Entrevista a Adalberto Santana/Director del CISAL de la UNAM

Irma Ortiz

La sexta Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena, Colombia, fue considerada por el presidente de ese país, Juan Manuel Santos, como “satisfactoria”, aunque no se emitió ninguna declaración, porque no hubo acuerdos. Temas como la inclusión de Cuba y el tema de la estrategia de la lucha contra las drogas fueron de los que generaron más divisiones.

Replantear el tema de la lucha antidrogas, su legalización y las políticas implementadas, se pusieron en el tapete de discusión con puntos de vista extremos: seguir con la guerra a las drogas o su legalización.

De acuerdo con expertos en el tema, la estrategia antidrogas ha representado el fracaso de un modelo basado exclusivamente en el uso de la fuerza orientado por Estados Unidos y que ha tenido su máxima expresión en países como Colombia y México, con un costo altísimo en vidas humanas y no se diga económico.

Fue el presidente de Guatemala, Otto Sánchez, quien impulsó en la Cumbre el debate sobre la despenalización de las drogas como una manera de atajar la creciente violencia que se vive en la región y un crecimiento del narcotráfico que ha destruido todo a su paso.

Como telón de fondo están los señalamientos de los ex mandatarios de Colombia, César Gaviria; México, Ernesto Zedillo, y de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quienes se han pronunciado por la legalización de ciertas drogas como la mariguana y que fue criticada acremente por el zar antidrogas estadounidense Gil Kerlikowske, quien señaló que como ya no tienen responsabilidad sobre la seguridad de la gente, ahora que están fuera de sus cargos, llegan a esa conclusión.

Fue el presidente estadounidense Barack Obama quien ratificó en Cartagena la posición de que su país no va a legalizar ni a despenalizar las drogas, ya que hacerlo tendría consecuencias negativas en todo el país en cuanto a salud y seguridad pública.

Mientras, el presidente colombiano señaló como un resultado concreto el mandato a la Organización de Estados Americanos para analizar si la lucha contra las drogas se lleva de manera que produzca resultados. Aclaró que el debate en la Cumbre no era sobre la legalización de las drogas como se pretendió presentar sino la forma en la que se lleva a cabo el combate a las drogas en todos los eslabones.

Adalberto Santana, director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, especialista en el tema del narcotráfico en la región, habla a Siempre! sobre esta Cumbre.

“El primer elemento que relata en la Cumbre de Cartagena es que ya se empezó a debatir abiertamente entre los distintos mandatarios del bloque latinoamericano, y particularmente el de Estados Unidos, el tema de la producción, del tráfico y del consumo de drogas y eso evidentemente abre una posibilidad de entenderlo más como un fenómeno global al que hay que darle soluciones globales y particularmente en América Latina, dado que buena parte de los países de la región son productores de droga, y por el otro lado, Estados Unidos que esencialmente es el consumidor de las drogas producidas en la región, aunque también es productor, particularmente de mariguana”.

“Pero el asunto es que en las esferas de poder de los países latinoamericanos se le dé una solución saliendo de la tradicional perspectiva que ha sido la intervención al combate a las drogas y esto implica encontrarle una solución mucho más equitativa, mucho más flexible en el complejo fenómeno de las drogas, porque ése es un avance sustancial del debate por el tema de las drogas y del narcotráfico”.

Guatemala, legalizar ciertas drogas

La posición del presidente de Guatemala fue muy fuerte, con el antecedente de recientes reuniones de presidentes centroamericanos donde se planteaba iniciar el camino de la legalización de las drogas.

Uno es el tema que planteó el presidente de Guatemala, Otto Pérez, en términos exteriores, y otro es el tema, en términos interiores del propio país de Guatemala. El tema dentro de Guatemala como en general en Centroamérica, México y Colombia, es también un debate interno con el fenómeno de la violencia generada, entre otras cosas, por la estructuración de las políticas del combate a las drogas y a los grupos de narcotraficantes, así como también la respuesta de las organizaciones empresariales del narcotráfico, que es uno de los grandes problemas, y eso tiene un debate interno.

Otro también es la responsabilidad que en ello tiene que ver Estados Unidos, en el sentido de que es el gran consumidor de drogas y apela a que se reduzca el mercado, cuando ellos mismos son los que estimulan ese gran mercado de drogas.

Por otro lado, también está la discusión al interior del gobierno guatemalteco de levantar la veda a la compra de armas de Guatemala en Estados Unidos, es decir, tiene varias aristas el fenómeno de la propuesta del presidente Otto Pérez, en relación con el fenómeno de las drogas, pero sin lugar a dudas, el tema fundamental es debatir qué hacer con el fenómeno en la región.

Estas declaraciones se han visto reforzadas por las declaraciones de los ex presidentes de Colombia, México y Brasil sobre la necesidad de legalizar las drogas…

El fenómeno tiene que verse con las distintas perspectivas, no necesariamente quiere decir que los gobiernos tienen la razón sobre el fenómeno, más bien son los que menos conocen el tema, a pesar de que están más involucrados y esto implica debatirlo en términos amplios para escuchar la opinión de los expertos en temas de los sectores policiales que tienen que ver con el mismo tema de los sectores de las fuerzas armadas u otros sectores de la sociedad, que tienen que incidir directamente. Es un fenómeno bastante complejo para verlo desde una sola óptica.

 

Posición de México

La posición de México no es la del gobierno de México, es decir, el gobierno no representa la totalidad del Estado mexicano, representa a un sector que tiene una visión ante las drogas, pero no necesariamente coincide con otras instancias de la propia sociedad o del Estado mexicano, por ejemplo en el Congreso de la Unión, en el Senado, en las universidades, en los sectores sociales u otras entidades que también tiene propuestas para resolver desde su perspectiva el fenómeno de las drogas.

Hasta hoy lo que ha pasado y ha sido la crítica de diversos sectores del gobierno mexicano es que no se ha utilizado la mejor estrategia particularmente cuando ha generado más de 60 mil muertos en el país, es decir, México vive en una guerra y esto hay que entenderlo. Ha sido una guerra que ha generado más de 60 mil muertos, que implica ser superior a la guerra sucia que se desarrolló en Argentina durante el conflicto de la dictadura militar en aquel país, por eso decimos que es un fenómeno bastante complejo y que debería involucrarse a los distintos sectores del país, no nada más al gobierno.

Aquí los afectados son todos, tanto los mismos actores que están involucrados en el fenómeno del combate al narcotráfico por métodos violentos, que son las fuerzas armadas, la policía, como los mismos narcotraficantes, porque al final si hay una guerra, ¿qué pasaría con ese planteamiento?, serían prisioneros de guerra los narcotraficantes.

No se puede declarar una guerra en lo abstracto, sino hay que reconocerlo en términos del derecho internacional, es decir hay un fenómeno de criminalidad y entonces hay que verlo en términos como el legal, esto sin embargo, significa que hay otras lecturas desde el punto de vista de la salud o de prevención a la salud de la población, también en términos sociales y políticos, que también es otra lectura a tomar en cuenta.

El fenómeno no se resuelve ni a corto ni a mediano plazo sino a muy largo plazo, no es un problema de delincuencia nada más, es un problema estructural de las economías latinoamericanas y es un problema de mercado, de los países productores con las áreas y los países consumidores, es un problema precisamente de los productores con el consumo.

Es una problemática de la legalización de drogas, es un problema estructural, de la doble moral que hace funcionar esta economía en el mercado, incluso el tener que reconocer el gobierno americano que más de 10 mil millones de dólares entran al mercado de lavado de dinero en México y que procede del narcotráfico, es un fenómeno que también toca aristas financieras.