Alexander Serikov

El trágico accidente del avión Sukhoi Superjet-100 que se estrelló en Indonesia el 9 de mayo último dejó varias incógnitas. ¿La nave tendría fallas mecánicas? ¿Fue el factor humano la culpa del siniestro? ¿O fue alguna otra causa? La nave conocida como “esperanza de la aviación rusa” diseñada en cooperación con la compañía Boeing estadounidense y Finmeccanica italiana, llegó a Indonesia para realizar vuelos de demostración durante la campaña de promoción en los países asiáticos.

Las demostraciones en Kazajstán, Pakistán y Myanmar confirmaron sus óptimas cualidades. Después de Indonesia se planeaba realizar su promoción en Laos y Vietnam. Fue en 2011 cuando fueron firmados más de cien contratos a fin de obtener este avión civil ruso.

Es que la nave fabricada en 2009 realizaba el segundo vuelo el mismo día del accidente. El primero al igual que otros realizados en otros países en diferentes momentos, no presentaron problemas. Un detalle que llama la atención: el avión que se estrelló no era el que se destinaba para los vuelos de demostración en los cielos de Indonesia.

El que tendría que hacer estos vuelos presentó un problema en los motores por lo que fue regresado a Rusia y para sustituirlo llegó otro avión, el de reserva. A bordo del nuevo avión en su segundo y fatal vuelo se encontraban 45 personas entre pasajeros y tripulación. El primer piloto Alexander Yáblontsev poseía mucha experiencia en manejar aviones de este tipo. La duración del vuelo tendría que ser de 30 minutos. A los 20 minutos de vuelo desapareció la comunicación con la nave al igual que su imagen en los radares. Unos momentos más tarde se hizo claro que algo había pasado con el Sukhoi Superjet-100.

El accidente en el que perecieron todos los ocupantes de la nave tuvo lugar a una altura de 1.7 mil metros sobre la tierra cerca del monte de Salak de un poco más de 2 mil metros de alto.  Y aunque el tiempo en aquel momento fue bueno y la visibilidad también buena, los meteorólogos informaron que en aquella zona son muy frecuentes inesperadas neblinas.

Justamente una de ellas, posiblemente, jugó un papel trágico en el destino del avión ruso. Inicialmente los medios de información indonesios hasta especularon sobre el posible secuestro del avión, pero las búsquedas iniciadas el día siguiente permitieron localizar el lugar del accidente con los restos del avión.

El siniestro sucedió en las pendientes del mencionado monte de Salak donde las brigadas de rescate, que trabajaron en condiciones muy difíciles por ser la zona del accidente una selva intransitable, encontraron varios cadáveres de los pasajeros –todos ya identificados- así como una de las llamadas “cajas negras” con las conversaciones grabadas durante el vuelo lo que permitiría determinar las causas del siniestro.

La segunda “caja negra” no ha sido hallada al momento del cierre de esta edición, al igual que no ha sido divulgada todavía la información sobre el contenido de las grabaciones de la primera caja.