Debacles o debates


El debate fue pobre; y el posdebate arruina más el mundo de la política mexicana.

Ante una realidad de desempleados, de pésima distribución de la riqueza, de baja productividad, de analfabetismo, de inseguridad homicida, de dependencia gringa, de corrupción, de afectación grave a la laicidad, de desorden en el mundo, Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador se entretuvieron en lanzarse lodo y en repetir superficialidades, mientras Gabriel Quadri, sin ninguna posibilidad, lucía como el sensato.

Y, después del debate, en el posdebate, la mayoría de las voces sólo alcanzan, empobrecedoras, a afirmar: “gané yo”, “ganó el mío”, “ganamos nosotros”, y a ponerle la gorra de triunfador a su color partidista. ¡Vaya miseria!, parece una debacle, y no un debate.

Miguel Hidalgo y Costilla, en el siglo XVIII, en su Disertación sobre el verdadero método de estudiar teología escolástica, aseguró, con Tulio, que “es una perversa obstinación… [http://dieumsnh.qfb.umich.mx/disertacion_m_costilla.htm-_ftn1] mantenerse con bellotas después de descubiertas las frutas… como estarse los Teólogos entretenidos en la discusión de unas cuestiones secas, inútiles y que jamás pueden saciar el entendimiento… Olvidadas ya aquellas escolásticas sutilezas, que sólo servían para pervertir el buen gusto y perder el tiempo… todos los Positivos dicen que es inútil la Escolástica y que al fin de un constante estudio sobre esta materia sólo hallarán por premio de sus afanes conocer que han perdido el tiempo sin remedio…”

Para aquella generación del Colegio de San Nicolás de Obispo, la teología era el epicentro del saber; empero, para este siglo XXI el epicentro del poder resulta la política, a la que le podemos aplicar, sin temor a equívoco, los conceptos que he transcrito del pensamiento del Padre de la Patria.

Más que debate es debacle, en donde los cuatro participantes hallarán como premio de sus inútiles afanes palabreros el conocer que han perdido el tiempo sin remedio, ante las ruinas causadas, porque en la realidad no sólo enfrentamos los problemas nacionales, sino que tenemos ya encima una crisis global que nos va a avasallar, si no tomamos medidas urgentes.

En muy diversos foros internacionales se escuchan los avisos, las premoniciones de líderes políticos, de premios Nobel, de pensadores reconocidos, de empresarios transnacionales, advirtiendo que se encuentra en puerta “una nueva crisis económica mundial por la incapacidad económica de la Unión Europea para encontrar políticas de largo plazo orientadas al crecimiento económico común, así como por la falta de una regulación que dé certidumbre financiera”.

Y la turbulencia económica mundial que marcha en nuestra contra se verá acelerada por los desajustes económicos provocados, también, por las desigualdades en la economía del continente americano que están generando desestabilidad.

El Consejo del Siglo XXI, un organismo integrado por diversas personalidades del ámbito político, académico y empresarial del mundo, ha enviado las señales de alarma al Grupo de los 20, el que se reunirá los días 18 y 19 de junio próximo.

A nadie le conviene las desintegración de la Unión Europea. Nada bueno reportaría una confronta radical entre países de América. En ambos continentes se requiere lograr un orden que auxilie al desarrollo de todos.

Y ante esos gravísimos problemas, nuestros aspirantes a la Presidencia de México festinan, cada uno a su manera, su actuación en ese irrelevante debate.