Tarea difícil sin varita mágica

Bernardo Gonzalez Solano

En la segunda vuelta acostumbrada en las elecciones presidenciales de Francia, el domingo 6 de mayo los franceses eligieron y decidieron que la izquierda gala —y europea— renaciera en el Viejo Continente. El socialista François Hollande, de 57 años, a partir del lunes 15 del mismo mes, será el séptimo presidente de la Quinta República y el segundo socialista desde 1995 cuando salió del palacio del Elíseo, el enfermo François Mitterrand, después de sus 14 años de mandato. Una generación. El candidato socialista  triunfó con claridad contra el presidente saliente Nicolas Sarkozy con una votación de 52% frente al 48%. La tasa de participación se estimó entre 81% y 81.5%, lo que demuestra que la presidencial es el escrutinio preferido de los franceses porque creen que con éste pueden “cambiar las cosas”.

Se cumplieron las encuestas: prácticamente todas anunciaban el triunfo de Hollande desde hace muchas semanas. La crisis y las políticas de austeridad forzadas por los mercados, Berlín y Bruselas, cobraron una nueva cabeza en Sarkozy, el mandatario francés que tras la caída del gigante bancario estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008 ¾que declaró la mayor bancarrota de la historia de Estados Unidos de América con un pasivo de 613,000 millones de dólares¾ anunció  la “refundación del capitalismo” que quedó en nada.  Los analistas consideran que el triunfo de Hollande proporciona aire fresco a la izquierda de Europa y de Francia, así como la ilusión de que pueden soplar mejores vientos en la Unión Europea (UE). No será fácil. El socialista lo sabe y por ello en su campaña fue precavido. Enfrente están enormes dificultades. Quizás por eso, con ironía, el esposo de Carla Bruni le deseó suerte.

A las 20.20 horas del domingo 6 de mayo, el presidente derrotado, Nicolas Sarkozy, dijo a sus simpatizantes reunidos en La Mutualité de París: “El pueblo francés eligió… Francia tiene un nuevo presidente de la república, con una elección democrática, republicana. François Hollande es el nuevo presidente de Francia y debe ser respetado… Asumo toda la responsabilidad de la derrota. Tengo que sacar las conclusiones. Cuando hay una derrota, el número uno tiene que asumir la responsabilidad… Tras 35 años en la política, tras diez años, los diez años en los que trabajé para el gobierno y cinco años al frente del Estado, mi compromiso será diferente. Me preparo para volver a ser un francés entre los franceses”.  “Au revoir, Sarkozy.” Palabras que deberían ser objeto de atención para los políticos mexicanos que están en plena campaña electoral. Una vez que termine de depositarse el último voto en las urnas, deben contabilizarse, dar el resultado y aceptarlo y reconocerlo. Nada más, nada menos, sin mayor alharaca. México debe llegar a la mayoría de edad electoral. Es lo más sano para la democracia.

Por su parte, Hollande hizo lo propio a las 21.20 horas del mismo día, en la plaza de la catedral de Tulle ¾donde es alcalde¾ y donde pasó su día de la victoria. Como corresponde en una jornada triunfal, antes que nada envió un “saludo republicano” a su adversario derrotado; luego dijo que “el cambio tiene que estar a la altura de Francia… sobrevolar las estrellas para cumplir el sueño francés del progreso. Europa nos mira. En el momento en que el resultado fue proclamado, estoy seguro de que en no pocos países europeos se sintió un alivio, una esperanza, la idea de que por fin la austeridad no puede ser una fatalidad… Seré el presidente de todos los franceses”.

Más tarde, en la histórica plaza de la Bastilla, de París, el candidato socialista dijo: “En todas las capitales, más allá de los jefes de gobierno y de los jefes de Estado, hay pueblos que gracias a nosotros esperan, nos miran y quieren  terminar con la austeridad”.

Asimismo, ante miles de franceses, especialmente jóvenes, Hollande dijo ver en su elección el inicio de “un movimiento que se levanta en toda Europa”, donde en los últimos tiempos hubo triunfos políticos de la derecha y formación de gobiernos tecnócratas.

Hollande reiteró que sus prioridades serán la igualdad, la juventud, la justicia social, la educación “y la reorientación de Europa hacia el crecimiento y el empleo… La austeridad no puede ser una condena… Esa será mi misión, dar a la construcción europea una nueva dimensión. Se lo diré cuanto antes a los socios europeos y a Alemania”. Al respecto, Pierre Moscovici, director de la campaña socialista, informó que la canciller germana, Angela Merkel, telefoneó esa misma noche a François Hollande para invitarlo a Berlín en días próximos.

A los 57 años, padre de cuatro hijos con su anterior pareja, la ex candidata del Partido Socialista a la presidencia en los comicios de 2007, Ségoléne Royal, que fue derrotada por Nicolas Sarkozy, ahora François Hollande vive con la periodista Valerie Trierweiler en unión libre, y merced a su triunfo electoral devuelve al Partido Socialista a lo más alto del Estado francés. El flemático político galo dijo en La Bastilla: “Seré el presidente de todos los franceses, seremos una sola Francia, una sola nación reunida ante el mismo destino… Todos tendrán los mismos derechos y deberes, nadie será discriminado”.

Los buenos deseos de los candidatos triunfadores en todo el mundo siempre se estrellan, a corto plazo, con la pétrea realidad económica. No porque Sarkozy abandone el poder se resolverán los problemas de Francia como por arte de magia. Francia y sus 63 millones de habitantes no la tienen fácil. La tasa de desempleo aumentó de 7.4% en 2008 a 10% en 2010, el nivel más elevado en una década, sobre todo en el ramo industrial. Sin embargo, Francia ha resistido mejor los embates de la crisis que otros miembros de la Unión Europea. Ahora le toca a Hollande poner en práctica la política en contra de la austeridad, lo que supondría el abrupto final del directorio llamado “Merkozy”, la (falsa) simbiosis entre la primera ministra alemana, Angela Merkel, y Nicolás Sarkozy, que guste o no, dirigió el frágil timón de la Unión Europea durante el pasado lustro. Asimismo, Hollande ha sido el primer político europeo que rechazó la política de rigor fiscal sin crecimiento.

