El dictador sirio incumple la propuesta de paz de la ONU
Bernardo González Solano
Tal parece que viviéramos en los turbulentos tiempos de Lawrence de Arabia, solo que sin la intervención del legendario militar inglés. En su lugar, sin armas y sin el arrojo de Thomas Edward Lawrence, el soldado, arqueólogo y escritor británico, autor de Los siete pilares de la sabiduría, se encuentra un ex secretario general de la ONU, el ghanés Kofi Atta Annan, que a nombre de la organización internacional y de la Liga Arabe propuso un plan de paz al dictadorzuelo sirio, Bashar el Assad, que en principio dijo que lo aceptaría, pero que en realidad se burló de la propuesta y a 24 horas del plazo para que entrara en vigor el alto el fuego —martes 10 de abril—, el mandatario sirio exigió “garantías por escrito” de que “los grupos terroristas armados” suspenderían la violencia y entregarían las armas. Una tomadura de pelo.
Además, la Secretaría de Asuntos Exteriores siria pidió al ex dirigente de la ONU el “compromiso” de Arabia Saudita, Qatar y Turquía para no financiar ni vender armas a los rebeldes. De no ser así, el titular de Exteriores, Walid Mualem, afirmó que el ejército sirio no se retiraría de las ciudades. El anuncio no fue una novedad. Los analistas adelantaron que Bashar el Assad dijo que aceptaba el plan Annan, pero no que lo cumpliría.
Consternación de Annan
El inocente Kofi Annan dijo estar consternado por el aumento de la violencia y las atrocidades por parte del régimen. Agregó: “Violan lo acordado conmigo”. En ocasiones, los funcionarios internacionales dan risa.
Las agencias AFP y Reuters enviaron sendos despachos en los que informan: “Más de 120 personas murieron el sábado (7 de abril) en Siria, donde el régimen parece querer terminar con la rebelión al acercarse la fecha límite de 10 de abril fijada por la ONU para la retirada de las tropas gubernamentales”.
El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicó que hubo 128 muertos, entre ellos 86 civiles y “40 por bombardeos y disparos solo en la ciudad de Latamana, provincia de Hama”…
En tanto, el secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-moon, con su lenguaje acostumbrado, estimó que los ataques del régimen sirio era “una violación de la postura de la ONU… las autoridades sirias son plenamente responsables de las graves violaciones de los derechos humanos”.
Mientras son peras o manzanas, el plazo para el desalojo militar prometido por Damasco estaba a punto de cumplirse (este reportaje se escribía unas horas antes), los expertos del mantenimiento de la paz en Naciones Unidas se arrancaban los cabellos ante la perspectiva de desplegar en Siria una misión de observación, encargada de supervisar un eventual cese el fuego. Otra misión, denominada de “preparación”, dirigida por el general noruego Robert Mood, llegó a Damasco el jueves 5 de abril.
“A priori, esto parece una misión imposible”, afirma un especialista de cuestiones militares de la ONU, en referencia a los parámetros políticos y de seguridad en juego y a las condiciones impuestas por el régimen sirio.
En lo sucesivo, el ejército controlando la mayor parte del país, Damasco —afirma el mismo experto—, “estaría en posición de fuerza para imponer sus condiciones a este despliegue”.
La misión, que no podría ser desplegada sino después de la luz verde siria y el voto de una resolución del Consejo de Seguridad definiendo su mandato, debería estar formada por observadores no armados.
“Esta es la única forma de que se acepte cualquier presencia ajena en el territorio sirio”, explica un diplomático. Falta por negociar la libertad de movimientos, los medios de transporte y de comunicación y el apoyo médico. Todo un margallate, como suelen ser las acciones internacionales de la ONU.
En qué consiste el plan de paz
Cómo recuerdo el libro del asturiano Ovidio Gondi, el periodista español que tantos años trabajó en la oficina de prensa de la ONU: Las batallas de papel en la casa de cristal. Hace más de tres décadas y las cosas continúan igual.
Sólo por no dejar, en estos días se cumplen 20 años de la guerra de los Balcanes, Sarajevo, Sbrenica. Los 8 mil bosnios masacrados en la guerra de Bosnia, pese a los 400 Cascos Azules holandeses. Bien decía Winston Churchill: “Los Balcanes tienen la tendencia a producir más historia de la que pueden consumir”.
