Debate Mancera con candidatas rivales

 

Las actitudes son más importantes que las aptitudes.

Sir Winston Churchill

 

 

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Para quienes cuestionaron el resultado de la encuesta que colocó a Miguel Ángel Mancera como el servidor público más cercano a la gente y con mayores posibilidades de triunfo electoral para suceder a Marcelo Ebrard en la jefatura del Gobierno del Distrito Federal, el avance de la campaña del candidato marca el acierto de quienes lo ubicaron en esa posición  en la que superó a expertos políticos de la izquierda contra quienes se le midió.

Aquellos que siguen anclados en la falacia de que  las campañas se ganan demostrando músculo ¾es decir, organizando  acarreo, la parafernalia, los excesos y la chabacanería¾  y no con ejercicios de reflexión y contacto con el candidato y sus propuestas, están constatando los niveles de politización del electorado capitalino, el cual encuentra en el doctor Mancera a un candidato educado, fresco, cercano al pueblo y dispuesto a escuchar y a concretar en acciones de gobierno su propuesta de campaña: Decidamos juntos, como principio rector de la alianza que fortalecerá los avances democráticos y libertarios de la capital de los mexicanos.

Por ello ¾y a pesar de las tensiones que puede generar dentro de quienes se aferran a los arcaicos cánones electoreros¾ la campaña de Mancera busca la vinculación con los asistentes de forma mucho más personal, mucho más sencilla y clara, intentando responder con buenos modales, con diligencia a los inéditos cauces de campaña en una sociedad cada día más exigente, que espera contar con gobernantes decentes, apegados a la legalidad ¾desde su campaña¾ y respetuosos de la pluralidad ideológica, social, cultural, religiosa, sexual que conforma la sociedad capitalina.

Prueba de ello se acreditó, el pasado martes 8 de mayo,  durante el debate entre aspirantes a ocupar la jefatura de Gobierno convocado por el Grupo Reforma ¾encuentro que inquietó a políticos de izquierda¾ cuya confrontación con los gobiernos emanados del PRD preludiaba un campo incierto para el candidato Miguel Angel Mancera.

A la anterior valoración se añadía la calidad de las adversarias del candidato de las izquierdas, Beatriz Paredes, experimentadísima política con décadas de participar en procesos de elección popular, dirigente nacional del PRI y de varias de sus organizaciones,  reconocida legisladora y una apasionada oradora que ha ejercido esa virtud en todos los espacios de la patria,  e Isabel Miranda de Wallace, exitosa empresaria, mujer de enorme proyección y autoridad social, ubicada en el imaginario público como víctima y defensora de víctimas de la violencia delictiva, luchadora y denunciante, generadora de emotivas simpatías a su favor.

Tan sólidas personalidades eran en sí mismas un reto mayúsculo que el candidato de las izquierdas supo sortear con su buena educación, con caballerosidad e inteligencia ¾cualidades que además de generarle inmensas simpatías lo vacuna contra la descalificación y la diatriba¾ lo que junto a su actitud, la sencillez de su discurso y a la claridad de sus intervenciones,  le permitió salir airoso de este primer debate con sus adversarias.

El valor de este ejercicio de confrontación de las ideas y los proyectos,  demostró que el doctor Mancera responde a las expectativas y aspiraciones de la mayoría de los capitalinos que encuentran en su lenguaje corporal y en sus propuestas,  decencia, compromiso y apertura, actitudes que destierran los esquemas de autosuficiencia, confrontación, segregación y descalificación que permean las viejas campañas políticas.

El desempeño de los candidatos capitalinos, y en particular el del doctor Miguel Angel Mancera, en el debate del 8 de mayo, demostró lo que afirmaba Churchill,  que en política son más importantes las actitudes que las aptitudes de quienes participan en ella.