Deberían ser prudentes
La gente que no tiene debilidades es terrible,
pues no puede uno aprovecharse de ellas.
Voltaire
José Fonseca
Hace muchos años se decía que, con todo y el régimen de partido hegemónico ¾Salinas dixit¾, la mitad de las batallas políticas se librarían en los medios de comunicación.
Hoy, ciertamente, puede afirmarse que las batallas políticas se libran fundamentalmente en los medios de comunicación con una intensidad que no siempre se refleja en el ánimo de la población.
Así, con diarias conferencias de prensa y cotidianos discursos ante grupos de toda índole, los candidatos organizan sus eventos con propósitos de difusión mediática. El estilo moderno de hacer campaña.
En esos afanes hay, sin embargo, ya claros intentos de polarizar a la opinión pública.
En todas las democracias modernas la denostación del adversario, las descalificaciones, eso que algunos llaman “campañas negras”, son la regla. Las otras, del “diálogo de altura”, de “propuestas”, existen sólo en la imaginación de los teóricos de la política.
En México, empero, la candidata y los candidatos presidenciales deben ser prudentes, pues a la mayoría de los ciudadanos no se les ha olvidado el encono y los discursos de odio de la campaña presidencial de 2006.
Hace apenas seis años, llegó a tal nivel la estridencia de la polarización que ocurrieron divisiones hasta en las familias.
El resultado es que, durante todo un sexenio la nación ha sufrido los resultados de aquella peligrosa polarización. Y los ciudadanos lo saben.
Han visto como la atención a tantos y complejos problemas nacionales se ha pospuesto muchas veces, porque en el Poder Legislativo con mucha frecuencia prevalece el sectarismo partidista.
La turbulencia de la ceremonia de la transmisión de la Presidencia y la obscena explotación de la iracunda frustración de los derrotados en algún momento decidió al Ejecutivo federal a ejercer el poder desde la perspectiva propagandística y la espectacularidad de la procuración de justicia.
Restan 59 días a la campaña presidencial.
Sería tiempo para que la candidata y candidatos presidenciales pulsaran el ánimo de los ciudadanos acerca de cómo quieren ser gobernados. Y decidieran si el ánimo está para rijosidades desmesuradas y discursos incendiarios.
Aunque la nación esta en una encrucijada, esta es una elección presidencial más. Vendrán otras.
Un sector de la opinión informada, sin embargo, está inquieto. Piensan que de ganar el PRI la Presidencia y el Congreso se instalaría lo que llaman “el viejo régimen”.
Curioso que ese sector, más informado que el resto de los ciudadanos, no se haya dado cuenta cuánto han cambiado México y los mexicanos.
En el “viejo régimen” la oposición era débil, ahora no. Hay un nuevo entramado institucional que acota a la Presidencia.
La historia no puede reciclarse. Y lo saben los priistas.
jfonseca@cafepolitico.com
