Swazilandia es el más pequeño de los tres reinos que existen en el continente africano, donde después de obtener la independencia, tras cuatro siglos de dominio de potencias europeas, la mayoría de los países se convirtió en república.

El nombre de Swazilandia resulta poco conocido en el contexto internacional, aunque al mencionarse se deduce que se trata de un estado africano. No es de extrañar la existencia de reinos en el continente.

También en África
existieron imperios.

Malí fue asiento de los grandes imperios Ghana y el homónimo de Malí, que dominó una región de tres millones de kilómetros cuadrados, gobernada durante más de cuatro siglos por la dinastía koita; o el importantísimo Monomatapa en Mozambique, que enfrentó a los conquistadores lusitanos a su arribo a esa zona.

Swazilandia está rodeado en su totalidad por Suráfrica excepto por el este, que limita con Mozambique. Más del 95 por ciento de los habitantes pertenecen al grupo étnico de los swazis, y también convive una minoría de euroafricanos.

La esclavitud, que se tradujo en labores en plantaciones agrícolas en el llamado Nuevo Mundo, y crueldades cotidianas, no fue la única forma de opresión  sufrida por los africanos.

El continente entero fue sometido a la opresión colonial, en la cual los autóctonos eran explotados, humillados y carecían de derechos elementales, mientras veían partir hacia las metrópolis las riquezas naturales de sus países. Otra forma de esclavitud.

Y llegaron los británicos

En esa última zona, la fertilidad de la tierra, la abundante caza y la posibilidad de que existieran vetas minerales en el terreno, atrajeron a los colonos británicos, quienes se establecieron en 1878. Esa fue la primera presencia de los súbditos de Reino Unido.

Los representantes de la corona británica también recibieron numerosas concesiones del jefe de los swazis, las que se extendían no sólo a posesiones de tierra, minerales, bosques, sino también sobre comunicaciones y manufacturas, incluyendo el derecho a cobrar impuestos.

El conjunto de las concesiones dio inicio al control del país por Reino Unido. El primer gobierno con participación de los británicos se estableció en 1890, en forma provisional, con la representación también de la república surafricana y de los swazis.

Un año más tarde, 1891, la república surafricana tomó la dirección del país, sin incorporarla a esa nación. Finalizada la guerra angloboers (boers, grupo originario de Holanda que habita en territorio surafricano), en 1904, el gobernador británico anunció la responsabilidad total sobre Swazilandia.

Esa fue la forma en que se iniciaron las relaciones directas de los swazis con la nación europea. Esos vínculos se produjeron porque los swazis prefirieron asociarse a los británicos y aceptar su protectorado ante la actitud de violencia y hostilidad de los boers.

Estos robaban sus tierras y ganado y los sometían al trabajo esclavo, una condición que los swazis nunca habían padecido. Los colonialistas británicos, contrariamente, asumieron una actitud “paternalista”. Una opresión menos onerosa, aunque carente de libertades y facultades políticas.

En 1907, por decisión británica, el Alto Comisionado de Suráfrica, por entonces posesión de Londres, se hizo cargo de los asuntos de Swazilandia.

Un tercio del país fue adjudicado a Reino Unido y los otros a los colonos europeos, lo que provocó protestas de los nativos ante el gobierno británico. Las reclamaciones resultaron inútiles pues los colonialistas no aceptaban que sus decisiones fueran cuestionadas.

Dos años después, en 1909, mediante un Acta de Unión suscrita a espaldas de los swazis por el gobierno británico y los boers, Swazilandia fue incorporada a la Unión Surafricana. Simultáneamente, Reino Unido concedió a Portugal el territorio swazi que circundaba una zona denominada Namachacha.

Paso a paso

El Reino Unido no podía desoír permanentemente las demandas de libertad de los autóctonos. En 1921 se constituyó el Consejo Consultivo. La posición del jefe supremo como autoridad nativa fue definida en 1941.

El rey Sobhuza II, conocido desde 1921 como el “león”-cabeza de la nación swazi, solicitó en 1956 la restitución de sus derechos sobre las riquezas mineras, que fue rechazada por la autoridad colonial.

El gobierno del protectorado y el rey de los swazis designaron en 1960 un Comité Constitucional. Este organismo publicó dos años después un informe que consolidaba los derechos económicos y políticos de los colonialistas.

La población autóctona continuó sus reclamos y en 1963 se celebraron en Londres conversaciones conjuntas para el establecimiento de una Constitución, que en definitiva reafirmó la carencia de derechos de los africanos y consolidó el poder ejecutivo en manos del Comisionado británico.

Ante las protestas de agrupaciones políticas y la realización de movimientos huelguísticos de los trabajadores, el gobierno colonial prometió que modificaría la propuesta. Se estableció una Constitución al amparo de la cual en 1964 se efectuaron elecciones para un Consejo Legislativo.

El 6 de septiembre de 1968, el rey y su hijo acordaron con las autoridades británicas el cese del protectorado ejercido durante 70 años. Los swazis vivirían, al fin, en un Estado independiente.