Sin duda, la victoria de Hollande repercutirá en el destino de la UE. Su triunfo en la primera vuelta de los comicios hizo que algunas de sus tesis fueran tomadas en cuenta tanto por Angela Merkel, como por la Comisión Europea y por Mario Draghi, el italiano presidente del Banco Central Europeo (BCE), claro, con distintos matices. En pocos días Francia contará con un gobierno socialista, ya no de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). El agua y el aceite.

Sin embargo, “con las cuentas públicas muy comprometidas por el peso del Estado del bienestar (56% del PIB) François Hollande sabe que Francia no podrá invertir lo que  necesita, y su ambición es convencer a Merkel de que hace falta abrir una fase de inversiones y de estímulo keynesiano desde Bruselas para que los socios puedan salir del estancamiento y la recesión y volver a crecer, entre otras cosas para poder pagar su deuda con solvencia”, afirma Miguel Mora, periodista español desde París.

El propio corresponsal ibero agrega que “Hollande tiene ahora toda la legitimidad popular y el mérito de haber roto una abrumadora cadena de poder conservador en Europa. Tras ser 11 años primer secretario del Partido Socialista y pasar más de dos preparando su candidatura al Elíseo, venció con suficiencia unas primarias abiertas y ha logrado ganar ahora las presidenciales con un mensaje de unidad y cambio y un programa de izquierdas que pone el acento en valores solidarios”.

El proceso de sucesión tiene fechas precisas: el jueves 10 de mayo, se proclamarían los resultados oficiales según el artículo 58 de la Constitución. El Consejo Constitucional es el encargado de proclamar los resultados del escrutinio. El martes 15 de mayo se celebrará la ceremonia de investidura del nuevo presidente de la república, en el palacio del Elíseo, aunque la ceremonia podría adelantarse al 11 de mayo para permitir al nuevo mandatario reunirse rápido con Angela Merkel. El triunfo de Hollande es el fracaso de Merkel, que indudablemente se entendió muy bien con Nicolas Sarkozy. Pero, la democracia es la democracia y el ganador fue el socialista. El miércoles 16 de mayo Hollande nombraría al primer ministro y daría a conocer el nuevo gobierno. El primer consejo de ministros del nuevo quinquenio podría desarrollarse el propio día 16, para que el presidente entregara la hoja de ruta a los ministros.

En este rubro, por cierto, Hollande ha sido muy misterioso, a diferencia de un lenguaraz candidato presidencial mexicano que ya dio a conocer los nombres de su “próximo gabinete”. Durante la campaña, el abanderado socialista jamás dijo algún nombre. Reservado, acorde con su personalidad, no especuló en la campaña sobre los personajes   que podrían formar su equipo de gobierno. Porque “él es muy respetuoso de los cargos y de los individuos”, señaló su amigo Michel Sapin. Al paso de las semanas, sin embargo, ha diseñado, por algunos gestos, los contornos y la arquitectura de su gobierno. Se construirán alrededor de “quince polos”. Alguien de confianza del nuevo presidente estima que estos polos podrían ser, a su manera, “el reflejo de la campaña”: ministerios “del restablecimiento económico y presupuestario” o “de la Producción y de la Reindustrialización”. La paridad se aplicará de manera plena y entera. Se hará no sólo en los ministerios de ejercicio completo, pero el conjunto del gobierno, incluyendo las Secretarías de Estado. Lo que forzará a Hollande a hacer una selección severa entre todos los que le acompañaron durante la campaña.

Muy posiblemente para cuando aparezca este reportaje el nuevo mandatario francés ya habría convocado al personaje que ocupará el palacio de Matignon. Tres personajes se han mencionado para el puesto de primer ministro: Jean-Marc Ayrault, Martine Aubry y Manuel Valls, siempre y cuando si el sucesor de Sarkozy quiere dar la sorpresa. La selección del primer ministro es un asunto de primera importancia. Así como el peso de los aliados del PS y el momento de su entrada en el gobierno, antes o después de las elecciones legislativas que tendrán lugar la primera vuelta el 10 de junio, y la segunda el 17 de junio. El Frente Nacional, de extrema derecha, quiere dar la sorpresa en estos comicios y usar el 18% de la votación que logró en la primera ronda de los comicios presidenciales. Le Pen quiere convertirse en la verdadera oposición en la Asamblea Nacional, cuyos 577 miembros serán elegidos, para un periodo de cinco años, el próximo mes. Dado el reparto de los votos de esta elección presidencial, todo puede suceder en Francia. Hollande lo sabe muy bien. Por lo mismo, los especialistas aseguran que muy pronto se conocerá la composición del nuevo gobierno francés.

En fin, habría que concluir con la afirmación que hace la escritora y periodista de origen belga, Christine Ockrent en su artículo El presidente de todos: “En toda Europa resuena el clamor del crecimiento. Hollande tiene la oportunidad de ser su valedor, pero no posee una varita mágica. Sus recetas, si es que las tiene, no son las mismas que las de un Monti, un Cameron, un Rajoy, ni mucho menos una Merkel. A pesar de no haber hablado de Europa de forma esperanzada, el nuevo líder francés va a tener que actuar por Europa y con Europa. La tarea será difícil. Buena suerte, señor presidente”. Más claro, ni el agua.