Entrevista a José Castelazo/Titular del INAP

Irma Ortiz

La administración pública enfrenta problemas muy serios, no se trata de crear instituciones sino de quitar, racionalizar, de darle ligereza al gobierno, distribuir mejor el problema burocrático, dicho no en términos peyorativos, sino de distribuir la administración pública para que del centro se distribuya a los estados, asegura el presidente del Instituto Nacional de Administración  Pública.

En entrevista con Siempre! habla de los compromisos que debe asumir el próximo presidente de la república. También explica los objetivos del Congreso Internacional de Administración  Pública que se realiza este fin de semana en Mérida, Yucatán, del 18 al 22 de junio.

Administración eficiente y eficaz

Este fin de semana se realizará un congreso organizado por el Instituto Nacional de Administración Pública, en Mérida. ¿Cuáles son los objetivos?

Discutir lo que significa la administración pública mundial en este momento. Convocamos bajo un tema paraguas: las prioridades socioeconómicas y la administración pública. ¿Por qué prioridades socioeconómicas?, porque la administración pública que no resuelve los principales problemas sociales y económicos de cualquier país, no es ni eficiente, ni eficaz y normalmente no es una administración pública, honesta.

¿Quiénes participan y cómo se distribuirán los temas y mesas de trabajo?

El Instituto Internacional de Ciencias Administrativas (IICA) es la casa matriz de todo lo administrativo o público en el mundo. Su sede está en Bruselas, Bélgica, y tiene más de 80 años de existencia, es una asociación civil no gubernamental que convoca a personas, grandes investigadores académicos y a secciones nacionales como es el INAP.

A su vez, nuestro instituto tiene 57 años de existencia, los mismos de ser la sección nacional del IICA y este año nos corresponde organizar el Congreso, que no tiene el apoyo gubernamental. Como asociación civil, el INAP lo organiza junto con el IICA — quien convoca a una pléyade de especialistas mundiales— apoyado en sus propios recursos. Una innovación importante es que hemos creado a nombre del ICA, un grupo latinoamericano por la administración pública.

Así, tenemos el congreso mundial, el congreso latinoamericano donde vienen todos los países de la región y vamos a discutir cuál es el estatus hoy de cada administración pública y qué es lo que está por venir en cada país.

Al final del congreso vamos a tener toda una experiencia comparativa de cómo está Argentina y Venezuela y en el lado del sistema INAP, habrá una serie de participantes de los institutos estatales. Esperamos alrededor de mil congresistas durante cuatro días.

 

Lo que se debe cambiar

Se habla de que México es un país donde campea la corrupción. ¿Cómo evaluaría la administración pública bajo este óptica?

Hay distintas formas de abordar la temática. La principal —esa es mi convicción y dada la experiencia de 40 años en el servicio público— es que la corrupción florece cuando el sistema lo permite, y hay otro elemento, la convicción de que el poder sirve para servirse y no para servir.

¿Qué tenemos que cambiar en México?: dos cosas. Uno, el sistema administrativo público y su funcionamiento; dos; insistir en la vocación de servicio, en los valores éticos que debe tener cada servidor público. Ninguna de las dos cosas es menor y es muy difícil, pero no imposible enfrentarse a los grandes intereses que están alrededor o en torno de toda administración pública, porque la influencia que quieren tener los grandes intereses económicos y socioeconómicos en torno a la administración pública es que sus decisiones les favorezcan, ya que la administración pública tiene algo que ellos no tienen, autoridad.

Esa autoridad tiene un costo o un precio, como se le quiera ver. El costo es que la administración pública sirve como instrumento integrador de la sociedad. Quien no entiende esto, no puede pagar el costo que es sacrificar intereses particulares o de grupo por el interés general. Esto tiene un costo social, pero es democracia y es cultura política.

El precio es que la autoridad se pone en el mercado y de acuerdo con el interés que se persiga, tiene un precio. Como dicen los cínicos todo tiene un precio y las decisiones tendrían un precio, entonces hay que salirnos de los costos y precios y meternos a la concepción de servicio.

Una institución es como la administración pública en México, un conjunto muy grande de instituciones. En el ámbito federal los tres poderes; el legislativo tiene administración pública, de otra manera no podría legislarse; el judicial, tiene una administración pública, de otra manera no podría juzgar, el ejecutivo, tiene un gran aparato de administración pública que podría pensarse teóricamente que sirve para servir, nada más que es tal cantidad burocrática, que no le deja actuar.

Tan solo la propia organización en la residencia oficial de los Pinos, tiene más de mil gentes. Cada dependencia tiene miles de personas, que sirven, pero que van formando estancos.

De pronto, por ejemplo, la SEP actúa como lo que es, un gran monstruo, pero no necesariamente coordinada con Salud, con el ISSSTE o IMSS. Cada quien atiende sus prioridades sin ponerse de acuerdo en como deben actuar. La administración pública es tremendamente compleja.

Si bajamos al ámbito estatal, hay 32 entidades paraestatales y cada una representa un propio enjambre. Un enjambre que está complicado a nivel de cada estado y a nivel federación, además de los municipios. Horizontalmente, cada entidad atiende sus intereses sin fijarse en los del vecino. Lo que nos falla en México es la coordinación de una forma tremenda.

Están los casi 2 mil 500 municipios que tienen problemáticas específicas. Cada uno representa una cabeza y tampoco hay mucha coordinación con sus vecinos, ni con el jefe del ejecutivo estatal, sino subordinación. En México, después del año 2000 se perdió el eje coordinador..

La administración pública debe ser una disciplina que atienda las prioridades socioeconómicas, como lo veremos en Mérida, es una disciplina social que se estudia en las universidades, en el propio INAP, de una manera científica.

