Entrevista a José Antonio Crespo Mendoza/Profesor del CIDE
Antonio Cerda Ardura
Si bien su administración orquestó un ensayo de teatro policiaco para tratar de anular las elecciones del 13 de noviembre pasado en Michoacán, con el cuento de que los narcotraficantes operaron para que su hermana María Luisa Calderón Hinojosa, la Cocoa, terminara derrotada en su pretensión de ser gobernadora, el presidente Felipe Calderón se asume ahora como un auténtico demócrata y promete que no intervendrá en el proceso que el próximo 1 de julio designará al nuevo jefe del gobierno mexicano.
Aún con ánimo injerencista, el jueves 23 de febrero, durante la reunión de Consejeros del Banco Nacional de México, Calderón juró y perjuró, con base en láminas sobre la intención de voto, que la candidata de su partido, el PAN, Josefina Vázquez Mota, estaba por alcanzar al aspirante puntero a presidente, el priista Enrique Peña Nieto. No obstante, tras una avalancha de protestas por parte del tricolor y del resto de los partidos políticos, y de dos denuncias ante el IFE por la violación al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el 24 de febrero, durante la conmemoración del Día de la Bandera, Calderón se comprometió a abstenerse de intervenir en el proceso electoral y conducirse “como un demócrata”.
Aún más, el 29 de febrero, en el marco de la 32 Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en la que se discutió el protocolo de seguridad para las elecciones de julio, el jefe del Ejecutivo reveló haber realizado convenios con los gobernadores de los estados, de manera que se generen las condiciones necesarias para que los mexicanos puedan a acudir a las urnas con toda tranquilidad, “como corresponde a una democracia”.
Por eso, la pregunta ahora es si, efectivamente, Calderón cumplirá su palabra y el proceso electoral se desarrollara sin su intromisión, en el marco de la legalidad y, aún mejor, sin una eventual lluvia de recursos públicos y apoyos oficiales en favor de Josefina Vázquez Mota.
En entrevista con Siempre!, José Antonio Crespo Mendoza, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE), asegura que, por lo que ha demostrado, va a ser muy difícil que Calderón se mantenga al margen de la contienda.
Indica que si el jefe del Ejecutivo continúa interviniendo en el proceso, sí podría ponerlo en riesgo si el resultado es cerrado.
Ley más restrictiva
Felipe Calderón pactó recientemente con los gobernadores el respeto al proceso electoral de este año. Durante el propio proceso por el que Calderón llegó a Los Pinos, se señalaron los intentos del ex presidente Vicente Fox para descalificar a uno de los contendientes y favorecer al candidato oficial. ¿Será capaz ahora el actual jefe del Ejecutivo de mantenerse al margen de las elecciones?
Desde luego, la ley actualmente es más restrictiva que la que teníamos hace seis años. De hecho, Fox en realidad no violó la ley, y aunque el IFE estuvo a punto de anular la elección por la intervención de Fox, en realidad no estaba establecido en la ley, no era causal de nulidad una falta de tipo administrativo. Fue hasta 2007 cuando ya hubo más restricción en ese sentido. Calderón puede apelar hoy a la prudencia, pero no intervenir en el debate porque la ley restringe mucho más la participación del presidente. Sin embargo, creo que Calderón, como sí tiene una posición muy en contra de que el PRI gane y de que él tenga que entregarle la banda presidencial al candidato priista, sí me parece que va a ser muy difícil que se pueda mantener al margen de la contienda. Lo que hemos visto hasta ahora, ha sido, justamente, un poco la desesperación de Calderón por la ventaja con la que el PRI va adelante. En ese sentido, me parece que sí veremos más intentos de Calderón, de manera directa e indirecta, de incidir sobre el resultado.
A ojos de muchos actores políticos, en distintos momentos, como la elección reciente de Michoacán, en la que compitió su hermana, el Presidente ha llevado a cabo una persecución política, disfrazada de seguimiento judicial, contra candidatos o gobernadores. El uso de esos métodos demuestra que el Presidente no va a cejar en sus intervenciones.
Sí, yo así lo creo también, porque una cosa es que la justicia llegue a su propio ritmo, sin que tenga que estar supeditada a los procesos electorales, y otra es que casi todos los casos de persecución judicial en este sexenio han coincidido con alguna situación electoral. ¡Y luego resulta que no están todos los elementos firmes! No creo que sea casualidad que en el momento en que se anuncia que se está haciendo una investigación o que se hacen detenciones, se coincida con procesos electorales. Ya vimos esto recientemente.
¿Cómo poner un candado para limitar la intervención presidencial en el actual proceso?
Los candados ya están en la ley. La cuestión es que Calderón la cumpla. El IFE ya había señalado que en la elección federal pasada, incluso el Presidente había violado la Constitución. A raíz de sus señalamientos sobre la encuesta (que ubicaba a Vázquez Mota cerca de Peña Nieto), el presidente del IFE conminó a Calderón a actuar con más prudencia. Pero los candados ya están en la ley.
Es de esperarse que Calderón insista en que el PAN va a la cabeza durante todo el proceso electoral.
Sí. Yo creo que de una u otra manera va a haber más quejas de la participación de Calderón, repito, de manera directa, con declaraciones, e indirecta, con actos que puedan llevar una intención electoral
Piso parejo
Si no hay forma de detener al Presidente, otros candidatos, autoridades y partidos podrían desatarse.
De todas maneras, independientemente de que Calderón participe o no, algunos gobernadores sí lo hacen y están en actos de campaña. Es decir, en realidad la prohibición tendría que ser pareja, y de hecho no lo es cuando vemos a muchos gobernadores o jefes de gobierno en actos de campaña o en pronunciamientos que tienen un trasfondo electoral. Eso en otros países no tiene nada de raro, pero en México la participación del partido hegemónico, que acumulamos durante décadas, hizo que veamos esto con mucho más reserva y reticencia. Pero el asunto es que los gobernadores están sumergidos de una u otra manera en los procesos electorales, y lo que habría que ver es qué pueden hacer las autoridades para restringir o amonestar de manera pública, cada vez más fuerte, al Presidente. En fin… si eventualmente resultara muy cerrado el resultado de la elección, sí podría apelarse a una causal de nulidad si es que la intervención de Calderón se considera que pudiera haber sido determinante.
Se cree que, por un lado, el Presidente estaría dispuesto a reclamar la nulidad de la elección de este año, argumentando un tema judicial. Sin embargo, su propia intervención pone en riesgo los comicios.
Sí, si interviene más claramente, sí podría poner en riesgo la elección si el resultado es cerrado, como lo fue en su propia elección.
¿Qué tanto afecta esto a los ciudadanos? ¿Están concientes, o simplemente hay apatía?
Yo creo que básicamente hay apatía y desinterés de los ciudadanos. Hay algunos que están más interesados en el proceso político y que sí les molestaría o les molesta que Calderón participe directamente o que haga declaraciones, pero las encuestas precisan que los muy interesados en el proceso son sólo el diez por ciento. Nada más.
¿Qué recomendaría en este caso?
Simplemente ahí están las leyes y ojala que todos los actores se apeguen a ellas.


