Martha Bañuelos
París.- Los dioses de los cielos se desencadenaron sobre el nuevo presidente François Hollande, primero con las fuertes ráfagas de viento en la ceremonia del Arco del Triunfo, luego en la Avenida de los Campos Elíseos con los aguaceros que recibió durante su primer recorrido como Presidente. Por la tarde bajo una granizada y para terminar con un rayo.
Hollande, que deseaba encontrar rápidamente a Angela Merkel, abordó un avión Falcón 7X, y apenas en vuelo hacia Alemania, el cielo lo atacó con un rayo, que lo forzó a regresar a la base aérea y cambiar de avión, llegando casi dos horas tarde a su primera cita internacional.
La Canciller, quien apoyaba al candidato presidente Nicolas Sarkozy, ambos de la derecha europea, aprovechó la ocasión y recibió al Presidente socialista Hollande con un juego de palabras: “El coup de foudre (golpe de rayo o amor a primera vista) es la señal de buenos augurios de la amistad franco alemana”.
Pero esto de los nuevos enamorados se dice que fue un ¡coup foudre!, que se esfumó luego de su encuentro con Obama en el G-8 en Camp David, donde Hollande ignoró el protocolo del estilo americano de fin de semana y llegó de traje completo y corbata obscura a la reunión del viernes por la noche en Camp David en los bosques de Maryland, mientras que Obama recibía en mangas de camisa remangadas y sin corbata a los líderes de los ocho países más ricos del planeta, los que concentraron sus discusiones sobre la reactivación del crecimiento, la moneda euro y Grecia. Los ocho mostraron una unidad de opinión, pero sólo son palabras que permiten toda clase de interpretaciones para la dosificación entre reactivación y austeridad.
A Hollande su segunda reunión internacional lo dejó tan satisfecho de sí mismo que antes de que se publicara el reporte final la declaró “útil y fructífera” agregando que el presidente americano “desea que el crecimiento sea tratado de manera que se dé confianza a la opinión pública y a los mercados”, Hollande quien hizo de la reactivación del crecimiento, su eje de campaña dijo: “Considero haber cumplido con el mandato que los franceses me confiaron”
Pero ahí esta la Canciller alemana, quien insiste sobre la necesaria buena dosis entre reactivación y austeridad presupuestaria en Europa. Para los neoliberales las cuentas públicas sanas, las reformas estructurales y los mercados abiertos. Para Hollande inversiones, tecnologías y energía; lo que da soluciones a veces ideológicamente contradictorias.
Ante la posición de Hollande, Obama y el italiano Mario Monti simularon unirse a sus ideas, pero sólo en un fin de semana a la americana, por otra parte Hollande sintió que aisló a Angela Merkel. Qué poco duró el “coup de foudre”.
Obama no quiere que haya más dificultades en Europa, ni austeridad, ni una inestabilidad que repercuta sobre su país, ya que para su reelección, necesita un clima de confianza estable. Con este aparente apoyo a Hollande, Obama logró que en la cumbre de la OTAN, el nuevo presidente francés, renuncie a medias a su promesa de campaña de salir de Afganistán para fines del 2012. Entre políticos nada es gratuito.