Contrata a la ONU
Alguno, la simulación de la virtud aprovecha,
pues la virtud por sí misma le estorba.
Maquiavelo
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
El 2 de marzo, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, convocó a los medios de comunicación a una conferencia a través de la cual dio a conocer la contratación de especialistas del Reino Unido, de Estados Unidos, India, Colombia y del Reino Español a fin de evaluar el modelo policiaco a su cargo.
El polémico funcionario informó que la contratación se hizo a través de la Oficina de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, lo que constituye para García Luna un importante aval internacional en torno al resultado que arroje el examen a la dependencia a su cargo.
Como aclaró puntualmente Luigi Mazzitelli, representante en México del organismo internacional, la pléyade de cerebros contratados por el organismo no calificará la eficacia de la Policía Federal mexicana sino que se centrará en analizar si el modelo policial gestado por García Luna responde a las necesidades que México requiere.
La puntual explicación de Mazzitelli reveló un ejercicio cosmético ¾que le urge al titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal a fin de contar con el respaldo de la ONU¾, cuya función será el de hacer frente a la andanada de críticas que se lanzarán en contra de su gestión como titular de la dependencia federal más favorecida del sexenio y cuyos magros resultados provocan indignación entre la población cautiva por la violencia criminal, en tanto que el responsable de velar por su seguridad destina recursos y tiempo a la producción de telenovelas fallidas y varios spots publicitarios, meras muestras de la simulación que priva en la dependencia a su cargo.
La clara motivación del secretario de Seguridad Pública Federal por buscar respaldos ante su cuestionada gestión se inserta en su proverbial descargo de culpas en terceros y un autismo político administrativo, alimentado por la inexplicable protección presidencial de la que siempre ha gozado un funcionario.
Con esos antecedentes, preocupa que la ONU se preste a maquillar los fracasos del funcionario predilecto del presidente mexicano, y se presente ante la opinión pública mexicana una faceta empresarial que mella la autoridad moral de una institución internacional creada como garante de la paz, no como una contratista a la que sus Estados miembros puedan acudir para que le laven la cara a los predilectos del Ejecutivo en turno.
A nadie escapa que la parafernalia policiaca de García Luna es paradigma de simulación, y en ella, no puede pasar inadvertida que su inveterada vocación fílmica nutre el argumento de esa gran parodia a la que identificamos como Policía Federal, producción a la que se le ha proporcionado la mejor escenografía y el más vistoso vestuario, instalaciones y uniformes en los que siguen anidadas con total impunidad la corrupción, la deshonestidad y deslealtad, lacras entronizadas como símbolos de los cuerpos policiacos mexicanos desde tiempo inmemorial, sustento del crecimiento de la delincuencia organizada en el territorio nacional.
Por ello, resulta inmoral que con dinero de los contribuyentes, García Luna en provecho de la simulación contrate a la ONU para estorbar la virtud que la verdad implica.
