a nivel federal desde luego y a nivel local. Sin embargo hay otras instituciones, las electorales, por ejemplo, que de manera lamentable se han vuelto a partidizar tan fuertemente como lo estaban antes con la presencia de un solo partido. Es decir, ahora se disputan los partidos esas instituciones electorales que por un lado tienen carácter jurisdiccional, es decir, son tribunales electorales para resolver los conflictos y por el otro, son los administradores.
Son administradores de las elecciones a nivel federal en el Instituto Federal Electoral y a nivel local, cada una de las instancias de estas administradoras. Cada una de estas instancias, las jurisdiccionales y las administradoras, están conformadas por candidatos partidarios y eso es lo que llama más la atención a la sociedad civil porque no podemos esperar sino que continúe la lucha partidaria que ya se da en el Congreso ¾un órgano parlamentario o en los congresos locales¾ pero que no debe darse en las instituciones públicas, porque el Congreso debe de trabajar en beneficio del pueblo. Al pensar siempre en los intereses de partido, que defienden dentro de la administración electoral, porque existen consejeros de varios partidos y hay magistrados que responden a los intereses de los partidos.
La mejor referencia es lo que se tardaron en nombrar a los tres últimos consejeros del IFE, no para escoger a los mejores ¾sin que con esto quiera decir que los electos no son capaces, ni competentes¾ sino para escoger a modo a aquellos candidatos que finalmente saben que van a responder de una u otra manera, a sus intereses.
Esto es muy grave, se ha formado un círculo perverso hay que decirlo, porque es en beneficio de ellos mismos. En estos momentos vemos cómo los miembros de un partido luchan por unas precandidaturas, luego van a ser candidatos, luego serán diputados, más tarde senadores y al formar parte del Congreso de la Unión legislarán para toda la república, pero también legislan en beneficio propio.
Esa es la perversidad, porque ellos hacen gobierno, legislan para sí mismos, ellos hacen las leyes electorales; los montos de campaña y todos los instrumentos y medios que vemos. Inclusive ellos mismos protestan porque al final ven que no les permiten hacer muchas de las cosas que quisieran, y los van a modificar a su gusto.
Ese círculo perverso está bien armado y lo que nos falta es caminar, salir de esa perversión para llegar o a una transición verdadera o a un cambio que responda a las necesidades de la propia sociedad. Ni los partidos ni los candidatos han pensado o han hecho alguna propuesta en ese sentido y nos urge que caminemos hacia metas de una transición ordenada, pacífica. Estamos envueltos en violencia, esperemos que no se meta a los procesos electorales y por lo tanto que esa transición realmente se garantice que sea pacífica, en donde se establezcan mecanismos para formar gobiernos que sean realmente representativos de la sociedad y que trabajen a favor de la sociedad.
Es lo que nosotros esperamos y en ese sentido que se supriman las jurisdicciones, las administradoras electorales para que sea el gobierno en turno, el que administre la elección como lo hace en todo país civilizado. En España, el gobierno en turno administra la elección y no obstante si le gana la oposición le da paso el pacíficamente para que haya esa alternancia democrática en el gobierno, porque luego le tocará al siguiente administrar la siguiente elección.
Esa debe ser nuestra meta, no pensar que estos órganos o este círculo perverso permanezca eternamente. Para nosotros los mexicanos, va a ser difícil aguantar en paz toda esa actividad partidaria en perjuicio de la sociedad.
Odio acendrado al PRI
Preocupa el manejo del Ejecutivo, que es de gran empecinamiento, en corto se dice que lo que lo mueve es ese gran odio al PRI, no importa cómo se hagan las cosas.
Existe entre los partidos un propósito que no nos revelan nunca, de llegar a gobernar de manera absoluta, cada partido quiere subir al poder, a la Presidencia, con el PAN, o en las gubernaturas, con la alternancia de los distintos partidos.
Quisieran gobernar como gobernó antes el PRI, en términos absolutos, donde haya una obsequiosidad total y completa, y creo que ésa no es democracia ni es nada. Esa forma, que es una virtud para ellos, es un defecto para la sociedad en donde ellos quisieran mantenerlo. Tratan de hacerlo y lo intentarán hacer siempre, por eso es que no podemos romper ese círculo perverso.
Le pongo un ejemplo de cómo se puede cambiar el sistema en este mismo momento, sin violentar nada, ninguna una ley. Qué ocurriría si todos los partidos dijeran para acercarnos a la sociedad civil, para ganar legitimidad y sentirnos mejores representantes de ellos, poner en sus manos las 200 diputaciones plurinominales, para que la sociedad civil elija a sus mejores hombres y llegar a formar un Congreso de la Unión donde haya una excelente representación, 200 es una cifra muy buena.
Luego los senadores de partido, dárselos en la mano a la sociedad civil, para equilibrar las fuerzas de esos partidos, para armonizar las luchas de esos partidos con esta presencia de la sociedad civil y reorientar todos los actos del Congreso y de la política, para beneficio del pueblo.
Eso lo pueden hacer ahora, sin modificar ninguna ley, ninguna constitución. ¿Por qué no lo hacen? ¿Les interesa la sociedad civil?, no. Les importan los votos, sí, evidentemente, y harán todo lo posible para que la gente vaya a votar, harán lo indispensable para que obtenga cada uno, a su modo, la votación que están buscando.
Usted lo ha señalado, quieren actuar como lo hacía el PRI, el punto es que el país ya no es el mismo, con factores de poder como el crimen organizado.
