Pese a que no se logró el “consenso” para que Cuba participara en la próxima Cumbre de las Américas a celebrarse en abril próximo en Cartagena, Colombia, el efecto político de su exclusión trasciende en todo el mundo y cuestiona la política estadounidense hacia la región. Así, mientras Estados Unidos se niega a dialogar con Cuba, la isla se prepara para un encuentro de alto impacto con el Papa Benedicto XVI, quien visitará la isla el 26 de marzo próximo.

Aunque los presidentes del grupo Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), integrado por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Ecuador, Dominica, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, así como Venezuela, presionaron fuertemente al presidente anfitrión de la Cumbre de las Américas, Juan Manuel Santos, éste reconoció que “no se pudo lograr el consenso” para que asistiera Cuba.

El consenso fue un término diplomático, porque todo mundo sabía que el país que se opuso a la participación cubana en el cónclave es Estados Unidos, cuyo presidente, Barack Obama, está buscando la reelección y por lo tanto tiene a todos los sectores anticubanos de su país, con los ojos puestos en sus acciones internas y externas.

La exclusión de Cuba, era un tema cantado tomando como contexto las elecciones en Estados Unidos, sin embargo en el terreno político los países del ALBA, principalmente Cuba, han obtenido una espléndida victoria.

Desde luego que la política de Estados Unidos hacía la región, queda muy mal parada, ya que demuestra que sigue empecinado en el tema cubano como si se vivieran tiempos de la “guerra fría”. No hay que olvidar que en estos momentos, en América Latina se desarrollan procesos económicos que muestran el declive estadounidense, por ejemplo, el intercambio económico con China ha ascendido al primer plano en la mayoría de países del Cono Sur.

La cumbre de las Américas está programada para llevarse a cabo el 14 y 15 de abril próximo y los países del ALBA aún no deciden qué posición van a tomar sobre el tema de Cuba en ese cónclave. Algunos, como Ecuador, plantearon el boicot, pero  tras la visita de Santos a Cuba el pasado 8 de marzo, donde se reunió con el mandatario cubano, Raúl Castro y con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, esa forma de protesta quizá no se utilice.

El presidente cubano, le aseguró a Santos que la isla no va a crear problemas para que se realice la cumbre. Después de todo, el efecto político ya está hecho.

En este contexto, la visita del Papa a Cuba el 26 de marzo, cobra mayor relevancia, ya que pone en el tapete político, la voluntad de diálogo entre la isla y en este caso el Vaticano. Sin duda, un fuerte contraste con Estados Unidos.

Pronto los países del ALBA deberán tomar una decisión sobre la Cumbre de las Américas, la cual sin duda, contará con la presencia del tema cubano, pese a la exclusión de la isla.