Entrevista a José Luis de la Cruz Gallegos/Director del CIEN-ITESM, campus Edomex

Antonio Cerda Ardura

La entrevista colectiva por televisión a la que se sometió el presidente Calderón, el pasado 28 de marzo, no ha tenido pocos elogios, en el sentido de que se le vio vivaz y muy dispuesto a la conversación. Sin embargo, lo que cabría preguntarse es por qué muestra tal disposición hasta el cuarto para las doce, en petit comitè, con un grupo de entrevistadores “notables”, y por qué con mentiras.

Durante la encerrona televisiva, Calderón afirmó que busca una elección presidencial en paz, lo cual es mentira, dado la campaña sucia que ha emprendido su partido, lanzando lodo a sus adversarios, en lugar de propuestas que los mexicanos podamos calibrar. También Calderón sostuvo, ya de plano, con desparpajo, y citando supuestas cifras confiables del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), que durante su gestión se redujo en 23 por ciento la pobreza extrema.

Con más datos que no cuadran con el vacío que sienten los estómagos de los mexicanos y con la desesperación de ver cómo en este país no se puede avanzar sin ser corrupto o violento, Calderón sostuvo que la desigualdad también descendió de 48 a 43 puntos.

En contraste con las cuentas alegres del jefe del Ejecutivo, en entrevista con Siempre!, José Luis de la Cruz Gallegos, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológico y de Estudios superiores de Monterrey (ITESM), campus Estado de México, indica que el número de pobres, por ingreso, en México, ha aumentado, durante la gestión de Calderón, a 57.7 millones.

Asegura que al cierre de la gestión del mandatario panista, el país tendrá más de 60 millones de personas en tal situación.

Sostiene también De la Cruz Gallegos que uno de los grandes problemas de México es que la riqueza que genera no se distribuye.

 

Crecimiento insuficiente

El presidente Calderón mantiene que México ha tenido cierto crecimiento económico y hay buenos augurios para este año. Esto coincide con la afirmación que hizo usted, en septiembre pasado, sobre las cifras de 2010, en el sentido de que había habido un crecimiento de 5.5 por ciento. Sin embargo, advirtió que se había ensanchado la brecha ente mexicanos ricos y pobres. ¿Cuál es la realidad de nuestra situación económica?

México está viviendo una realidad de resultados que no necesariamente son consistentes, en el sentido de que el crecimiento económico que se está registrando no está llegando a beneficiar a la mayor parte de la población, por el simple hecho de que la riqueza que se produce no se está distribuyendo. Es decir: efectivamente, hay crecimiento económico, pero es insuficiente. En realidad, en los últimos cinco años el promedio ha sido apenas de 1.5 por ciento. Esto significa que la recuperación de 2010 y el crecimiento de 3.9 por ciento de 2011 apenas alcanzan para dar el promedio, en el sexenio, de un crecimiento de 1.5 por ciento anual. En suma: en realidad la generación de riqueza de 2010 y 2011 es insuficiente, siquiera, para cooperar de manera significativa al crecimiento de la población.

En ese sentido, lo que sí queda muy claro es que la gente que ha venido haciendo al país y que ha buscado incorporarse al mercado laboral, ha encontrado serias restricciones para conseguir empleo, pero, además, para encontrar un empleo bien remunerado. ¿Esto que implica? Que el crecimiento de 2010 y 2011 no se ha traducido en suficientes puestos de trabajo ni en remuneraciones que superen a las que existían en los años previos. Estamos estancados.

Básicamente lo que tenemos es una riqueza que no se distribuye y esto impacta en las medidas sobre la pobreza. Entre 2006 y 2010, lo cual ya ha sido reconocido, se tuvo un crecimiento de la pobreza media por ingreso. ¿Qué quiere decir esto? Que las remuneraciones, o los pagos que reciben los trabajadores por su trabajo, son insuficientes para que salgan de la pobreza ellos y sus familias. Medido por ingreso, entre 2006 y 2010 tuvimos a 57.7 millones de mexicanos, con un incremento de más de 12 millones de personas, en tal situación.

Caminamos hacia atrás.

Lo que fundamentalmente nos está diciendo eso es que el magro crecimiento que tuvimos entre 2006 y 2010, lo único que nos provocó fue generar pobres.

Por otra parte, entre 2010 y 2011 la tendencia de la pobreza también continuó al alza y, de hecho, ahora, para el cierre del 2011, el llamado Indice de Tendencia de la Pobreza Laboral está en un nivel superior al que existía aún después de la crisis. De manera que se refleja que nuevamente el mercado laboral no recibe los beneficios del crecimiento, y nuestra expectativa, entonces, es que, para el cierre de 2012, esos 57.7 millones de pobres que por ingreso había en México se conviertan en más de 60 millones.