La ONU ha previsto reunir a casi 250 Cascos Azules situados en la zona (Líbano y la Franja de Gaza). Algunas decenas de estos hombres están listos para partir, cuando incluso sobre el terreno, las fuerzas sirias han intensificado sus asaltos en contra de los rebeldes al tiempo que el Consejo de Seguridad exhortó a Damasco respetar el límite del 10 de abril, para cesar el fuego. El despliegue de estos observadores forma parte del plan de paz en seis puntos del enviado especial de la ONU y la Liga Arabe, Annan.
El Plan Annan consiste en los siguientes puntos: cese de la violencia de ambas partes, se establecería una pausa de dos horas en los combates, después de un cese el fuego permanente con supervisión de funcionarios de la ONU; apertura del diálogo entre el gobierno de Assad y las fuerzas de oposición, poniendo en práctica un “proceso político abierto, dirigido por los sirios”; reformas políticas, respetar la libertad de asociación y el derecho de manifestar pacíficamente; libertad de los presos políticos y la multiplicación de las medidas de liberación, y asegurar el acceso a todos los lugares de encarcelamiento; desbloqueo de la ayuda humanitaria para que se lleve a todas las zonas afectadas por los encuentros armados; y la libertad de prensa garantizando la libre circulación de los periodistas en todo Siria.
El apremio mayor, explica una fuente diplomática, es la seguridad de los observadores no armados. Damasco rechaza todo destacamento de la ONU de protección en las zonas controladas por sus fuerzas, esta seguridad, dicen, les llegaría de facto. En las zonas bajo dominio de la oposición, “este es otro asunto”, suelta un experto militar, revelando la ausencia de coordinación de las facciones rebeldes al tiempo que se pregunta sobre la utilidad de tal correr tal riesgo.
Las quejas de Siria
Si esta idea de misión de observadores “le da tranquilidad a los políticos y permite salvar la cara”, los militares de la ONU corren el riesgo de pagar el precio, dice el experto citado. Un paso en falso y los observadores pueden ser tomados como blanco. El peligro terrorista “inherente a esta región” es evidente entre los planificadores de la misión.
Oficialmente, el gobierno sirio se quejó de que Annan no daba garantías de que los rebeldes armados (llamados grupos terroristas por Damasco) suspendieran la violencia en todas sus formas ni del compromiso de los gobiernos de Qatar, Turquía y Arabia Saudí de detener el financiamiento y el armamento a los terroristas. Lo que se vio como otra estratagema dilatoria de parte del presidente Bashar el Assad para no cumplir con el retiro de sus tropas.
Y los grupos armados rebeldes consideraron que las exigencias del gobierno supondrían una rendición incondicional: deponer las armas de forma unilateral, lo que no están dispuestos a hacer.
No obstante, el Ejército Libre de Siria —compuesto por rebeldes y desertores que se enfrentan al poderoso ejército de Assad en todo el país— informó que mantienen su compromiso con el Plan Annan incluso en el caso de que el régimen no retire las tropas en el plazo señalado.
Rearme del dictador
Lo cierto es que ante el desarrollo de la Primavera Arabe, el régimen sirio aumentó en un 580% sus importaciones de armas en el periodo 2007-2011 con respecto al quinquenio anterior. Según un informe sobre las exportaciones globales de armas publicado el lunes 19 de marzo pasado por el Instituto Internacional de Estudios para la paz de Estocolmo, la Federación de Rusia ha sido la principal abastecedora de Damasco, con entregas al equivalente a un 72% del total.
El principal renglón de importaciones sirias entre 2002 y 2011 ha sido la compra de misiles (por un valor de 349 millones de euros, según calcula el citado instituto); sistemas de defensa antiaéreos (348 millones); aviones militares (120 millones); barcos (41millones); y sensores (34 millones).
“La batalla por la caída del Estado terminó”. Con esta declaración, Jihad Maqdissi, portavoz del ministerio sirio de Asuntos Exteriores, quiso llamar a difunto por la “muerte” de la revolución de Siria. No es tan fácil. Horas antes del 10 de abril, la fecha límite para retirar el ejército de los centros urbanos, conforme al plan de paz presentado por Annan, ¿cuál era la situación en Damasco? Los combates continuaban y el número de muertos crecía. El domingo 8 de abril, miles de personas se reunieron para celebrar el 65 aniversario del nacimiento del partido Baas, en el poder durante todo estos años. ¿Hasta cuándo seguirán festejando? ¿Cuándo caerá Bashar el Assad? Esta es la pregunta.


