Avanzar en el desarrollo económico

 

Alfredo Ríos Camarena

 

La política internacional mexicana se caracterizó, durante muchos años, por la defensa de los principios constitucionales que la rigen y que se encuentran inscritos en la Constitución en la fracción X del articulo 89, consistentes en la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.

Con base en esta doctrina, que desde el tiempo de Genaro Estrada ha sido fundamental, México adoptó en 1959 con el presidente Adolfo López Mateos, a través del embajador Vicente Sánchez Gavito y del canciller Manuel Tello, una actitud de impedir el bloqueo, que los Estados Unidos impusieron en la OEA a Cuba; con dicha acción mexicana se permitió una ventana al mundo para los isleños. Desde ese entonces los cubanos han sido excluidos de las decisiones continentales; recordemos la grosera actitud del presidente Vicente Fox con el famoso “comes y te vas” de la reunión celebrada en Monterrey. Hoy el presidente Calderón condenó el bloqueo en su reciente visita a Cuba, sin embargo, una vez más por el veto norteamericano, Cuba fue relegada de la Sexta Cumbre de las Américas, quizá por última vez.

Esta reunión tuvo un desempeño distinto, pues la posición regional de Brasil, de Argentina y de Colombia le dio un nuevo contexto a este evento; en efecto, se trataron como temas centrales: 1) narcotráfico y crimen organizado, al que algunos mandatarios, encabezados por el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, lo consideran más que una “guerra” una cuestión de salud pública; 2) la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, sólo asistió a la reunión inaugural, pues percibió que su posición de defensa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas no fue del agrado de quienes rigen y deciden estas reuniones multilaterales; 3) un tema también relevante fue la ausencia de Cuba y de Hugo Chávez de Venezuela, que no asistió por razones de salud que todos conocemos; 4) otro tema fundamental fue la migración para el buen desempeño de relaciones cordiales en el hemisferio; 5) el medio ambiente también fue un tema relevante en el que México ha aportado propuestas que han sido vetadas, como siempre, por aquellas potencias que responden al interés de las grandes industrias, principales contaminantes del planeta; 6) en el tema de seguridad, sigue siendo sustancial la venta de armas de los Estados Unidos a los países invadidos por el cáncer del hampa organizada.

En Cartagena se volvieron a tocar temas importantes, pero, como siempre, prevaleció el veto de Canadá y de Estados Unidos; tal parece que al presidente Obama no le importan las relaciones hemisféricas, o al menos no las ha considerado como tema prioritario, cuestión que debería reflexionar, pues además de ser presidente, es un candidato en campaña y el voto latino cada día cobra mayor importancia.

Estas reuniones generalmente son superfluas, pero también el crecimiento económico de los países latinoamericanos y el decrecimiento de los Estados Unidos le dan un contexto diferente; para México, es fundamental recuperar su política de respeto a la soberanía y a la no intervención, pues en los próximos años asistiremos a cambios en la correlación de las fuerzas económicas y políticas, que le dan a nuestro Continente Latinoamericano una importancia mayor, pues ya son casi 900 millones de habitantes latinos que no se pueden, ni deben, marginar en el mundo global.

En otro escenario, una vez más, la dirección del Banco Mundial volvió a ser designada por Estados Unidos, a través de Jim Yong Kim, quien fue experto en temas de salud, fue elegido para reemplazar a Robert Zoellick; esto significa que se sigue respetando la “convención” que le otorga la dirección del Fondo Monetario Internacional a Europa y la del mencionado Banco Mundial a Estados Unidos. El gobierno trasnacional sigue avanzando, cada día, aunque con mayor dificultad, en el control de la economía neoliberal sobre el mundo actual, a pesar de los graves fracasos que ha tenido este modelo, y que hoy se reflejan en los Estados Unidos y en la Unión Europea, en donde las crisis griega y española, apuntan al fracaso de dicho sistema.

La política internacional mexicana debe variar y entender que el mundo ha cambiado y que la aplicación a rajatabla de las consignas del “consenso de Washington” cada día son más endebles y poco esperanzadoras.

Afrontamos un escenario internacional amenazado por las guerras y por el control de los energéticos. México, como importante productor de petróleo, debe avizorar cambios que nos permitan, con apego a la plena soberanía, avanzar en el desarrollo económico, no olvidando los preceptos constitucionales socialdemócratas insertos en nuestra Carta Magna.