Efectivamente el país es muy diferente al año pasado y no digamos a la década pasada, es completamente diferente la sociedad de ahora a la de entonces, aunque tengamos conductas, digamos, más o menos parecidas como el ir a votar, un poco inconscientemente, pero es muy diferente.
Sin embargo, esto no lo quieren entender los partidos y no lo hacen porque no está dentro de sus intereses. Hay que reconocer que aquello que no esté dentro de sus intereses, no lo van a promover nunca. No van a promover ni una reforma profunda en materia de impartición de justicia, de procuración de justicia o en tantos otros puntos como fueron los que planteó aquí la UNAM al actual presidente, entre otros buenos propósitos para acabar con la delincuencia organizada en donde se involucran reformas profundas a la estructura de la administración del propio gobierno federal y, desde luego, a los estatales.
No habrá como se propone en ese escrito una procuraduría independiente, que sirva a la sociedad y no al Ejecutivo, eso no lo va a haber porque no pretenden beneficiar a la sociedad sino autoprotegerse ellos mismos y tampoco habrá una gran reforma en la misma materia electoral para regresar a la ciudadanización de los administradores de la elección. No les interesa porque cada vez se acentúan más las diferencias, los conatos entre los propios candidatos y partidos políticos.
Regulación compleja
Preocupa el que se haya partidizado a los órganos electorales. ¿Cuál es el peligro de seguir quitándoles credibilidad ante la ciudadanía a estas instituciones?
Efectivamente existe ese riesgo, entre otras cosas, no sólo porque están profundamente partidizados los administradores de los procesos electorales tanto federales como locales, los mismos tribunales electorales, sino también porque el régimen electoral, la legislación electoral es ya muy compleja y contiene muchísimos detalles que se están saliendo de las manos de los propios administradores, por ejemplo, en materia de propaganda.
Es evidente que está prohibido hacer propaganda cualquier persona, los partidos y los candidatos, con mayor razón a través de la radio y la televisión. Sin embargo, vemos que todos los gobiernos, sea la Presidencia, los gobernadores, los presidentes municipales, la propaganda que hacen es partidaria y en todo tiempo, no nada más dentro de la campaña o ahora que estamos en preparación del proceso electoral y que van a entrar en las etapas de la campaña. Evidentemente esa propaganda es partidaria, cargada de muchas mentiras, son frases bonitas para atraer a la gente. Esa regulación hace muy difícil que los partidos se contengan y que inclusive la radio y la televisión se contengan dentro de sus márgenes porque se afecta en un sentido negativo la libertad de imprenta, por ejemplo.
Tenemos dos disposiciones contradictorias en la Constitución, la de los artículos 6 y 7, que nos dan una amplia libertad de manifestación del pensamiento, de las ideas y de la libertad de imprenta y luego en el artículo 41, que limita enormemente esas libertades, de manera que entran en conflicto las normas, y la autoridad electoral no ha sabido armonizarlas. Está en un permanente conflicto lo que dice el Tribunal Electoral por un lado o lo que antes ha dicho, que el Tribunal actúa a través de los recursos que interponen las administradoras electorales en este caso el IFE, lo que dicen no está acorde con la Constitución.
No hay armonía, existe un ambiente muy enrarecido, de mucho encono, en donde los medios y los que trabajan en esos medios, no tienen una certeza de qué es lo que pueden hacer, qué es lo que pueden decir en este proceso electoral. Tampoco saben cómo dirigirse a los candidatos, cómo hacer para que su labor periodística no sea confundida con propaganda y hay un ambiente de mucho encono en ese sentido. Lógicamente los medios no sólo porque tienen la obligación de informar a la opinión pública lo que pasa sino porque también dejan de ganar, hay un enorme interés económico, también legítimo.
Hay elementos que se derivan del propio desorden legislativo que no se pudo corregir desde el 2008 a la fecha y puede provocar cuestiones de riesgo entre los propios partidos políticos, entre los partidos y los medios y perjudicar el proceso.
¿Se podrían llegar a cancelar las elecciones del 2012?, ¿decir: hay tanto conflicto, que se posponen o cancelan, o llegar a situaciones de tener un presidente considerado ilegítimo, como sucedió con Calderón?
La cancelación de una elección sí está en la cartera tanto de los señores consejeros del IFE y el correspondiente órgano de los estados. También sobre la mesa de los señores magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y en su caso del Tribunal Electoral del Estado, de manera que sí se han planteado esa posibilidad. Acordémonos sin ir más lejos que en el 2006 al hacer la calificación de la elección presidencial, se dejaron ver cosas muy graves, que podría haberse anulado la elección.
Está en el ambiente y desde luego, los partidos se van a defender, como es natural, los resultados de la elección los van a defender a morir, por las vías jurisdiccionales y pacíficas. Ojalá que no se salgan de ahí, pero al no ser exactamente imparciales esas instancias, no sabemos si se llegarán a conformar como lo hicieron en el 2006 los perdedores. No sé quiénes serán ahora los perdedores y no sé si se vayan a conformar. Hay tres grandes partidos que están contendiendo y quieren ganar la Presidencia, pero dos perderán y es un evento impredecible.
Los riesgos están sobre la mesa, me gustaría que bajo ningún concepto se anule ninguna elección. El voto es un ejercicio soberano que hace cada uno de los mexicanos en edad de votar. Se deben respetar de manera total y absoluta y bajo ese aspecto no debiera nunca ni siquiera pensarse en cancelar o anular una elección. Es inaceptable que un Tribunal pueda ir en contra del sentido de la votación soberana que emita el pueblo en un proceso ordenado y pacífico…