Se agotaron las balas de plata

 

La tragedia es que tantos tengan ambición y

tan pocos tengan capacidad.

William Feather

 

 

 

José Fonseca

 

Es inocultable la desesperación que empieza a dejarse sentir en los equipos de campaña de la candidata presidencial panista Josefina Vázquez Mota y del candidato presidencial de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador.

Han transcurrido cinco semanas de campaña, restan siete semanas y media para el plazo límite para el proselitismo electoral. Y las encuestas muestran que las preferencias electorales apenas se han movido, parecen una fotocopia de cuando se iniciaron los campañas.

Varían las cifras, según la metodología de cada encuestador, pero ninguno pone en duda que el candidato presidencial del PRI Enrique Peña Nieto se mantiene a la cabeza de las preferencias. Parecen fútiles los esfuerzos de sus opositores para descontarle su ventaja.

Esa es la razón por la cual tanto la candidata Vázquez Mota, como el candidato López Obrador hayan depositado sus esperanzas en el debate de esta noche dominical.

El problema para los equipos de campaña de los adversarios de Peña es que tal parece que ya se creyeron la leyenda urbana que idearon con fines propagandísticos.

Ya se creyeron que el priista es incapaz de debatir, que fácilmente pueden hacerlo tropezar. Ya se creyeron que podrán derrotarlo en toda la línea y provocar su desplome en las preferencias electorales.

Maliciosamente, el equipo de campaña del PRI ha dejado correr esa especie, con lo cual no son muchas las expectativas para que su candidato tenga un desempeño brillante. En esas condiciones, bastará con que siga el librito.

Y el librito dice que los participantes en un debate deben ser concisos, claros y mostrar conocimiento de los temas. Deben ser respetuosos con sus oponentes.

En un debate hay una línea muy tenue que separa la crítica de la agresividad abusiva; una línea muy tenue entre respeto a las opiniones de los demás y debilidad en el discurso.

Entonces, paradójicamente el reto es para los adversarios del priista. Ellos son quienes deben tener cuidado en no cruzar esas tenues líneas, pues se les revertiría la excesiva agresividad

Es posible que haya sido un error para las campañas panista y de la izquierda depositar tantas esperanzas en el primer debate presidencial.

Después de todo, como bien lo asienta René Casados, salvo que a alguien le disparen una bala de plata, los debates se ganan en el posdebate, en las discusiones y análisis posteriores.

Y, la verdad, a Peña le han disparado con todo, tanto que ya hasta se agotaron las balas de plata.

 

jfonseca@cafepolitico.com