El segundo Irán
Frida Modak
James Clapper, director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, entregó un informe sobre las presuntas intenciones de Irán, el que puede considerarse como la primera manifestación clara de convertir a ese país en un segundo Irak.
El funcionario afirmó ante el Comité de Inteligencia del Senado que Irán percibe las amenazas de Estados Unidos y sus aliados y que desde el fallido complot iraní para asesinar al embajador saudita en Washington, en los estratos superiores de Irán hay una disposición a autorizar ataques contra el país del norte.
Agregó que el plan “muestra que algunos funcionarios iraníes —probablemente incluyendo al líder supremo Alí Khamenei—han modificado sus cálculos y están ahora más dispuestos a dirigir un ataque en Estados Unidos en respuesta a acciones reales o percibidas que amenazan al régimen”.
Clapper dijo también que “las estimaciones indican señales de una potencial funesta dirección en las relaciones hostiles entre los dos países, en momentos en que hay indicios de que hay una campaña subterránea para frustrar la declarada ambición de Irán de desarrollar armas nucleares”.
El informe es más largo pero lo que hemos señalado es suficiente para establecer un paralelo con lo que sucedió en el caso de la invasión estadunidense a Irak, que no contó con la autorización de las Naciones Unidas, como seguramente no contará una acción del mismo tipo en el caso iraní.
Se pueden establecer además otras similitudes. El gobierno estadunidense sostuvo hasta la saciedad que Irak tenía armas químicas y rechazó los informes de los organismos de Naciones Unidas que señalaban lo contrario.
Ahora Washington no tiene tampoco ninguna prueba de que Irán haya logrado producir armas atómicas, ni siquiera de que lo esté intentando. Pero el informe del director de Inteligencia estadunidense también abarca otras situaciones.
Señaló que la declarada muerte de Osama Bin Laden “ha destruido el corazón de Al-Qaeda” y que si se puede mantener la presión sobre esa organización hay una mejor oportunidad de que la descentralización “la conduzca a la fragmentación”.
Aunque Clapper estima que podrían dar golpes pequeños para demostrar la relevancia de la jihad y señala al grupo de Yemen como el que podría originar complots contra Estados Unidos, aunque los haya erosionado la muerte del clérigo de origen estadunidense en una acción de la CIA.
Estos puntos del informe, que no son todos, indican que estamos frente a una reedición de todo lo ocurrido en la invasión a Irak.
Acusaciones de posesión de armas químicas en ese caso, suposiciones sobre la fabricación de armas nucleares en lo relativo a Irán. Pero hay otra coincidencia más importante, que es la electoral
De Bush a Obama
La invasión a Irak fue la consecuencia del colapso de las Torres Gemelas de Nueva York, del avión que se estrelló contra el edificio del Pentágono y de otro avión que supuestamente cayó debido a la acción de sus pasajeros, si bien hay versiones de que lo derribaron efectivos militares estadunidenses.
Fue un episodio sangriento que costó cientos de vida y del que se responsabilizó a Al Qaeda, que a partir de ahí se convirtió en una organización todopoderosa a nivel mundial, cuyo cerebro era Osama Bin Laden.
Este hecho ocurrido el 11 de septiembre de 2001, sobre el cual abundan hasta hoy las dudas y especulaciones acerca de lo que realmente sucedió, determinó que Estados Unidos decidiera que había que actuar en Oriente Medio y en otros países, como Afganistán, donde se encontraban los jefes y miembros de esta organización.
Lo primero fue la caída del régimen de los talibanes en Afganistán, culpables, entre otras cosas, de no permitir la construcción en su territorio de un oleoducto que le provocaría problemas con su principal vecino entonces, la Unión Soviética.
También a raíz de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos centró la atención en Irak, país al que se le atribuyeron varias cosas, desde contar con armas químicas hasta una acción desestabilizadora en la región, el financiamiento a terroristas y ser una amenaza para la seguridad estadunidense.
Eso determinó la invasión, las empresas del país del norte se quedaron con el petróleo iraquí y la población sufrió problemas y carencias de toda índole que aún distan mucho de poder solucionarse.


