La candidata del Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota, va a la baja. Durante la primera semana de campaña todo le salió en contra: spots mal producidos y peor redactados, los reclamos por llamar “monstruo” a la UNAM, los costos de hacer malos chistes sobre la Ibero —su alma mater—, la sombra de haber sido abandonada por la militancia en el Estadio Azul, la suspensión de actos como el del WTC por trabajadores de Mexicana de Aviación, el dislate “fortaleceré el lavado de dinero”, y para colmo un conato de desmayo.

Mientras esto le sucede a Vázquez Mota, el presidente Felipe Calderón hace sus cálculos y revisa la baraja. ¿Qué le conviene? Que la panista siga deshaciéndose o lanzarle algunas de las redes que desde hace tiempo su gobierno viene preparando para impedir que el PRI regrese al poder.

En ese segundo escenario, el director de la obra se llama Genaro García Luna. El, como productor nominado al Oscar, trae el guión bajo el brazo. Lo escribió él mismo. Buscó a los personajes, puso a trabajar a sus escuchas, agregó, exageró, manipuló y armó los expedientes. No se aguantó y comenzó a filtrar los primeros nombres: los ex gobernadores de Tamaulipas Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández.

La falta de pruebas y elementos hizo fracasar los primeros sketchs.  Pero insistió: pidió que el gobierno norteamericano  aprehendiera a Tomás Yarrington en Estados Unidos. No hay manera, le dijeron, su expediente está limpio. Entonces que le cancelen la visa para aprehenderlo en la frontera. Obviamente el operativo lo encabezarían las cámaras de televisión. “¡Imagínese presidente! —pudo haberle ofrecido a Calderón—, un ex gobernador del PRI con cadenas y esposas, en vivo y a todo color, provocaría que la candidatura de Josefina se fuera a las nubes! García Luna, sin embargo, no tuvo éxito.

Pero el rodaje todavía no termina. El secretario de Seguridad Pública sigue en la maquila de expedientes. Los ordena, los guarda y los usa como arma política. Esa es la razón de su inamovilidad. Eso explica por qué el Presidente de la República lo protege, lo ensalza y lo sostiene aun y cuando todas las sentencias lo condenan. Para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y sin duda para el gobierno francés, el secretario de Seguridad Pública violó, premeditadamente, los derechos constitucionales de Florence Cassez.

No importa. ¡Síguele, Genaro! Mide bien tus tiempos que no son otros que los noventa días de campaña. “De una u otra forma nos tenemos que chingar a Peña Nieto”, son los aires, las voces, las instrucciones.

Así que, ahí va otro intento. Extraño, veinticuatro horas después de que Vázquez Mota se derrumbara pálida y temblorosa en un acto organizado para los candidatos por el presidente de México SOS, Alejandro Martí, aparece en la prensa el rumor amenazante: “Estados Unidos enviará a México al narcotraficante Benjamín Arellano Félix para que termine de cumplir su condena. Las autoridades mexicanas quieren conocer sus vínculos con políticos mexicanos”.

¿Qué autoridades? ¿García Luna, el autor y director de un thriller que pretende mostrar cinematográficamente en varias entregas nada más pasando la Semana Santa?

El “inamovible” tal vez se vaya, pero después del 1 de julio, cuando haya cumplido con su misión: poner el ojo en la mira y disparar en el blanco.

Un buen asesor le sugeriría al Presidente amarrarle las manos al autor de la película. Si Peña Nieto es el objetivo, todo México volteará a verle las manos a Calderón.