La administración pública es también una práctica que requiere tres cosas: vocación, arte, debe ser muy perfecta como se lo plantea un gran pintor, nada más que la administración pública está llena de personalidades.

Hay que armonizar la administración pública, es como una sinfónica, hay que trabajar coordinadamente y tiene que haber flexibilidad porque se trabaja con un elemento fundamental: el factor humano.

Sin este factor profesionalizado la administración va a fracasar, no sólo va a ser corrupta o está arriesgándose a ser corrupta, sino está condenada a la ineficiencia y a la ineficacia y no va cumplir sus objetivos. Tenemos un problema de diseño institucional grave que hay que atender.

En Mérida habrá tres mesas de trabajo. La primera se llama la gestión del espacio público, el cual ha crecido demasiado y ya no es solo responsabilidad exclusiva del gobierno. La segunda mesa es sobre la coordinación intergubernamental, es decir, los propios administradores tienen que ayudar a que se gobierne mejor, que los fideicomisos actúen de acuerdo a sus objetivos, hay que bajar constantemente a recabar la opinión por ejemplo de los campesinos en un ejido, sobre el registro agrario, la reforma agraria, si la Secretaría de Agricultura hace su trabajo, si las escuelas en ejidos están funcionando.

En los poderes Legislativo y Judicial, ¿cómo se coordinan?, ¿cómo le hacemos para auditar? Para eso está la Auditoria Superior de la Federación, a la que hay que darle más atributos porque sólo puede revisar cuentas públicas después de que se ahogó el niño.

Esa es la tercera mesa, la de rendición de cuentas. Nosotros no podríamos hacer de la ASF un organismo autónomo porque sería muy irresponsable hacerlo, le quitamos una forma de actuación al Congreso de la Unión, que es un poder real.

¿Qué facultades le tenemos que dar a la ASF? Facultades de vigilancia, sí, de control, de investigación, sí y también de sanción junto con la Procuraduría General de la República. Esto significa que la SFP tendrá que repensar el control sobre la base del desarrollo administrativo, tener mejores instituciones con mayor capacidad de respuesta a través de mejores servidores públicos, profesionalizados.

Es lo más importante, el espíritu de servicio, el espíritu de cuerpo y no estar pensando cómo castigar al servidor público sino como desarrollar sus capacidades institucionales.

Luego en el Poder Judicial, la llamada justicia pronta y expedita, ¿cómo es posible que estén llenas las cárceles de personas inocentes con penas sobre delitos que podrían bien, cumplirse de otra manera? El Poder Judicial tiene que actuar con el Poder Ejecutivo, hay que darle mayor capacidad al Ministerio Público para que haga investigaciones creíbles, no a modo. Un MP que no dependa del ejecutivo, que sea autónomo, con capacidades profesionales y que los ciudadanos creamos en su acción, que no le tengamos miedo.

¿Qué tenemos que hacer? Con transparencia, con rendición de cuentas, reconstituir la confianza en el gobierno. Si hay servidores públicos malos, deshonestos, ineficaces, no va haber confianza. Sin información creíble, suficiente, oportuna, entonces no va haber confianza. Si las instituciones no rinden cuentas, tampoco va a ver confianza.

Un gobierno para todos 

En épocas electorales, y en un país en crisis por la violencia, la situación económica, ¿cuáles son las expectativas con respecto a la administración pública?

El interés de la administración pública no es para favorecer un grupo específico de la sociedad, los gobiernos gobiernan para todos, el interés general es el que debe prevalecer.

Una corriente ideológica le llama interés general, que es de carácter liberal, otra muy de derecha le llama bien común, que es demócrata cristiana; otra le denomina bienestar integral, como quiera que se llame el interés general es lo que debe prevalecer, es lo que protege la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos.

Está consignado a lo largo de sus 136 artículos el interés superior de la nación, que es el interés general. Cuando se subvierte este principio surgen los problemas. El gobierno que sea electo el próximo primero de julio tiene que retomar la necesidad de aumentar la transparencia, la rendición de cuentas, garantizar todo lo que se conoce por buen gobierno, retomar la bandera del interés general.

Tenemos que volver al origen, al interés general, a los intereses y sentimientos de la nación de José María Morelos, no es una postura nada más ideológica sino humanista. En el INAP enseñamos que la administración pública sirve al interés general o no tiene el derecho de llamarse administración pública.

Cuando en los hechos olvidamos eso hay que pensar que se deterioran todos los valores cuando se desvía el objetivo de la Administración pública para favorecer el interés particular, perdemos los valores que tenemos.

Actualmente al país que volteemos a ver está en crisis como los casos de Grecia o España, porque no entendemos que la sociedad ha cambiado y es la savia de donde proviene el ejercicio del poder. Si no escuchamos a la sociedad, si no le damos cauces de engrandecimiento y propiciamos condiciones de bienestar, la sociedad nos la cobra.

Es un problema muy serio el que enfrenta la administración pública. No se trata de crear instituciones sino de quitar, racionalizar, de darle ligereza al gobierno, distribuir mejor el problema burocrático dicho no en términos peyorativos, sino de distribuir la administración pública para que del centro se distribuya a los estados.

Mientras los estados no tengan capacidad fiscal, no van a cambiar; mientras los estados no tengan capacidad de decisiones autónomas para el bienestar general tampoco van a cambiar. Es un problema político administrativo, porque la política está unida a la administración, son inseparables. No puede ser que la administración actúe separada de la política y viceversa.

No es un problema de echar culpas sino de asumir responsabilidades. El candidato que asuma con mayor claridad en ese sentido en la administración pública es el que va a ganar y lo que nosotros queremos en el INAP es que los candidatos asuman la responsabilidad de gobierno con la administración pública, gobernar no sólo requiere liderazgo y habilidades. Requiere conocimiento, experiencia y capacidad de decisiones institucionales.