Rumbo a una contienda competida


                 

En el ajedrez, como en la vida, el adversario

más peligroso es uno mismo.

Vassili  Smyslov

José Fonseca

El affaire de la reunión de consejeros de Banamex, durante la cual el Presidente Felipe Calderón mostró una lámina con las cifras de la encuestadora del PAN, es apenas un episodio más de cómo es quien aprovecha a plenitud el llamado periodo de intercampañas, durante el cual partidos y candidatos están sometidos a cartujo silencio.

Además subraya cómo desde Los Pinos, el Presidente mantiene presionados a los adversarios de la candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, sea con “filtraciones” siempre publicables en obsecuentes medios o con la suficiente dosis de escándalo para que se difundan o publiquen aun en quienes son críticos de su gobierno.

O sea, con su intenso programa de giras e inauguración de obras, en cotidianas ceremonias aprovechadas para colocar sus mensajes propagandísticos.

Así, en el  caso de la reunión de consejeros de Banamex, de alguna manera su “laminazo encuestador” fue una invitación a darle a Josefina Vázquez Mota el beneficio de la duda, y a considerar que sí tiene posibilidades de ganar la Presidencia. Con eso se aseguró que algunos de esos empresarios, quien sabe cuántos, sean contribuyentes al fondo de campaña de la candidata presidencial panista.

Y simultáneamente pone en duda la credibilidad de las empresas encuestadores, la mayoría de las cuales le da a Enrique Peña Nieto una ventaja que oscila entre los 16 y los 19 puntos en las preferencia electorales.

Después, es cierto, en su discurso del Día de la Bandera, se comprometió a no hacer nada que cree desconfianza sobre su papel en el proceso de la elección presidencial.

Luego se reunió con el dirigente nacional del PRI Pedro Joaquín Coldwell, quien ha transmitido el público mensaje que el partido tricolor y su candidato presidencial confían que el presidente Calderón honre su palabra.

Desde la perspectiva de las percepciones, ha sido una buena semana para el presidente Calderón, porque ha colocado a los encuestadores en el centro de un debate ocioso en cualquiera otra democracia, pero que en una sociedad en la cual prevalece el creelista “sospechosismo” ha logrado sembrar la semilla de la duda.

El saldo de la semana aparentemente fue favorable al presidente Calderón, pero de alguna manera también lo fue para el PRI, pues lograron que permeara en el ánimo presidencial el mensaje de que las heridas del 2006 no han sanado totalmente y que en el actual clima social y económico lo que menos necesita la república es más crispación política.

En ese ambiente superficialmente terso, pero agrio y crecientemente hostil, dentro de 26 días arrancarán las campañas de todos los candidatos presidenciales.

Y empezará el gran juego de ajedrez, cuyas estrategias y tácticas sólo buscan acortar la ventaja de Enrique Peña Nieto y hacer de la elección presidencial una contienda competida.

Sólo lo conseguirá la candidata presidencial panista si el presidente Calderón incumple la palabra empeñada y arriesga su propio futuro como lo arriesgó su antecesor Vicente Fox.