¿Presidente por tercera vez?

Frida Modak

El próximo domingo los rusos elegirán a su nuevo presidente y todo indica que éste será uno ya conocido, que ocupará ese cargo por tercera vez, sin haberse alejado de las tareas gubernativas desde que  el 13 de diciembre de 1999 se convirtió en presidente interino a la renuncia de Boris Yeltsin.

Renunció a ese cargo para postular al mismo en las elecciones del 26 de marzo de 2000, como candidato independiente y con el apoyo del partido Rusia Unida. Ganó con el 53 por ciento de los votos, tal como lo habían anticipado las encuestas.

El año 2004 postuló a la reelección, ya como integrante de Rusia Unida y obtuvo el 71.31 por ciento de los sufragios. Sus opositores quisieron cuestionar el resultado pero los observadores internacionales no habían registrado incidentes.

En este segundo periodo, nombró como  jefe de Gabinete Adjunto del primer ministro a Dimitri Medvédev, el que  en diciembre de 2007 fue propuesto, con el apoyo de Putin, como candidato presidencial de los partidos Rusia Unida, Rusia Justa, Fuerza Cívica y el Partido Agrario Ruso.

Elegido Medvédev, nombró a Putin presidente del gobierno, lo que fue ratificado por el parlamento por 392 votos a favor y 56 en contra. Ahora se especula acerca de si Putin hará lo mismo con Medvédev.

Lo concreto en este momento es que los sondeos electorales señalan que Putin ganaría estas elecciones en la primera vuelta y con el 58.6 por ciento de los votos. Lo seguirá el postulante del Partido Comunista con el 14.8 por ciento y los otros tres candidatos obtendrían el 9.4, el 8.7 y el 7.7 por ciento respectivamente.

Entre estos tres últimos se encuentra el magnate metalúrgico Mijail Prójorov, al que en un comienzo se le quiso presentar como aliado de Putin, cuya misión sería atraer  votos de la oposición para asegurar el triunfo de éste, pero con su 8.7 por ciento no sería mucho su aporte.

Prójorov, dueño de un club de básquetbol estadunidense y protagonista de algunas aventuras por las que lo han calificado de playboy, ha declarado que estaría dispuesto a ser primer ministro de Putin si sus programas coinciden al menos en un 80 por ciento, porque no se comprometería a cumplir un programa ajeno.

Y como gran perdedor de estos comicios en los que no participó, aparece Mijail Gorbachov, que se niega a aceptar que él no representa nada para sus compatriotas. En el mejor de los casos, es el símbolo de la destrucción de Rusia como potencia mundial, lo que muchos no le perdonan.

Putin, en contraste, está lejos de haberse agotado como gobernante, según sostuvo Gorbachov, y aparece como el que le ha devuelto a Rusia su sitial, a cuya pérdida los rusos nunca se resignaron y eso es lo que Putin acaba de reafirmar.

Rearme integral a gran escala

En los momentos en que Estados Unidos alardea de su poderío militar, Putin ha publicado en la prensa rusa un artículo en el que señala que “Hemos iniciado un rearme integral y a gran escala del Ejército, la Armada y otros cuerpos que garantizan la seguridad del Estado”.

Los puntos prioritarios, según su artículo en Rossiskaya gazeta son: ”fuerzas nucleares, defensa aeroespacial, sistemas de comunicación, reconocimiento y control, guerra electrónica, aviones no tripulados, sistemas de ataque robotizados, moderna aviación de transporte, equipos individuales de protección de tropa en campo de combate, armas de alta precisión y sistemas para neutralizarlas”.

Señala que en materia de organización se crearán “eficaces grupos y fuerzas interarmas” y las fuerzas de disuasión nuclear mantendrán su protagonismo “hasta que aparezcan otros tipos de armas y sistemas de combate de nueva generación, en particular armas de alta precisión”.

Y afirma Putin: ”Actualmente se requieren pasos enérgicos para fortalecer el sistema único de defensa aeroespacial. Nos empuja hacia esas acciones la política de Estados Unidos y la OTAN en lo que se refiere al despliegue de sistemas antimisiles”.

Por su parte, Medvédev declaró en relación con estadunidenses y europeos que “no es el inicio de una confrontación, sólo significa que no podemos acoger con indiferencia sus planes puesto que afectan nuestros intereses estratégicos”.

Estados Unidos ha admitido que el escudo antimisiles que se pretende instalar en Europa puede crear riesgos al arsenal de disuasión nuclear ruso, dijo el ministro de Relaciones Exteriores  Serguei Lavrov.

Rusia y la OTAN  habían acordado buscar un acuerdo para que no se crearan riesgos a las instalaciones rusas, pero Estados Unidos no dio garantías jurídicas  de que el escudo antimisiles no  iría contra el potencial estratégico ruso.

La respuesta parece contundente y según las declaraciones de Putin, Rusia aventaja a Estados Unidos en la modernización de fuerzas nucleares y podría  superar  su atraso en lo relativo a armas de alta precisión, lo que constituiría “una respuesta asimétrica al nuevo sistema estadunidense de defensa antimisiles”, señalaron medios rusos.

¿Regreso a la bipolaridad?

Los planteamientos de Putin estarían indicando que Rusia se dispone a retomar el sitial en que se encontraba cuando Gorbachov destruyó la Unión Soviética, la que con todos sus defectos era la otra potencia mundial.

Si lo ocurrido en Libia no fue advertido en toda su magnitud por el gobierno ruso, los acontecimientos sirios y los problemas que se empiezan a provocar en países limítrofes no pueden tomarlos por sorpresa.

Al veto que junto con China impusieron al proyecto que se quería aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU, se agrega ahora la negativa rusa a participar en una conferencia internacional sobre la situación de Siria, programada para realizarse el jueves recién pasado en Túnez.

Estados Unidos y los países de la OTAN buscan recrear lo que hicieron en Libia, pero esta vez se van acercando a lo que son sus objetivos finales: Rusia y China, por lo que ninguno de estos dos países podría volver a equivocarse como en el caso libio.

La prensa estadunidense y europea afirma que los sucesos de Siria han vuelto  a poner a Rusia y Estados Unidos como rivales, y desde el punto de vista de los países a los que se sigue denominando subdesarrollados eso podría ser conveniente.

La crisis económico financiera por la que atraviesan los autodenomidados países desarrollados los está haciendo volver la mirada no sólo al petróleo y otras riquezas del norte de  Africa y Medio Oriente, sino también hacia América Latina.

Nuestra región tiene centenares de miles de millones de dólares en sus reservas monetarias, a lo que se unen sus inmensos recursos naturales de todo orden, que ahora cabría redefinir en función  de las codiciadas “tierras raras”.

El surgimiento de un contrapeso real a la alianza Europa-Estados Unidos podría tener efectos importantes en el desarrollo de nuestros países, en los cuales la presencia  de Rusia y China es aún limitada.