En este sentido, yo creo que es muy claro que México ha tenido un crecimiento muy marginal, y que 2010 y 2011 simplemente fueron el rebote de la crisis de 2009. Esto es lo que ha impactado, con cifra oficiales, las medidas que reporta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que habla del incremento de pobres.

¿Esto, entonces, nos remite a pensar que el Presidente deliberadamente miente, porque dijo por televisión que la pobreza extrema se redujo 23 por ciento?

El número de personas pobres que vive en México, por ingresos, de 2006 a 2010, pasó de un poco más de 45 millones a 57.7 millones. Esa es una cifra observada, publicada en la medición de pobreza multidimensional que realiza el Coneval. ¿Que característica tiene esta medición? Que no nada más toma en cuenta los ingresos de los mexicanos, sino también su posibilidad de acceso a los servicios de salud, de educación y a todas esas políticas de desarrollo social que existen por parte del gobierno. Y si, bien, eso explica que el renglón de sólo pobreza es ligeramente menor, de alrededor de poco más de 52 millones de mexicanos, de todo modos no niega que el número absoluto de personas haya aumentado. Yo creo que sí, medido por número de personas, no hay manera de evitar afirmar que la pobreza en México ha crecido.

Hablamos de más de la mitad de la población.

Medido por ingreso, el 51.3 por ciento de los mexicanos están en pobreza. Eso es un hecho que refleja que, en realidad, México es un país mayoritariamente de pobres.

Esto, globalmente en el sexenio de Calderón, ¿cómo lo podemos medir en materia de bienestar? Resultó totalmente lo contrario a lo que pregonaba, por ejemplo, en el sentido de que era el presidente del empleo. Ya ni siquiera le hablo de la inseguridad. En términos económicos, ¿qué significa?

A mí me parece que el sexenio es uno de pobreza. México no es un país pobre, sino de pobres porque la riqueza que se genera, repito, no se distribuye. ¿Qué ha provocado esto? La circunstancia de que el país no nada más no generó el empleo suficiente, sino que el que produjo fue precario. ¿A qué nos referimos con esto? Más de 6.4 millones de mexicanos, cuando mucho, ganan un salario mínimo, pero puede que aún sea menos del mínimo. Otros 4.4 millones de mexicanos no reciben remuneraciones por su trabajo. Poco más de diez millones de mexicanos, cuando mucho, ganan entre uno y dos salarios mínimos. ¿Por qué mencionamos estas cifras? Porque actualmente el salario mínimo es apenas del 23 por ciento, o tiene de poder adquisitivo el 23 por ciento de lo que era un salario mínimo a mediados de los años 70. Así que esto no deja dudas de que no ha habido ni la generación suficiente de empleo. Tenemos un empleo precario, mal pagado, y aún, entre 2010 y 2011, cuando hubo crecimiento económico, el salario, en términos reales, no creció; su poder adquisitivo no aumentó y sí, en cambio, creció la informalidad. En 2006 teníamos más empleo formal permanente registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Para el cierre del 2011, el empleo informal, de acuerdo a las cifras del INEGI, supera el permanente formal registrado en esa institución, por cerca ya de 450 mil personas. Entonces, sí es muy claro que en el sexenio se generó empleo de manera insuficiente, pero aparte se precarizó el mercado laboral, se gana menos y se tiene acceso a menos prestaciones sociales.

Esto nos lanza al fondo del barril de la a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Bueno, efectivamente, en términos de materia laboral, de calidad educativa, del propio acceso al sistema de salud, México se encuentra en los últimos lugares de la OCDE, lo mismo que en todas las pruebas a nivel internacional: matemáticas, comprensión, cuestiones relacionadas con ciencias, etcétera. México sale en el último o en el penúltimo lugar de la OCDE.

El fracaso de Calderón

Ahora que estamos en la recta final de este sexenio, ¿hay alguna forma de cambiar estos indicativos?

Yo creo que, en términos generales, el fruto de la gestión de este sexenio ya está determinado. Si acaso este año se tenga un crecimiento económico ligeramente superior, pero cuando mucho llegará al promedio de crecimiento, a lo largo de esta administración, de 2.0 por ciento. Eso es insuficiente, porque México necesita crecer en tasas superiores a 6.0 por ciento para recuperar lo perdido durante las décadas previas. Es evidente que el sexenio ya terminó y que, propiamente, los frutos en materia de empleo y desarrollo social no se dieron. De manera que en los restantes cinco o seis meses no veremos un cambio sustancial.

Como dicen en la escuela, ¿está reprobado este presidente?

En términos de crecimiento económico, de generación de empleo y de bienestar, sí es muy claro que no se lograron los objetivos planteados.