Josefina Vázquez Mota ha demostrado públicamente su afición a la mentira. Más que una economista o una política es una mujer formada en relaciones públicas y mercadotecnia. Una típica vendedora, con sonrisa forzada, obligada a exagerar para vender.
Dice la sabiduría popular que el mentiroso termina por creer lo que dice. Cuando le preguntaron a Vázquez Mota sobre el vacío en las gradas del Estadio Azul el día de su registro, contestó que ella habló ante un estadio lleno.
Cuando todos los videos mostraron a una Josefina pálida y temblorosa, a punto del desmayo, se subió a una bicicleta para decirnos que estaba “perfecta”. Cuando todas las casas encuestadoras ¾incluso las contratadas por el PAN¾ dicen que Enrique Peña Nieto tiene el 53 por ciento de las preferencias, ella asegura que está a sólo un dígito de alcanzarlo. Y, ¡claro!, cuando trata de aparecer como una buena funcionaria inventa los tres millones de pisos firmes.
También miente cuando afirma que le va a dar un golpe de timón a su campaña y que ella es la “jefa” ¿Cómo va a ser la “jefa” cuando, desde Los Pinos, la obligan a incorporar a la hermana del Presidente, al delfín del primer mandatario, a ex secretarios, ex dirigentes de partido y a una serie de panistas afines a Calderón que la han rechazado desde que formaba parte del gabinete de Vicente Fox?
Roberto Gil, coordinador de la campaña josefinista, acaba de anunciar que llevarán a cabo una estrategia de crítica y contraste. ¿Por qué no tomarle la palabra?
¿Por dónde empezamos? ¿Por el desempleo o por el decrecimiento de la economía provocados durante los gobiernos del PAN? ¿Por los miles de millones invertidos en seguridad o por la guerra perdida contra el crimen organizado? ¿Por la improductividad en el campo o por la dramática disminución de los ingresos familiares? ¿Por la corrupción o por el vergonzoso lugar 55 que tiene México en educación en el ámbito internacional? Ganado, por cierto, durante el reinado de Josefina.
Josefina dice que en la elección del primero de julio su vida y la de sus hijos están en juego. Tal vez lo que está en juego es su futuro político. Los “piratas azules” del bando calderonista, como Ernesto Cordero o Juan Molinar Horcasitas, ya se apoderaron del timón. En un descuido pueden echar al agua a quien hoy asegura ser “la mera jefa”.