Carlos Jiménez Macías
¿O cuál es más de culpar? ¾se preguntaba sor Juana Inés de la Cruz, en sus célebres redondillas¾ aunque cualquiera mal haga,…
La pregunta es válida varios siglos después; ¿a quién es más de culpar…? Por un lado, una delincuente acusada de infamante delito y sorprendida en flagrante acción. Por el otro, el tremendo desaseo con que se operó la detención de Florence Cassez, con una serie de irregularidades que culminaron con la ridícula escenificación de los hechos para adorno del entonces titular de la Agencia Federal de Investigación y hoy secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna. Sin la arrogancia del presidente de Francia y la inexcusable torpeza del mexicano, el asunto hubiera tomado un curso diferente.
Así, una cuestión de nota roja, destinada a seguir secuencias normales, se convirtió en un problema que ha provocado una grave crisis en las relaciones tradicionalmente amistosas entre México y Francia.
“Ya que me recomendaron discretamente no hablar sobre Florence Cassez, voy a empezar hablando de Florence Cassez.” Con estas palabras comenzó la desafortunada intervención del presidente Sarkozy en la tribuna del Senado de la República.
¿Quién fue el inepto funcionario que se permitió hacer esa recomendación al presidente de un país amigo? Es uno de los temas que no se ha podido aclarar ante la cerrada obstinación de la Cancillería, quien hasta ahora no ha dado la cara para responder a tan espinosa cuestión.
El hecho es que don Nicolás, con sus declaraciones impregnadas de soberbia y las amenazas chantajistas que por cierto se cumplieron, como la anulación de l’Année du Mexique en France, dio tal notoriedad al caso que resultaba imposible atender sus exigencias.
El asunto ha vuelto a tomar una inusitada dimensión gracias al proyecto del ministro Arturo Zaldívar, que pretende la liberación de la señora Cassez condenada a 60 años de prisión por el delito de secuestro, con base en las severas violaciones a los derechos humanos de la acusada perpetrados por Genaro García Luna.
Sarkozy ya volvió a retomar el tema ante los canales mediáticos de su país y en México la opinión se divide ante el respeto obligado a los derechos humanos y el derecho que asiste a las víctimas de reclamar justicia. En medio, claro está, los tiempos electorales…
Ajeno a todo esto, en su propia versión de la Foxilandia de ingrato recuerdo, el presidente Calderón, acompañado por el incombustible García Luna, inauguró la división científica de la Policía Federal, convencido en apariencia ¾palabras más, palabras menos¾ de que nos hereda la mejor y más confiable policía del mundo.
¿Cómo es posible que la torpeza, la ambición y el protagonismo de un solo individuo haya ocasionado tan graves diferendos entre dos países y puesto en entredicho a ojos de los franceses nuestro sistema de impartición de justicia?
¿Está consciente Calderón de los sucios manejos de García Luna en éste y otros casos, y de las profundas violaciones a los derechos humanos y a las leyes que nos rigen?
¿No lo está?
Ambas preguntas exigen una respuesta clara…
cjimenezmacias@yahoo.com.mx