Sistemático embate panista
Todos los que han meditado sobre el arte de gobernar a los hombres
se han convencido de que el destino de los imperios
depende de la educación de sus jóvenes.
Aristóteles
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
Cumpliendo a cabalidad los dictados que nutren el neoliberalismo económico de fines del siglo XX, las administraciones federales de Acción Nacional han emprendido un sistemático asedio a la histórica ruta de universalización de la educación pública en pos de cumplir puntualmente con su desmantelamiento, objetivo que sintetizó la candidata Vázquez Mota al calificar a la UNAM de monstruo en su tardía tesis de licenciatura.
A nadie escapa que la legítima aspiración de universalizar la educación nutrió las audaces acciones legislativas y de gobierno, que en 1830 emitiera don Valentín Gómez Farías a fin de emancipar la educación de la medieval férula del clero, intrépidas medidas frustradas por Santa Anna y sus secuaces con sotana en una de sus tantas acciones concertadas en defensa de sus privilegios.
La independencia educativa tuvo que esperar treinta años para que los hombres de la Reforma la recuperaran y consolidaran, siendo un tema que entusiasmaba a Juárez, quien siempre reconoció el valor de la educación como piedra angular en la construcción de una república de ciudadanos educados y por tanto libres.
El principio de la universalización de la educación auspició la instauración de la Escuela Nacional Preparatoria y, posteriormente, la recuperación de la Universidad Nacional de México por manos de un grupo de intelectuales encabezados por don Justo Sierra, a quien correspondió el cargo de primer rector de esa máxima casa de estudios.
Para los Constituyentes de 1917, profundizar el espíritu del derecho universal a la educación pública, gratuita y afirmar su independencia de cualquier dogma religioso al declarar su laicidad sustenta el contenido del artículo tercero bajo la premisa de constituir un Estado educador para hacer mejores mexicanos.
Corresponderá a la administración de López Mateos ampliar los instrumentos de la universalización educativa al recuperar el programa de libro de texto gratuito, concebido en 1845 por don Ignacio Ramírez durante su breve, pero fecunda conducción del Ministerio de Instrucción del gobierno del Estado de México.
Los conflictos estudiantiles de los años 60 sirvieron de inmoral excusa para frenar la consolidación de la universalización de la educación media superior y superior de nuestro país y para ello las administraciones priistas se valieron del presupuesto como forma de coacción, deteniendo con ello programas y proyectos, entre ellos el de ampliación matricular en función al crecimiento poblacional.
Dicha estrategia se fortaleció ante las presiones ejercidas en la materia por el advenimiento del neoliberalismo económico instrumentado por las administraciones de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, cuyas doctrinas fueron asumidas con entusiasmo por los tecnócratas que se hicieron del poder con el fraude de 1988, y cuyos herederos albicelestes han desencadenado un sistemático embate en contra de la educación pública ¾particularmente la superior¾, cuyas estrecheces presupuestarias le impiden ampliar su capacidad matricular negándoles a miles de jóvenes su derecho a una educación superior pública, gratuita y laica.
Quienes así actúan, demuestran su proverbial ignorancia al olvidar que desde la Grecia clásica ya Aristóteles sentenciaba que el destino de los pueblos se labra con la educación de sus jóvenes.