Las elecciones presidenciales en Estados Unidos
Jesús Hernández Garibay
Las elecciones en Estados Unidos serán el 6 de noviembre próximo. En esa fecha se elegirán al próximo presidente y vicepresidente, 33 senadores, 435 diputados o representantes, 11 gobernadores y varios miles de legisladores en los Estados de la Unión. Barack Obama confirmó desde hace meses que trabajaría por la reelección junto con el vicepresidente Joe Biden, sin que tenga ninguna oposición en las filas demócratas para la nominación; esto a pesar de los bajos índices de popularidad que le han acompañado en los últimos dos años, por una economía recuperándose sólo a medias de una de las más graves crisis vividas, además de varios frentes de guerra abiertos en el mundo.
En el Partido Republicano las cosas por fin están resueltas. La semana anterior Mitt Romney lidereaba ya la precampaña republicana con 655 de los mil 144 delegados requeridos para llegar a la Convención de agosto, incluidos los avales de los miembros del Comité Nacional Republicano que asistirían a la misma y que tienen el poder de elegir a cualquier candidato de manera automática. En ese entonces el ex-gobernador de Massachusetts había ganado el 58 por ciento de los delegados en las primarias y los Caucus (asambleas partidistas), lo que lo ponía claramente en el camino para alcanzar el número de delegados necesarios para conseguir la nominación.
Rick Santorum, de su parte, quien representó por momentos un peligro para los planes y deseos de Romney, había alcanzado solamente 278 delegados; es decir, tan sólo el 26 por ciento de los necesarios. A esas alturas y para lo que quedaba de precampaña, el ultraconservador ex-Senador por Pensilvania necesitaba de un 80 por ciento de los delegados restantes para conseguir la nominación, lo que dejaba ver una casi imposible meta porque en la mayoría de los Estados los delegados se distribuyen proporcionalmente; esa fue la razón por la que el 10 de abril Santorum anuncia su retiro de la campaña. Así, el obstáculo que había impedido a Romney levantar vuelo, por estar reiteradamente acusado de no ser “suficientemente conservador” y por ello “estar en desventaja frente a Obama”, al final es removido y le permite caminar seguro hacia la candidatura.
En esta búsqueda de la reelección del primer presidente negro de Estados Unidos, Obama espera recaudar mil millones de dólares para su campaña, lo que batiría el récord de 2008 cuando obtuvo 750 millones. Como quiera, ya se prevé que será ésta la campaña electoral más costosa de la historia y aunque según sus contrincantes, Obama podría no lograr un segundo periodo frente al eventual candidato republicano, lo cierto es que el polémico presidente, a quien la derecha acusa de “comunista embozado” y la izquierda de haber llegado a la presidencia para seguir apoyando a los ricos, lo cierto es que ha caído bien al status quo y en particular al mundo de los grandes negocios, que se ha beneficiado notablemente del medio arreglo alcanzado de la economía nacional, luego del caos financiero dejado por su antecesor George W. Bush.


